“Cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla” . Frase atribuida al filósofo chino Confucio.
Aunque tengo mis serias dudas sobre si no podemos ver, o quizás tan sólo miramos….mirar y ver son ejercicios diferentes, el primero es natural, sencillo y no cuesta esfuerzo alguno; el segundo requiere atención, interés y cuando menos cierta sensibilidad.
Si bien el plc es un animal único y complicado, perfecto en su naturaleza y “defectuoso” en nuestra sociedad; es necesario señalar que la combinación de ambos polos es la causa que genera nuestra adicción a la raza.
Y es de justicia reconocer que la raza enamora en ambos casos; al mirarla y sobre todo al ver la cara oculta de estos ejemplares.
Todo en esta vida está lleno de relativismo, de calculados intereses y de medidas doctrinas; lo sencillo y bello se oculta tras la rutina de nuestros ojos. Y en el perro lobo checoslovaco no resulta una excepción.
Lo aparente, lo que vemos a primera vista, reduce el contenido a un bosquejo tan simple como peligroso; esta raza es llamativa, que duda cabe, bella en su recuerdo de su majestad el lobo.
Pero esa primera vista puede llamar a engaño, puede simplificar no sólo la apariencia si no determinadas conductas habituales en el plc. La conducta de un ejemplar de plc, en público, depende de muchos factores; pero el entorno es determinante.
Y lo es por mucho que nos empeñemos, por mucho que juremos que nuestro trabajo de socialización con el ejemplar es para figurar en los anales de la raza.
Y es que ya empiezo a estar un tanto enervado con determinadas “muestras” de pan y circo romano, empeños desmedidos en ponerle un tutú de bailarina al plc intentando mostrar que son una raza más de perros …. capaces de mantener el tipo en cualquier entorno.
Y lo son….que duda cabe, al igual que un ser humano aguanta estoico el peñazo de un acto social infumable un ejemplar de plc – por regla general – aguantará que le pongamos unas gafas de sol, un sombrero de paja y lo paseemos por una avenida concurrida dónde se le podrán abalanzar niños y mayores admirados por su llamativa belleza.
Y cuidado que no estoy negando la necesaria convivencia del plc en sociedad, no….tan sólo niego esa imagen de falsa integración.
La raza tiene sus peculiaridades, su indudable ser; entre ellas no figura que estos ejemplares se encuentren en su “salsa” rodeados de ruido, gente y estímulos urbanos. Estarán, unos mejor que otros, pero ninguno de ellos encontrará en dichos momentos su espacio ni su medio.
Sublimar dichas aventuras, mostrarlas como ejemplos de plena integración, es tan peligroso como publicitar que el perro lobo checoslovaco es una raza más.
Y claro, luego llegan los problemas…..el incremento de la moda, los propietarios nóveles que tiran la toalla, los abandonos y las donaciones.
En este país, y con esta raza, estamos en una fase en la que creo existen otras prioridades; otras realidades alejadas de circos mediáticos o de puestas en escena dignas de una telenovela.
No resultaría mucho más sensato informar verazmente, potenciar la tenencia responsable, destacar la verdadera esencia del perro lobo checoslovaco……puedo estar equivocado y asumo la culpa.
La cara oculta del perro lobo checoslovaco no es un misterio, no es una alquimia reservada a doctos gurús; es simplemente su estado natural.
Y el estado natural de un plc es aquel en el que ejercita sus sentidos, en el que desarrolla sus habilidades y da rienda suelta a su peculiar conducta.
Es un estado en el que se siente seguro e integrado con lo que le rodea, estado en el que no está subordinado a las órdenes y conductas aprendidas; si no que de manera libre y voluntaria comparte y ofrece sus mejores momentos……esa es la cara oculta de un plc.
Una cara muy alejada de su vertiente de gruñidos o dominancia, muy alejada de su reticencia a las grandes aglomeraciones; a años luz de su impuesta presencia en entornos necesarios y casi nunca idóneos.
Esta raza no es una raza urbanita, nada más alejado de la realidad, esta maravillosa raza desarrolla sus capacidades y muestra su ser en entornos naturales.
Y lo anterior nunca jamás debe condicionar su existencia a una reserva natural…por supuesto que no.
Es muy necesario avanzar con cada ejemplar en el trabajo con cualquier entorno, en su tolerancia a cualquier medio; pero de ahí a mostrar una imagen errónea va un trecho.
Nuestro trabajo individual siempre será un logro, una necesaria manera de que un plc conviva en nuestra sociedad; pero será un logro interno, un loable objetivo alcanzado para permitir que su existencia sea mucho más compatible con la sociedad que le rodea.
Pero nunca debiera ser el escaparate público de la raza, no podemos ni debemos engañar a nadie; lograr que un plc esté en cualquier entorno es un trabajo que acarrea tras de sí horas, esfuerzo y dedicación (y siempre habrá excepciones maravillosas).
La belleza aparente se debe completar, en la medida de nuestras posibilidades, con esa cara oculta que no es un estigma, que no es un misterio, que nunca debe ser otra cosa que la verdadera esencia de una raza que necesita – por parte de todos los que la amamos – un sincero ejercicio de responsabilidad.
Responsabilidad cimentada en informar, de manera transparente, sobre aquello que a simple vista nunca se ve….y que define lo que implica y significa compartir la vida con un ejemplar.
Trabajo, mucho trabajo, que unido a la paciencia nos ofrecerá la posibilidad de convivir con un animal excepcional y diferente…….al que le podremos poner el sombrero de paja y las gafas de sol, no sin antes habernos dejado mucha de nuestra arrogancia en el camino.
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