Una cuestión cuando menos polémica, o que sin duda genera diversas y enconadas opiniones. Aunque recurrente en otras razas, con el perro lobo checoslovaco a menudo surge la duda: ¿casa, piso, ciudad o campo?…
Y es aquí dónde me gustaría puntualizar el contenido de la pregunta…. ¿adecuado para nosotros como propietarios o para el plc.?
Para nosotros un piso, situado en un entorno urbano, quizás no sea lo más adecuado para tener un plc. Y subrayo el “quizás” por qué cada ejemplar es un mundo y no se puede generalizar salvo en comportamientos objetivos.
Digamos que el perro lobo checoslovaco, sobre todo en su primera etapa de vida, no es muy compatible con la convivencia pared a pared con vecinos. El carácter gregario del plc le hace ser muy sensible a la separación de lo que él considera “su manada”. Ciertamente se da, en no pocas ocasiones, un fenómeno que conductualmente se define como ansiedad por separación. La misma puede manifestarse de muy diversas maneras siendo las más frecuentes todo un repertorio de aullidos – aquí reseñar que normalmente el plc no ladra, o si lo hace es en contadas ocasiones, siendo mucho más proclive a comunicarse por medio de aullidos al igual que el lobo – una desenfrenada actividad destructora con todo lo que le rodee y por último y la más peligrosa una notable tendencia al “escapismo”.
Las molestias que pueda ocasionar a la vecindad son un hecho a tener en cuenta – sin obviar que puede darse en cualquier cachorro de otras razas – los destrozos que pueda causar en mobiliario y enseres son de puertas hacia adentro por lo que poco o nada tienen que ver con la cuestión planteada. Y por último el aspecto más crucial es la pertinaz tendencia “escapista” que en algunos ejemplares puede llegar a situaciones muy graves.
Si asumimos lo anterior existen métodos progresivos que pueden paliar, tranquilizar e incluso solucionar el problema. Muchos propietarios han logrado habituar de manera progresiva al cachorro a quedarse en un trasportín logrando que dicho lugar sea un sitio tranquilo, seguro y aceptado. Habituarlo es cuestión de paciencia no de imposición forzada, un buen método es dejarle la puerta abierta colocando comida o juguetes en su interior – según le motive más o menos una u otra opción – una vez se habitúe a considerar dicho espacio como seguro y confortable cerraremos la puerta estando próximos a él hasta que veamos que su comportamiento es de calma, posteriormente nos alejaremos del lugar dejándolo solo por periodos progresivos de tiempo. La noche puede ser un termómetro de la aceptación del método. En multitud de casos esta opción funciona y no sólo regula los periodos de ausencia de los dueños sino que ayuda a la educación en sus necesidades fisiológicas. El problema es que el tamaño del trasportín debe adecuarse al crecimiento.
Sin embargo lo que se debe evitar es dejar al cachorro – o incluso en la edad adulta – en balcones o terrazas que den de manera accesible a la calle. Se han dado demasiados casos de muertes de plc por haberse lanzado literalmente desde balcones o terrazas, los motivos serían objeto de un estudio etológico que creo a fecha de hoy nadie ha realizado; pero lo cierto es que estos casos se han dado, se dan y seguirán produciéndose si no se evita el riesgo.
Por lo tanto un plc en una vivienda urbana puede ocasionar más trabajo, inicialmente, que si lo tuviésemos en otro tipo de vivienda en la que las molestias a la vecindad no sean tan notables.
Para el plc, y bajo mi personal punto de vista, lo verdaderamente importante es formar parte de su “manada” convivir con ella, en un piso, en una casa unifamiliar o en una casa de campo….lo que realmente creo, de manera indudable, es que esta raza nunca será un animal de cadena (si es que existe alguna que lo sea y que personalmente nunca compartiré), el plc debe sentirse integrado y no aislado. Su carácter y socialización podrían ser irreversibles si se le condena a esa situación.
Por supuesto que como raza fuerte y de trabajo cualquier actividad física diaria le reportará grandes beneficios, del mismo modo si le planteamos retos de trabajo por su propio carácter le aportará muchos beneficios. Pero todo ello dependerá del tiempo que podamos dedicarle cada día, al margen del entorno urbano o rural, del piso o de la casa.
Los plcs criados en entornos urbanos pueden estar más socializados que aquellos que se hayan criado en entornos rurales……por lo tanto cada circunstancia aporta pros y contras relativos en función de muchísimos factores.
En definitiva, no creo que el entorno sea algo determinante para el plc; sin duda si de mayor esfuerzo para su propietario, pero lo que considero determinante es su integración en el núcleo familiar, la disponibilidad y el tiempo que podamos dedicarle cada día. Lo anterior redundará sin duda en su bienestar y podremos lograr una mayor y mejor socialización.
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