El celo a voluntad en una hembra de plc.

Algo natural, problema para unos; y un quebradero de cabeza para todos…… sin duda alguna.

El ciclo fértil ,en las hembras y dentro del  reino animal, es curiosamente alterado a voluntad y por determinadas circunstancias externas. Resulta sorprendente cómo una hembra en determinadas especies puede inhibir su celo por sumisión a otras  hembras, carencia de alimento u otras razones. Voluntad atávica que modifica el organismo a extremos. Sorprendente capacidad natural para controlar la reproducción.

Hemos convivido, a lo largo de los años ,con algunas hembras de raza y otras mestizas. Durante los años de convivencia, con todas ellas, pudimos comprobar una alta regularidad en el ciclo del celo; regularidad que apenas se vio  alterada nunca.

Vaya por delante, aclaración ya clásica en cada artículo, que todo lo expuesto a continuación es fruto de la convivencia, observación e informaciones recibidas; en absoluto una guía biológica sobre el celo en las hembras de plc.

Y llegó Leah a casa…..tomar la decisión de hacernos con una hembra supuso informarnos, básicamente, sobre el ciclo reproductivo…..nuestra sorpresa de entrada fue mayúscula cuando en todos los foros y con todos los propietarios que consultamos se nos indicaba que las hembras de plc mantenían un ciclo similar a las hembras de lobo.

A groso modo la información recabada indicaba un celo por año aproximadamente. Hasta aquí una buena noticia…al menos el trastorno se ceñía a una vez al año, cuando con el resto de razas de perro se convierte, por regla general, en dos ciclos anuales.

Es necesario indicar que Leah hasta los dos años de vida se crió y convivió con un macho de bulldog inglés, extraordinario ejemplar que en dicha etapa llegó a cumplir 12 años. Edad que para un ejemplar de bulldog resulta extraordinaria, “sufrió” a Leah durante esos dos años….la locura de un cachorro de plc, sus trastadas y la energía propia de una perra loca checoslovaca.

Y llegó el primer año de vida de Leah sin rastro de celo alguno…….posteriormente hemos encontrado una explicación, relativamente razonable, a todo lo sucedido y directamente ligada a su convivencia con  el bulldog inglés.

En torno a  los 18 meses pensamos, con la inocencia propia del profano, que por fin tenía su primer celo…..el pobre bulldog se agotaba en el ritual clásico de cortejo…como buen representante de su raza dejaba la piel en el intento. Con apenas unas gotas de sangre, y no más de un par de días, pensamos que ya había llegado ese primer celo…..inocentes.

Algo significativo fue que en ningún momento Leah mostró disposición alguna al cortejo…es más, el cachondeo literal que se traía con el pobre bulldog era digno de inmortalizar; muy extraño pero dimos por concluido el primer celo, la ignorancia es atrevida y muy traidora.

Anibal – el bulldog inglés – murió con casi 13 años coincidiendo con los 2 años de Leah, y sucedió algo increíble…realmente llamativo; cuando Leah supo que Anibal ya no estaba entre nosotros empezó a sangrar de un modo bestial…..realmente bestial, una semana…dos…tres…cuatro..y continuaba de manera alarmante.

El carácter le cambió de manera radical, dejó las aficiones de decoradora, albañil, electricista y destructora nata por una obsesiva necesidad de salir y buscar rastros en cada palmo de terreno fuera de casa….olfatear y marcar, marcar y seguir olfateando…a la vuelta a casa tranquilidad absoluta unida a una apatía desmedida….la falta de Anibal sin duda la marcó en todos los aspectos.

Pero la situación empezó a preocuparnos, 30 días sangrando no parecía muy normal….consultamos con el veterinario y con todo el desconocimiento sobre la raza -reconocido y asumido – nos indicó que de seguir así habría que valorar una intervención quirúrgica… para proceder al “vaciado”.

Nos hundió completamente, siempre valoramos el conocimiento de un especialista …y su afirmación de que una pérdida tan abundante y continuada de sangre podría afectar a su estado de salud era razonable. En este punto consultamos con varios propietarios de hembras de plc, cada una era un mundo…hasta que decidimos consultar con una buena amiga italiana – Paola – que tiene una hembra desde hace ya más de 12 años.

Fue absolutamente tranquilizador, Paola nos aseguraba que era normal de todo punto y que incluso podría estar más días así…y que si el estado general era bueno no nos preocupásemos. 

De hecho ya habíamos reforzado su alimentación con corazón crudo de vaca para equilibrar el aporte de hierro y evitar una posible anemia. Y llegaron los cuatro últimos días…épicos y para no olvidar.

Salir a la calle con ella era ir tras la correa en volandas de un sitio a otro, buscando machos desesperadamente…olfateando hasta el aire; localizada una “victima” a distancia era un ritual de apartar la cola a cien metros, bailes y piruetas dignos del Circo del Sol…..a todo esto atada que no estaba el horno ni para bollos ni para sorpresas.

Pero lo peor estaba por llegar, de pronto dejó radicalmente de sangrar y en las últimas cuatro noches – y sobre la una de la madrugada – bajaba a la puerta de casa, se sentaba con solemnidad, y comenzaba un festival de aullidos como jamás hemos escuchado…..aullidos de pura loba…un concierto para poner los pelos como escarpias….cualquier intento de calmarla era inútil por completo, tenía que aullar y aullaba…dios si aullaba.

Los vecinos son testigos y sufridores del hecho, pasamos como pudimos esas cuatro noches y todo volvió a una calma extraña; se mantenía tumbada todo el día, tranquila y dormitando….maduró de golpe, aunque la apatía que mostraba se encontraba, al menos así lo creo, ligada a la ausencia de Anibal.

Los veterinarios se asombraron, con humildad reconocieron que nunca se habían encontrado con un hecho así en una hembra…y sobre todo que la salud de Leah lejos de estar mermada estaba perfecta.

De todo lo anterior, con la subjetividad propia de la experiencia, creemos firmemente que Leah nunca quiso entrar en celo con Anibal…lo adoraba pero no dejaba de ser un ejemplar anciano…a su muerte entró de golpe en un celo “salvaje”, y con dos años de edad…..un celo que se demostró normal y que en ningún momento afectó a su salud.

Todo ello podría indicar que,  los factores externos condicionan en esta raza y provocan una “voluntad” que adapta el ciclo fértil a las circunstancias….al menos en Leah así fue.

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De reconocimientos , saludos y “mordiscos”

Nada más curioso que el ritual, el lenguaje corporal y auditivo de cada especie en sus muestras de reconocimiento a otros. El ser humano no es muy proclive, en la mayoría de los casos, a mostrar corporalmente emociones; demasiados convencionalismos y demasiadas pautas de conducta que impiden algo tan natural como el acercamiento físico.

Existe lo que los psicólogos definen como la “distancia corporal de seguridad” en la que nos sentimos seguros y de la que habitualmente nos resulta muy difícil salir. Eso si…..por contra, si se trata de mostrar indignación, enfado o ira el carácter mediterráneo – en este país al menos – nos hace romper hasta la barrera del tren.

En el lado contrario, y dentro de las especies animales, nos encontramos con un curioso mundo de rituales de reconocimiento cuando se produce un encuentro con un ejemplar afín a la especie y con el que no haya rivalidad alguna.

Las diferentes razas de perros, bajo mi personal experiencia, son de un comportamiento muy estereotipado; posiblemente la convivencia con el hombre a lo largo de milenios ha forjado una conducta que determina unas pautas muy similares de conducta.

Su recibimiento al dueño, o a los miembros de la familia, se produce en una mayor o menor medida por medio de una verdadera algarabía de movimientos de cola, señales de alegría diversas y que van desde saltos a ladridos, lametones y un sin fin de rituales variados.

Convivir con un perro lobo checoslovaco asombra cada día……. me asombra de manera extraordinaria. La relación del plc con su entorno, con su “manada”, es en gran medida por medio de la boca. Al menos Leah y Ciro así se relacionan con todo su entorno.

Tienden a utilizar su boca como instrumento de reconocimiento, buscan la boca de los de su entorno hasta extremos de localizar  un empaste como te descuides; saltan hasta la cara ya que es en ese punto, dónde por razones que desconozco, realizan su “exploración” inicial y sus muestras previas de saludo.

Pueden llegar a aullar, incluso a dar saltos acrobáticos con riesgo de arrollarte, y el ritual es un despliegue de señales con las orejas completamente plegadas, la cola cual plumero desmedido y el cuerpo continuamente en vertical sobre las patas traseras;  y en este punto pasan al aspecto que más me ha llamado la atención desde hace dos años.

En el caso de Leah,  y con determinados miembros de su entorno, si el reconocimiento se produce en la puerta de acceso a la vivienda – es decir en plena calle – tiene la costumbre de aferrar con las mandíbulas (sin hacer presión o daño) a la “víctima” por la muñeca…y con un gesto digno de ser grabado procede a su traslado al interior de la vivienda dónde continúa con el ritual de saludos al uso.

Curiosa manera que consideraba exclusiva del ejemplar hasta que llegó Ciro a casa de cachorro. Sin poder llegar a realizar por imitación la conducta anterior, y desde los primeros días, Ciro siempre ha empleado la boca como medio para expresar su estado anímico. Presiona con las mandíbulas – sin llegar a morder – con  señales diferentes para mostrar alegría, ansiedad o incluso enfado infantil. Busca también la boca de Leah o de cualquier otro miembro de su entorno y en definitiva realiza la misma conducta desde los dos meses de edad.

Por supuesto que considero dos aspectos cruciales; primero se trata de la actitud exclusivamente de dos ejemplares y segundo probablemente cualquier educador canino indicaría que son conductas a corregir y erradicar.

Asevero la primera circunstancia y en cuanto a la segunda tengo mi propio criterio. Quienes conviven con un perro lobo checoslovaco podrán o no encontrar alguna similitud en los rituales descritos, podrán ampliar la gama de señales y conductas, podrán incluso indicar que nada de lo relatado se corresponde con sus ejemplares; pero la duda razonable me surge al comprobar en muchos otros ejemplares conductas similares.

En cuanto a tratarse de una conducta a corregir o erradicar….. encuentro muchísimas similitudes en dicha conducta con el ritual de determinadas especies, y sinceramente no me causan trastorno alguno y me siento compenetrado con ellas; por supuesto que nunca actuarían así con nadie que no sea parte integrada de su entorno…por lo tanto se trata de una conducta exclusiva que no afecta a su relación con el entorno social externo.

Podrá ser una observación centrada en conductas “a corregir”….pero es el reconocimiento, saludo y “mordisco” marchamo indiscutible de dos ejemplares de perro lobo checoslovaco que me hacen recordar comportamientos observados en plena naturaleza. Y me asombro y alegro por ello. 

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De criterios, opiniones y sabios en la materia…..

No me cansaré de repetir, hasta la saciedad si fuera necesario, que cada artículo escrito en este espacio público – que a mi eso de los adjetivos informáticos o anglicismos como “entrada” o “blog” me chirrían sobremanera – es una visión personal sobre la raza. Ni pretendo sentar cátedra, ni generar polémica alguna ni tan siquiera entrar en un debate abierto.

Sencillamente por qué lo que escribo es mi percepción, evidentemente subjetiva y sujeta a mi entorno y circunstancias, nada más ni nada menos. Si de algún modo ayuda a una sola persona a entender mejor esta raza, si permite que el vínculo con su plc mejore y sea tan especial como el que yo estoy viviendo…..me doy por completamente satisfecho.  

Sinceramente de todo lo demás, criterios, corrientes, polémicas…..me preocupo lo justo y necesario, vivo intensamente mi propia vida con mis plcs e intento transmitir lo que percibo, siento y creo firmemente. 

He de reconocer, y defender a ultranza,  que en este mundo tan relativamente desconocido  –  y en ocasiones prostituido por intereses ajenos a la raza – la información es un pilar básico.

Sin duda, información necesaria e imprescindible; entendida la misma como conocer todo lo relativo al perro lobo checoslovaco. Pero por todos los dioses…..sin estigmas, sin sectarismos y sabiendo discernir – en la medida de lo posible – lo evidente, lo cierto e incluso lo incierto.

El ser humano lleva ya demasiados siglos errando, sobretodo en su forma y manera de gestionar lo que no entiende o no controla; y en el ámbito de la naturaleza y de cualquier animal que no sea una dócil oveja dentro de un rebaño…… mucho más.

Nos apasiona controlarlo todo, etiquetarlo, manejarlo y manipularlo hasta el objetivo final de nuestros intereses. La sociología intenta dar respuesta al comportamiento humano y grupal en sociedad…..la etología pretende lo mismo con los animales en su medio sea este natural o de laboratorio.

Dentro de la pirámide del conocimiento, y la especialidad universitaria, esta rama de la biología – unida a la psicología experimental – sería el vértice y el culmen.

Existen personas que han dedicado toda su vida al estudio de una especie, han llegado a convivir con ella….han muerto incluso por la defensa a ultranza de dicha especie…..e incluso han muerto a manos de la propia especie.

Merecen toda mi admiración y respeto, han trasladado la disciplina al campo de lo real, no al laboratorio o a la estadística fría y tan relativa; han intentado y logrado entender un mundo del que cada día nos alejamos más y más.

Pero toda pirámide tiene sus estratos, de sabios a leguleyos de lo natural; y por desgracia descendiendo en esta pirámide del conocimiento llegamos al “sabio” de salón.

Es el más peligroso, sin duda……y en el mundo del perro lobo checoslovaco hay mucho criterio, muchas opiniones y muy pocos sabios en la materia. Entendida la sabiduría como el continuo estudio, la perseverancia en entender y conocer la raza y lo más importante…difundir ese conocimiento.

Me declaro un simple aprendiz, un  aficionado y un admirador de todos aquellos que estudian, intentan entender y difundir sus conocimientos sobre esta maravillosa raza.

Pero desde luego tras un corto periplo en este “mundillo” algo tengo muy claro, existen demasiados intereses ajenos a esta raza, demasiados criterios y opiniones….. desde estas líneas sólo traslado percepciones en base a mis propias vivencias.

Bienvenidos los sabios capaces de difundir su conocimiento, bienvenido todo aquel que respete la diferencia de cada especie y de cada raza y no pretenda “convertir” a ninguna religión algo tan pagano como todo lo que conlleve un trozo de naturaleza; y esta raza es un regalo de la intervención del ser humano y la propia naturaleza. 

 

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El vínculo, la sumisión y el liderazgo en el perro lobo checoslovaco

Ser gregario no implica ser sumiso con relación al grupo al que se pertenece. Del ser humano se suele afirmar que no es absolutamente gregario ni totalmente solitario.

En el mundo animal el gregarismo – o tendencia natural a agruparse en manadas – busca un claro objetivo…..la supervivencia aunando esfuerzos, capacidades y fortalezas. La supervivencia, es decir la lucha diaria en el entorno para sobrevivir al mismo. Ni pretendo – ni puedo – establecer un tratado de etología animal; tan sólo recordar cuestiones muy básicas, y que considero de relevante importancia para comprender al perro lobo checoslovaco. 

El perro lobo checoslovaco es altamente gregario, a extremos que personalmente nunca he observado en otras razas. Precisa y necesita de una “manada” en la que integrarse, ocupar un sitio y asumir un papel dentro de ella. Y la propia naturaleza del cachorro le hace comportarse según su instinto y carácter, se comporta y observa la reacción de su entorno.

En absoluto estamos descubriendo algo que no se de en otras razas, pero en el plc creo que resulta mucho más acentuado. Es importante indicar que el cachorro se comporta, actúa… es sujeto activo de sus actos y estos pueden estar condicionados por otras circunstancias.

El vínculo, con cualquier animal que conviva con el hombre, se establece en primer lugar cubriendo sus necesidades básicas (alimentación y paseos diarios en el caso de los perros); una fase más avanzada – y que genera un vínculo mucho más fuerte – sería cualquier actividad constante, regular y que motive al animal a un trabajo gratificante acorde con sus capacidades.

Como animal de trabajo, activo e incansable, el perro lobo checoslovaco es muy proclive a generar vínculos muy fuertes; actividades que van desde las largas caminatas por el monte o el campo – explorando y descubriendo – pasando por actividades disciplinadas como el canicross o la búsqueda, e incluso el agility,  generan un sólido vínculo que sumado al básico pueden aportar una muy estrecha relación con el animal.

Pero lo más habitual, en la gran mayoría de los casos, es que nuestro vínculo se establezca con las necesidades básicas; el cachorro de plc -siempre por regla general – buscará desde el primer momento su lugar y rol en su nuevo entorno.

Entendiendo que su experiencia en el ámbito de la camada – y en sus primeras 8 semanas de vida –  ha podido forjar, y de hecho forja, su papel en función de muchos aspectos que aunque externos condicionan y potencian su rol.

La experiencia personal me demuestra que, un cachorro que ha tenido que “pelear” por la comida (camadas muy numerosas dónde los criadores establecen la alimentación sólida como un sistema colectivo y no individualizado) desarrolla muy tempranamente actitudes dominantes o sumisas. Ansiedad a la hora de comer, defensa a ultranza del plato con gruñidos; son características propias de estos casos.

Si un animal ha tenido que “pelear” por la comida, y como consecuencia su fuerza y alarde le han dado resultados……llegará a casa con el mismo criterio. Su rol será dominante no sólo con la comida, lo será en casi todos los aspectos …… juguetes y actitudes; “defenderá” lo que considera “suyo” con su instinto sumado al aprendizaje obtenido.

Nuestra labor en estos casos debe ser muy paciente, nada alarmista y sobre todo muy metódica. El objetivo no es otro que mostrarle que somos nosotros los que le  proveemos de comida, que no debe competir por ella y mucho menos con nosotros, en cada toma debemos intentar que sea paciente, que aprenda a esperar – la orden de sentado resulta muy sencilla y da buenos resultados – el trabajo es diario y metódico, la meta que sea capaz de esperar sentado frente al plato hasta nuestra orden.

Logrado el objetivo, el siguiente paso es poder manipularle a él y a la comida sin que se produzcan gruñidos o reacciones de “defensa”; para ello retiraremos la comida las veces que sean necesarias hasta observar señales progresivas de calma. Lo anterior no se logra en un día ni en dos….pero puedo asegurar que se consigue.

Ni soy adiestrador, ni puedo aportar un método distinto al que me ha dado buenos resultados; paciencia, estado anímico de calma, repetición y repetir el ciclo.

Con los “juguetes” sucede algo muy parecido – en aquellos ejemplares con tendencia a tener fijación con determinados objetos – nuestro objetivo es mostrarle que la posesión no se le admite, que es mucho mejor “compartir” y jugar con nosotros que “acaparar” de manera individual en un rincón gruñendo cuando nos acercamos.

El “método” será muy similar, debemos poder manipularle a él y al objeto sin que se produzcan reacciones “defensivas”. Retirarle el objeto ante cualquier gruñido o señal de “defensa”, calmarlo y repetir el ciclo……por supuesto todo ello con mucha calma y firmeza.

En ambos supuestos, comida y objetos, estamos estableciendo nuestro rol con respecto al cachorro; le estamos dando su “lugar” y estamos forjando nuestro necesario liderazgo. No le estamos condicionando a ser un animal sumiso, o al menos así lo considero, simplemente le acotamos su sitio dentro del grupo familiar.

Por supuesto que existen muchísimas más circunstancias, en las etapas de desarrollo del plc, que condicionan su lugar en nuestro entorno; pero he querido simplemente puntualizar dos aspectos, muy básicos , que se pueden presentar con un cachorro dominante y fuerte.

Un buen vínculo, sumado a un buen liderazgo por nuestra parte, establece el punto de partida de un trabajo regular; cada etapa en la vida de un plc nos descubrirá que si la base establecida fue al menos adecuada…el resto será cuestión de paciencia, paciencia…..y mucha dedicación.  

P.S.

Gracias de nuevo a Andoni, el dueño de Akru y hermano de Leah, por la fotografía que encabeza este artículo en la que aparecen ambos hermanos en la localidad cántabra de Mioño.

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La obsesión por “socializar” al cachorro

Socializar al cachorro sin duda no sólo es importante, además es necesario…….. que duda cabe que la raza requiere de una socialización temprana (en las primeras 8 semanas de vida) y un trabajo posterior, que debiera durar al menos hasta los primeros 12-14 meses de vida.

Dicho esto, la pregunta mas obvia es ¿ hasta dónde se debe llegar y qué objetivos pretendemos alcanzar?. Expertos en la raza podrán argüir mil y un argumentos, pero todos ellos enfocados hacia la plena integración de los ejemplares en un entorno social. El objetivo es encomiable en la medida que se pretende evitar comportamientos excesivamente esquivos con el entorno.

Lo anterior denota una vez más que la raza, por regla general, no viene de “serie” con un comportamiento al uso de nuestra habitual imagen de lo que debe ser un perro. Aceptemos la diferencia, paso previo para llegar a entender al perro lobo checoslovaco, y partiendo de dicha base cada cual en su libre disposición deberá actuar en consecuencia.

Moldear el comportamiento de un plc es un reto, de partida al menos, pero nunca debemos olvidar que no estamos reconduciendo o dirigiendo su carácter innato; al menos bajo mi opinión personal estamos adaptando forzosamente al animal a un entorno que de partida y cuando menos no resulta natural. No son afirmaciones categóricas, en absoluto, las excepciones son y pueden ser notables y radicalmente opuestas a lo anterior.

Pero tras mi propia experiencia, y comprobar el comportamiento de muchos ejemplares, creo que las excepciones no merman la regla general. El cachorro deberá conocer su entorno, urbano, rural o una mezcla de ambos, habituarse a todo aquello que en el mismo es normal y sobre todo confiar en que nuestra presencia puede y debe darle seguridad. Parece sencillo, nada más lejos de la realidad…..y siento ser categórico pero el perro lobo checoslovaco es muy intuitivo, observador y cauto; compaginar instinto con la rutina diaria de personas, vehículos, situaciones y actitudes de otros animales no resulta tarea fácil ni para aficionados ni siquiera para profesionales de la conducta.

Pero es un hecho que debemos trabajar con ellos en orden a la tolerancia de dicho entorno, tolerar no significa compartir…creo que existe una gran diferencia y quizás sea la clave de todo este obsesivo empeño por socializar al cachorro. Que no somos dueños de un golden retriever es un hecho, un plc y por regla general nunca buscará fuera de su “manada” las caricias o la atención de otras personas; casi nunca será un ejemplar sumiso o excesivamente gregario con otros perros, probablemente casi nunca se encontrará totalmente relajado y en calma en un entorno urbano y podrá llegar a desarrollar fobias a pesar de nuestro empeño.

Y aquí si que hay que ser muy claros, rotundamente claros, aquellos que deseen lo contrario en cuanto a facilidades de adaptación se equivocan de raza; el plc necesita de mucho trabajo – sin entrar en métodos y sistemas – de muchas horas de entrega y sobre todo creo firmemente que precisa de algo que obviamos a menudo.

Aceptar su diferencia, que no implica pasividad, aceptar su lado natural, su intuición, su propio instinto. De lo contrario estaremos modificando, a largo plazo, la raza de manera absolutamente irreversible. Socializar si, intentar convertir a un plc en un perro al uso….nunca.

Respeto, admiro y vivo la diferencia; entiendo que haya quien no la comparta, respeto cualquier opinión, pero nunca comulgaré con la obsesión por convertir al plc en lo que nunca ha sido ni debe ser.

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