“Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda”. Martin Luther King resumió de manera brillante uno de los mayores defectos del ser humano.
Y es que además, cuando la ignorancia sincera se une a la estupidez concienzuda se convierte en el caldo de cultivo de la arrogancia más peligrosa.
El juego es sustancial al ser humano, no hablo de la competición, no hablo de las apuestas; me refiero a proyectar sobre un ser o cosa nuestras emociones, ilusiones o deseos.
El niño juega, volcando en dicha actividad sus más recónditas emociones; el niño encuentra salida en el juego a su proyección como ser, disfruta, se divierte, se enfada y vuelca lo mejor y peor de él.
En los adultos, y en ocasiones, el juguete es algo deseado durante largo tiempo, ser o cosa da lo mismo; se desea por mil razones, refleja la propia personalidad, cubre ambiciones, llena el deseo y resulta incluso terapéutico.
El juego es necesario, imprescindible en las etapas tempranas del desarrollo humano, cuando es colectivo educa, aporta valores, plantea retos y enseña que el éxito y el fracaso van unidos de la mano.
En la etapa adulta el juego resulta mucho más complejo, por que no podemos negar que en ocasiones jugamos; y jugamos a ser lo que nunca fuimos ni seremos, jugamos a tener lo que nunca tuvimos ni podremos tener.
Y cuando el objeto del juego es una cosa, las consecuencias nunca van más allá del olvido y abandono; satisfecho nuestro deseo, desgastado por completo el objeto de dicho deseo se abandona y punto.
Cuando el objeto del juego es un ser vivo la cosa se complica, las modas son demoledoras; jugar a tener sin saber es una verdadera estupidez.
Cubrirá nuestro deseo, alcanzaremos la meta de la posesión – verdadero motor del juego – pero la realidad nos explotará en medio de ese desierto de ignorancia y estupidez.
Esta raza se ha convertido en un objeto de deseo, esta raza está de moda; y por desgracia, alcanzar la posesión de un cachorro de perro lobo checoslovaco, puede ser un juego para algunas personas.
Nunca generalizaré, ni tan siquiera puedo afirmar que me baso en demoledoras estadísticas; no….tan sólo me alarmo a diario con aquello que veo, leo y puedo comprobar.
Y quiero compartir, una vez más, esa preocupación; podré estar equivocado – y ojalá así sea – pero me resisto a dejar pasar lo que considero un juego peligroso, que puede romper la raza y generar un futuro incierto.
Las modas resultan muy peligrosas con cualquier raza, pero jugar a tener un plc simplemente por qué nos resulta atractivo, y proyecta nuestro más íntimo deseo de posesión, es mucho más peligroso.
No deseo ahondar en el problema, se y me consta que en cualquier foro de propietarios y aficionados es una preocupación constante; me gustaría ahondar en el origen del problema.
Existe una ley universal, en cualquier sociedad, que se convierte en religión; la oferta y la demanda. Resulta muy complejo determinar si fue antes el huevo o fue la gallina…y el sexo de los ángeles no ayudará a dilucidar por qué.
Existe oferta por que hay demanda, o la demanda provoca la oferta….me resulta indiferente a estas alturas; se que hoy y aquí la oferta es considerable.
Las camadas de plc cada año aumentan de forma exponencial, por lo tanto tenemos una fuente de la que mana un caudal importante de ejemplares.
Todos en este mundillo del plc somos responsables de algún modo, sin excepciones, pero aquellas personas que dedican su tiempo y esfuerzo a la selección y cría del perro lobo checoslovaco……. son el verdadero pilar de la raza en este país.
Y hablo de aquellos que de manera responsable y seria dedican su tiempo y esfuerzo a esta tarea, no de piratas de bañera o incluso delincuentes convertidos en “fabricantes” de plc.
Ellos, los primeros, son los responsables de que los pilares de la raza sean sólidos o de barro. Resulta muy difícil, hoy por hoy, seleccionar, planificar una camada, tener todas las pruebas veterinarias realizadas, cubrir y si todo marcha bien sacar adelante una camada.
Es un gran esfuerzo…de sobra lo se…económico, un gran esfuerzo de dedicación y entrega. Por ello mismo quienes así actúan se legitiman moralmente para abanderar, de algún modo, la lucha contra el juego peligroso de las modas y el capricho más insensato.
A ellos me dirijo, humildemente y admirando su trabajo y esfuerzo; reconociendo que la fractura interna en este “mundillo” no propicia medidas globales que pongan un poco de cordura en la comercialización de las camadas.
Pero insisto, no hablo de la selección de ejemplares, de si estamos ante líneas nuevas de sangre o estancados; no hablo de lo que pudiera ser en un futuro un problema genético.
Hablo de poner……hoy y aquí…… en las mejores manos posibles esas camadas que con tanto esfuerzo han sido planificadas y sacadas al mercado.
Quisiera hablar de educación, basada en información veraz y sin tapujos; de cerrar el círculo de un criador, con el aldabonazo de una buena información al futuro propietario.
En definitiva liderar el sentido común, con una raza que tiene de todo menos ser común a nada.
Ellos, los criadores responsables, son la esperanza para que la comercialización de ejemplares se realice con una información exhaustiva que provoque una selección natural.
Que sea una criba en la que se desechen personas caprichosas, inmaduras o simplemente mal informadas. No es fácil lo se, no es algo que permita vender con rapidez….y al final nadie cría con la intención de no vender.
Hay muchos motivos para la esperanza, para pensar que quizás algún día cada una de las camadas – de criadores responsables de nuestro país – saldrán al mercado con un bagaje de seminarios previos; dónde se informe detalladamente sobre la historia de la raza, su origen y por qué se creó, las etapas y necesidades del cachorro, las diferentes posibilidades de carácter de cada ejemplar, cómo actuar básicamente ante problemas afines y sobre todo y mucho más importante…..qué es lo que nunca se debe hacer.
Utopía o buenos deseos, no lo se con certeza; pero un propietario que parte del criadero con un cachorro y el bagaje citado es una garantía, no será un juego en el que por ignorancia y estupidez se pueda estropear, abandonar o llegar a matar a un ejemplar que merece la necesaria dedicación y respeto a su ser intrínseco.
Futuro incierto, probablemente…..pero en manos de todos aquellos que somos y creemos en esta maravillosa raza; erradicando la ignorancia combatiremos la estupidez.
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