Existe un fenómeno realmente llamativo en el denominado mundo del perro lobo checoslovaco y concretamente en nuestro país. Entendiendo como “mundo del plc” cuatro apartados que juntos generan dicho ámbito, y por separado destacan en cuanto a la relación numérica.
El primer apartado lo forman todos los criadores que ejercen en este país, en definitiva directos responsables de la gran mayoría de ejemplares distribuidos por toda España.
El segundo compuesto por todos los propietarios, o futuros propietarios, dispersos por toda la geografía nacional; en la mayoría de los casos sin otro nexo de unión – entre ellos – que el criador al que le adquirieron el ejemplar y como mucho los propietarios de esa camada con los que pueda tener relación.
El tercero, creo que de capital importancia, todos aquellos ejemplares de perro lobo checoslovaco existentes en España, con sus virtudes, peculiaridades, defectos y en suma el resultado de la intervención del hombre en esta raza aquí y ahora.
El cuarto y último todas las organizaciones asociativas que agrupan, o lo intentan, a parte de los dos primeros grupos en función de intereses concretos y no siempre con un mismo objetivo.
Este mundo peculiar tiene y mantiene sus virtudes y defectos como en cualquier otro ámbito, pero existe un denominador común y es un absoluto desequilibrio entre mayorías y minorías. La raza en este país, como en el resto, se sustenta en la oferta y la demanda; y no siempre en el orden establecido.
Pero al margen de si las modas, o la curiosidad atractiva, generan mayor o menor demanda, al margen de si los criadores ejercen mayor o menor influencia – en la distribución de ejemplares – lo único objetivo es que el punto final de dicha secuencia es el propietario con su ejemplar.
Y esa resulta la cifra final de personas, y ejemplares, que dispersos por toda la geografía nacional son una mayoría silenciosa. Y no se trata de vocación o devoción, no se trata de aislamiento voluntario en el que cada cual vive sus experiencias sin importarle la de los demás.
Puedo equivocarme, sin duda alguna, pero la inercia – cuando se adquiere un ejemplar – nos hace ceñirnos a un limitado número de relaciones. Obtenemos información y la contrastamos casi por nuestra cuenta, y en definitiva con un espíritu de supervivencia nos convertimos en lo que llamaría una mayoría silenciosa en este “mundo” tan peculiar.
Realmente mayoría, no creo que nadie pueda dudarlo, y en ocasiones silenciosa; acaso los propietarios, todos, no tenemos las mismas inquietudes – o muy similares – no deseamos acaso lo mejor para la raza.
No se trata de intereses, o al menos no otros que no sean el bienestar y pervivencia de la raza, se trata de una sencilla pregunta….o muy compleja según se valore….¿Por qué razón en estos últimos años no ha cuajado un Club de aficionados en este país?.
No tengo una respuesta, pero si el hecho de que cada proyecto asociativo – al menos en este país – ha culminado como el rosario de la aurora. Otros proyectos asociativos de raza se han consolidado, han generado reconocimiento oficial por parte de la RSCE (Real Sociedad Canina de España) y en definitiva con mayor o menor acierto han logrado establecer criterios, compromisos y un panorama para la raza representada.
Qué nos hace diferentes es algo curioso, tanto como la propia raza….quién sabe si sufrimos el estigma de esa diferencia; aunque sinceramente creo que se trata de intereses alejados del bienestar general de la raza.
Destacar un hecho, o reflejar un problema, resulta cómodo y sencillo; la evidencia no precisa de investigación…si acaso sus causas.
Pero resultaría demagógico quedarse en la constancia y no indicar qué se podría hacer al respecto, si la mayoría de propietarios de plc tenemos admiración por esta raza, si la mayoría queremos lo mejor, si todos deseamos que su difusión lo sea en las mejores condiciones…..el silencio no ayuda, y no ayuda a la raza que en definitiva es el sujeto pasivo de todo este asunto.
En la era de la globalización, existen herramientas participativas que permiten la comunicación, el traslado de información, la consulta, el intercambio de opiniones y experiencias; existen y agrupan aficiones e intereses. Dejar el silencio es relativamente sencillo, agrupar voluntades mucho más complicado; nunca podremos manifestar nuestro pesar por la situación de la raza en este país si no somos capaces de romper ese silencio, de agrupar voluntades y establecer las bases para que el desequilibrio manifiesto se corrija.
En nuestras manos, las de los propietarios, está el futuro no sólo de nuestros ejemplares….también, en gran medida, podemos establecer qué consideramos correcto en la selección, cría y tenencia de la raza; qué nos debe unir, cómo podemos asegurar que esta maravillosa raza no termine en manos de mercaderes de carne.
En definitiva….que la mayoría silenciosa pueda aportar mucho…. a un mundo en el que somos quienes criamos, amamos y defendemos a ultranza a una raza única y extraordinaria.
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