Desde tiempos inmemoriales se acuñó la frase “la información es poder”, y sin duda lo es desde el mismo instante en el que el ser humano descubrió que era un verdadero negocio. Individual o colectivo, pero en definitiva un negocio que prostituye la verdad en aras de un interés concreto.
Vivimos en la era de la comunicación, en pleno esplendor de la denominada “aldea virtual y global”; y a pesar de todas las facilidades de acceso a la información…. esta sigue siendo un bien demasiado preciado como para que fluya veraz y al alcance de todos. Y lo es en determinados aspectos y sectores en los que prima, sobre todo, el interés mercantil.
No se trata de recalcar un fenómeno sociológico, tan sólo de profundizar en un aspecto que considero está afectando – de manera muy preocupante – al perro lobo checoslovaco en nuestro país.
En absoluto creo sea una confabulación urdida de manera meticulosa, ni siquiera un meditado plan o una convergencia de intereses. Desde un punto de vista subjetivo, como siempre el mío propio, considero que es mucho más sencillo.
La raza resulta llamativa, atractiva por derecho propio; llegó a nuestro país de manera progresiva, con muy pocos ejemplares hasta hace escasos años.
Por supuesto que no podemos obviar un fenómeno natural, humano y repetitivo; cuando algo novedoso interesa o despierta curiosidad la consecuencia lógica es su comercialización.
Nadie regala nada o se esfuerza por nada, no es una crítica a los criadores; al menos no a todos, pero es un hecho que tras esa primera introducción de la raza se ha vivido un creciente incremento de su comercialización. Llegando actualmente a un elevado número de ejemplares en todo el país que rondaría los 750 aproximadamente.
En todo este proceso, extraordinariamente rápido en el tiempo, la inercia y la desidia han propiciado que hoy sepamos muy poco de lo que realmente es un perro lobo checoslovaco.
Y me atrevo a dicha afirmación en base al panorama actual; la inercia de su comercialización ha motivado una cadena de atractiva posesión de un ejemplar llamativo, diferente y espectacular; la desidia a la hora de informar ha propiciado desconocimiento, tópicos y verdades a medias cuando no manifiestas falsedades.
La consecuencia se está manifestando de manera evidente ……el abandono de ejemplares, en sociedades protectoras, sería el exponente más sangrante.
Hay efectos más sutiles, que aún hoy no se manifiestan – de manera impactante – pero que a corto y medio plazo son un riesgo incluso para la propia catalogación de la raza en España.
Efectos derivados de no entender, ni conocer, las necesidades del plc; generando conductas que no encajan en sociedad, agresivas en su máximo exponente u otras derivadas de una tenencia que no lo es para todo el mundo y que provoca incluso la muerte de ejemplares.
No se trata de analizar el por qué de toda esta situación, o quizás sea la clave…sinceramente no lo se, no trato de profundizar en los signos evidentes que anuncian un serio problema.
Intento reflexionar, en la medida de lo que percibo, y de paso procuro compartir. Nunca entenderé por qué la inmensa mayoría de aficionados desconocen o no meditan sobre el origen de la raza.
Es el punto de partida, el núcleo de toda la cuestión; un ejercito fronterizo no busca un híbrido entre un lobo y un perro de trabajo como el pastor alemán – nada que ver el de los años 50 con el actual – para otra cosa que no sea utilizarlo con una finalidad muy concreta.
Hablamos del periodo más convulso en la Europa de los bloques – nunca olvidemos este aspecto – y de la integridad territorial de un país del este del denominado “telón de acero”; la finalidad concreta era preservar la línea fronteriza no sólo de intrusiones si no de huidas. Y no hablamos de puestos fronterizos en medio de una carretera, hablamos de kilómetros y kilómetros de frontera natural y agreste.
Y el objetivo no era localizar droga, contrabando o tráfico de cualquier tipo. No……y esta es la primera verdad que se oculta, o al menos no se relata; el objetivo eran seres humanos, localizar, perseguir y atrapar o en su caso abatir a seres humanos.
Así nació la raza, nos guste o no, así se inició la selección de ejemplares; buscando resistencia, olfato, oído y obediencia. Y esa impronta, esa genética manipulada por el hombre, creó hace escasos 60 años a los primeros perros lobos checoslovacos.
La cría y selección pasó por diversas etapas hasta que el “mundo” civil tomó las riendas. Hablamos de los años 70…no olvidemos las fechas, por supuesto que los ejemplares evolucionaron, por descontado que hasta hoy lo han hecho en pos de una mayor integración en sociedad.
Pero el tiempo es inexorable, inflexible …el escaso tiempo transcurrido……y a día de hoy la carga genética del lobo pervive de manera notable; negar este origen u ocultarlo es un flaco favor a una tenencia responsable de cualquier ejemplar de plc.
No estamos ante un perro como el resto de las razas……nos encontramos ante el producto de un proyecto, que tomó a un lobo y a un pastor alemán de trabajo como base para perseguir seres humanos en espacios naturales.
Estamos ante una raza única, con todos los valores de la naturaleza en estado puro, con todas las ventajas de un animal noble y gregario…pero también con todos los inconvenientes de una necesidad vital de pertenencia, de integración, de actividad y en definitiva de entrega y responsabilidad.
La única “vacuna” que vislumbro, contra la enfermedad de las modas, de la estupidez o del capricho pasajero es la información; cada día intento buscarla, aprender con la propia experiencia y compartir todo lo posible. Y con la finalidad de transmitir qué supone tener, y convivir, con el animal más extraordinario que jamás allá conocido.
Seguiré intentando compartir lo que considero es vital para su pervivencia y desarrollo, otra cosa muy diferente es que logre algo positivo.
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