Socialización, acción que persigue como objetivo educar transmitiendo normas y valores siendo su culmen la integración del sujeto en su entorno social. La anterior definición podría ajustarse al concepto sociológico del término indicado.
La alquimia del ser humano no tiene límites, es nuestro sino….trasladamos conceptos, los mezclamos y no termina reconociéndolos ni la mismísima madre que los parió. Pero el peligro no reside en el no reconocimiento, el peligro reside en cambiar radicalmente el sentido último de un concepto.
Sin ser quisquilloso, ni retorcidamente purista con el verdadero significado de socializar, me resulta llamativo que apliquemos dicha acepción – exclusiva del ser humano – a los animales.
Seamos precisos, se socializa al ser humano y nunca a los animales; en todo caso, la acción de habituar a los animales al entorno humano – la llamemos como queramos – no deja de ser unilateral.
Es curioso que marquemos unas pautas de integración para los animales, correctas y necesarias sin duda, y sin embargo no fijemos unas pautas mínimas para aquellos que serán los responsables de dichos ejemplares.
¿Incongruencia?…..¿Dejadez?….o tan sólo el terrible hábito de la costumbre. Por qué seamos claros, cuando tratamos de ejemplarizar la necesaria integración temprana del plc en el entorno social obviamos lo más crucial.
Y para mi lo más importante es el factor humano, entendido como la suma de lo que como mínimo debe reunir el futuro propietario de un plc; mínimos que garantizarán la necesaria integración del cachorro en su nuevo entorno y de la mano de su dueño.
De qué sirve el esfuerzo previo, socialización temprana del cachorro, si posteriormente quien debe continuar con dicho trabajo no sabe, no puede o simplemente no quiere. De nada sirve, tan sólo cubrimos el “expediente” de cara a una equivoca “moral”; en el mundo tan complejo del plc esto parece ser suficiente.
Es lógico pensar, o al menos así lo entiendo, que esta raza tan especialmente compleja no es apta para cualquier persona; y me desgañitaré indicando que no se trata de excluir…….se trata de incluir. Incluir a personas que hayan obtenido información, que les apasione la raza, que entiendan su complejidad y por último que asuman el reto de integrar un plc en sus vidas.
La exclusión no es tal…… se trata simplemente de reconocer – de un modo racional y responsable – que esto o aquello no es para mi ….y esta raza, no lo es para cualquiera.
Si aceptamos esta premisa básica, discutible como todo lo humano y divino, creo que habremos andado la mitad del camino. ¿A quién corresponde la bilateralidad en este proceso de educación e integración?…..aquí reside la clave de todo el asunto.
Pretendemos que el plc se integre en un ámbito social, en este sentido los criadores realizan – o al menos debieran realizar – una encomiable labor de estimulación temprana, de introducción al entorno humano; mis respetos y admiración por todos aquellos que se esfuerzan en este sentido.
Creo, y es una idea muy personal y discutible, que además de lo anterior todo criador debiera realizar…….¡que nadie se escandalice por favor!……..un seminario, cursillo o jornadas preparatorias y previas a la entrega del cachorro.
En dichas acciones formativas resultaría muy positivo un breve repaso a la historia de la raza, a su evolución, a sus peculiaridades, a sus problemas de salud y comportamiento; una guía práctica de todo lo que se debe hacer en los primeros meses de vida, y sobre todo aquello que nunca se debe hacer. Del mismo modo resultaría muy adecuado incidir en los “problemas” más comunes del plc y en sus posibles soluciones.
Me consta que algunos criadores siguen este criterio, mi admiración hacia ellos, pero por desgracia no es la regla general; si ser propietario de un plc es a veces complicado….ser un criador lo es siempre y cada día mucho más.
El compromiso que adquiere un criador puede llegar a ser asfixiante, mi reconocimiento a todos aquellos que de forma responsable se esfuerzan día a día por lograr esa bilateralidad; por trabajar en pos de integrar al cachorro, y además formar mínimamente al propietario para que alcance el objetivo.
Pero la realidad – al menos la que percibo – es que si de socializaciones vamos sobrados…de reválidas andamos algo escasos. Reválidas para aquellos que, de manera consciente y responsable, se aventuran a integrar un plc en sus vidas; reválidas que completen una base formativa que propicie la tan necesaria y trillada “socialización” de cada ejemplar.
En definitiva, socializar al propietario con el objetivo de integrar al plc en un entorno humano.
P.S.
La fotografía que encabeza este artículo pertenece a Agnieszka Wójtowicz, criadora de Ciro y con el afijo Wilk z Basni; gracias de nuevo Aga por permitir, una vez más, que utilice tus imágenes y en concreto esta de Ciro en tu casa de Cracovia.
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