“El deseo florece; la posesión lo marchita todo”. Frase atribuida al novelista, ensayista y crítico Marcel Proust.
Desear resulta humano, es parte de nuestra condición, enaltece nuestra capacidad resolutiva aunque puede llegar a convertirse en obsesión.
En las etapas del desarrollo humano el deseo estará siempre presente, inamovible, incondicional compañero de viaje y lastre universal.
En la infancia, adolescencia y juventud el deseo es el motor; mueve voluntades modela comportamientos y se trastoca en moneda de cambio.
En la etapa de la madurez resulta mucho más comedido, ajustado al equilibrio de las posibilidades, cautos con las consecuencias; por último en la vejez el deseo se establece como vago recuerdo, reflejo de innecesarias voluntades y poco perturbador.
Somos así, trazamos camino en cada etapa de nuestras vidas y lo hacemos movidos por hilos invisibles insertados en nuestros genes.
Pero el deseo es peligroso, cuidado con lo que se desea no vaya a ser que lo tengamos; y resulta muy peligroso cuando su finalidad no es otra que la mera posesión, el uso y disfrute.
Esta raza podrá etiquetarse de mil maneras, el perro lobo checoslovaco será para unos azul, para otros verde y para algunos a cuadros…..habrá quién incluso decida subir al Olimpo de los dioses y disertar sobre el sexo de los ángeles.
Pero lo innegable, incontestable y cierto, es que esta raza atrae; llama la atención y gira cabezas allá dónde un ejemplar se vea, no digamos si son varios y juntos.
Ese, y no otro, es el mayor peligro que acecha al perro lobo checoslovaco en estos momentos, el deseo a primera vista, la belleza llamativa, su similitud con el lobo y en definitiva su apariencia.
Y en este punto todos, aquellos que de un modo u otro estamos relacionados con la raza, tenemos la obligación – cuando menos moral – de equilibrar el deseo evitando que pueda convertirse en moda peligrosa.
Resulta paradójico que no se repare en el auge actual de camadas, resulta sospechosamente peligroso que no se trabaje en la información básica sobre esta raza; y es un hecho que, de manera colectiva, a nadie parece preocupar esta situación.
La fábrica de deseos está en plena producción, y somos espectadores…los daños colaterales poco importan; abandonos, ventas urgentes de ejemplares adultos y un largo etc.
Seamos serios, cuando menos no seamos patéticos, el deseo primario………el básico y visceral…… tiene por objeto la mera posesión, su finalidad no es otra que alcanzar el objeto de deseo, usarlo y desvelar el resultado.
Un perro lobo checoslovaco no es un peluche, ni un mono de feria, un plc no es un capricho y sobre todo nada tiene que ver con otros perros.
Lo se, me repito de manera insufrible; no me cansaré de hacerlo, y plantear los riesgos no es una impostura banal, presentar el problema sin una alternativa es tanto como decir que cada día amanece.
La alternativa a esta situación pasa de manera incondicional por la voluntad, sin ella nada se podrá hacer; voluntad por parte de criadores y propietarios.
Querer, y por lo tanto tener la voluntad de solucionar al menos los problemas más acuciantes; complicado pero no imposible.
Podemos aunar esfuerzos, agrupar todas y cada una de las publicaciones relacionadas con el plc, ofrecer información al alcance de todos, generar un único enlace que – en la globalización de las nuevas tecnologías – derive a cualquier profano hacia toda la oferta informativa que pueda generarse en este país.
Una plataforma común en la que todos tengan cabida y sea una ventana transparente para cualquier aficionado que quiera conocer, de primera mano, a esta maravillosa raza.
De sobra se que resulta muy fácil exponerlo, y casi misión imposible llevarlo a buen término. Por lo tanto, si todos nos llenamos el pecho insuflados por nuestro amor a la raza, si todos tenemos el mismo objetivo, si todos queremos en definitiva lo mejor para el plc…..debiéramos dar algún paso.
Si acaso nuestra propia necedad nos impide dar un sólo paso empecemos por gatear….y si ni siquiera sabemos gatear …nos tendremos que arrastrar.
Lo que ya resulta patético es que con una población de menos de mil ejemplares – en todo el país – y un censo de criadores con afijo que no supera la veintena, tengamos diseminadas fuerzas y voluntades; tengamos una imagen en las redes sociales penosa, enfrentada y polémica, y lo más grave…en todos estos años la Real Sociedad Canina Española no ha reconocido a ningún Club de raza de los que han existido o actualmente existen.
Y este es el panorama actual y no otro, si somos capaces de reconocer nuestra drogodependencia al protagonismo exacerbado, nuestra enferma y compulsiva capacidad para destruir, el perro lobo checoslovaco tendrá futuro.
Somos muy nuestros, muy guerrilleros de salón y portátil, muy científicos del Facebook, muy biólogos de seminario de dos horas, muy etólogos de cursillo de fin de semana….en definitiva somos como el perro del hortelano.
Abramos las puertas a la información, ofrezcamos una visión real y completa sobre esta raza…quizás sea el primer paso para aunar un esfuerzo imprescindible en estos momentos….el deseo puede florecer, pero no seamos tan necios como para marchitar una raza a costa de nuestra ineptitud.
O la raza – si acaso pudiese – acabará con la cara de Ciro en la fotografía que encabeza este artículo….huyendo despavorida.
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