Convivir con un animal supone un compromiso, al menos debiera suponerlo. Pero he aquí que el ser humano se comporta en ocasiones como un tierno infante …….caprichoso y muy retorcido.
Caprichoso, por qué en ocasiones nos apetece – queremos – tener algo distinto, llamativo, espectacular y si es vivo mucho mejor. Retorcido por qué a sabiendas no medimos el alcance de nuestra decisión; qué implica, qué cambio se producirá en nuestro entorno familiar, las obligaciones adquiridas y en definitiva la responsabilidad que conlleva.
Hasta aquí, lo tristemente habitual con las “mascotas” más comunes; pero lo que me motiva a escribir no es esa – por desgracia – generalizada “costumbre”.
Lo que me resulta realmente sangrante y escandaloso es encontrarme con casos y situaciones, que como las meigas haberlas haylas, en los que un perro lobo checoslovaco termina o bien atado a una cadena, o en el mejor de los casos entregado para su adopción.
Y me resulta sangrante y escandaloso por varios motivos, que podrán ser más o menos objetivos – pero son mis motivos – y me producen pesar y preocupación.
Cuando alguien decide incorporar a su vida un plc, se supone que lo ha debido meditar lo suficiente; al menos buscar la información básica sobre la raza, los pros y contras, las peculiaridades, sus necesidades y sobre todo sus diferencias.
Y digo se supone por qué lo contrario me resultaría sospechosamente pueril y peligroso. Tomar la decisión de incorporar un plc a nuestras vidas no está exento de riesgos, no digamos ya incorporar dos ejemplares.
Riesgos en cuanto a la posibilidad, real y plausible, de que el ejemplar despunte con ciertas “peculiaridades” habituales en la raza. Sin entrar en detalles, posibilidades o “problemas ” concretos que pueden darse…… es necesario subrayar con mayúsculas que tal posibilidad existe.
Algunas características de la raza lo son por derecho propio, lo son desde que el hombre decidió mezclar un lobo salvaje con un perro en nada parecido al actual pastor alemán.
Partiendo de dicha premisa, incuestionable bajo mi punto de vista, el devenir de la raza y en los últimos 60 años ha sido una continúa evolución hacia patrones de conducta compatibles con lo que el hombre considera “convivencia” normal.
No entraré a polemizar o expresar opiniones concretas, constatemos el hecho…..al menos diferencial, constatemos que esta raza no es común, constatemos que es maravillosa pero no está exenta de inconvenientes.
Aquellos que conviven con un plc, podrán estar o no de acuerdo con las anteriores afirmaciones……pero si existe al menos una duda razonable, una mínima coincidencia…estas líneas tendrán cierto sentido para quienes algún día se puedan convertir en propietarios de un plc.
Nuestra experiencia personal ha sido muy…. muy dura, hemos pasado por momentos cruciales…..en los que incluso nos hemos planteado por qué habíamos tomado la decisión, momentos en los que el desánimo y la frustración eran el único sentimiento…he pasado – junto a mi familia – por todo ello…se de qué hablo.
Por supuesto que estoy planteando el extremo totalmente negativo de la balanza, por descontado que no es la regla general…..que nadie se confunda…pero hablamos de posibilidades, por muy remotas que sean.
Tuvimos un peregrinar cuasi dantesco, educadores, etólogos……y lo que en un principio parecía un problema irresoluble, lo que nos provocaba angustia y pesimismo…..todo ello se diluyó en el sentido común de la responsabilidad, el cariño y la clave de todo este asunto.
La clave si, para nosotros algo tan sorprendente……que nos hizo entender lo equivocados que llegamos a estar. Hablo de una experiencia propia, subjetiva y personal….no lo olvidemos.
Aceptamos su diferencia……..aceptamos su condición como ejemplar distinto, diferente o quizás con el instinto más exacerbado de la raza…..qué más da…..pero tuvimos la responsabilidad, en el momento crucial, de asumir nuestra decisión.
La vida de un animal estaba en nuestras manos, y supimos que “nuestras manos” lo eran ya de forma definitiva….no cabía la posibilidad de “otras manos”….el carácter gregario, de manada, del plc lo convierte – por regla general – en muy poco proclive al cambio de entorno y dueños….muy poco proclive por no afirmar que nada proclive cuando hablamos de ejemplares “diferentes”….o con “problemas”, según lo califiquen unos u otros sabios en la materia.
Y aceptar la diferencia cambió nuestras vidas, nos aportó calma…..paciencia y tranquilidad dónde antes sólo había nerviosismo, prisas e intranquilidad.
Supimos entender la diferencia, al menos lo intentamos, y a día de hoy con mucho esfuerzo, trabajo y empeño nunca hemos retrocedido, siempre hemos avanzado hacia una convivencia menos tensa con el entorno que nos rodea.
Asumimos nuestra responsabilidad, y aprendimos que en los momentos cruciales – sobre todo con esta raza – hay que intentar observar, comprender, ser paciente y trabajar mucho y en todos los ámbitos.
En definitiva, seguir con el vínculo que sellamos el día que pasados varios meses el cachorro dejo de ser un gracioso “juguete” para convertirse en una ser pleno y dependiente.
A día de hoy no cambiaría este ejemplar por nada, volvería a pasar por todo lo pasado….pero hubiese agradecido que alguien nos trasladase unas pocas palabras de ánimo, unas pocas experiencias que me hubieran demostrado algo tan sencillo como que aceptar – en algunas ocasiones – la diferencia es un paso muy importante para convivir con algunos ejemplares de esta increíble raza.
Por último…..no es lo habitual, no es lo que le espera a un futuro dueño de un plc; pero si sucede…si acaso sucediese….una cadena al cuello, la venta del animal o su donación a una protectora son actos que nunca debieran suceder…….ellos no han decidido que así sea, nosotros tenemos la responsabilidad y la obligación de asumir nuestras decisiones…..al menos así lo creo.
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