El bosque animado.

Amo a la humanidad, pero, para sorpresa mía, cuanto más quiero a la humanidad en general, menos cariño me inspiran las personas en particular“. Fiódor Mijáilovich Dostoyevski, escritor de la Rusia Zarista y sin duda uno de los grandes de occidente y maestro de la literatura universal.

Y es que ya lo decía el sabio Aristóteles, la única verdad es la realidad; nos preocupa la globalidad, nos duele el tortuoso camino del conjunto de la humanidad… pero a la vez observamos mezquindades, y personas demasiados ruines cómo para merecer respeto.

Es nuestro sino, el sello marcado a fuego en nuestra evolución; más de 40.000 años en este planeta –  aparición aproximada del Cro-Magnon – nos han enseñado muy poco, más bien hemos aprendido a destruir tras esforzarnos durante siglos en construir. Resulta paradójica la capacidad dual de crear y destruir.

Y es que no sabemos, o no queremos, leer lo básico; lo natural, aquello que nos da la vida…agua y tierra.

Siglos empeñados en dotarnos de “maravillosas” fórmulas de convivencia, de modelos sagrados para regular la vida cotidiana; siglos salpicados de un reguero de destrucción muy por encima de la esforzada construcción.

Y aquí estamos, impertérritos ante nuestra propia obra; nos importa el presente, nos preocupa el día a día…nos sentimos elfos inmortales y vivimos cual si nuestro destino final fuese ….una vida infinita.

Y no aprendemos, seguimos siendo tan cegatos como un topo; nos importa un bledo si los recursos naturales se agotan, nos la sopla literalmente si la masa forestal desparece día a día…somos dioses de un Olimpo tan ridículo que provocaría risa si no fuese por su postrero llanto.

Es fácil, lo se, lo se, es muy fácil, plantear el problema y no exponer soluciones; pero nos debe preocupar, debiera inquietarnos lo suficiente cómo para detener nuestra alocada marcha diaria y observar…..tan sólo observar.

Y convivir con un plc nos enseña a observar, si….puede sonar ridículo pero en mi caso me ha aportado, al menos, la capacidad de observar.

Esta curiosa raza te arrastra hacia entornos naturales, y me enerva cuando se plantea el “axioma” de que siempre se observan fotos de plcs en espacios naturales y muy pocas en entornos urbanos……me cabrea de un modo supino.

Acaso no resulta evidente que la naturaleza ofrece mucho más interés, para cualquier animal, que el asfalto y las aglomeraciones humanas…por lo visto aún hay quién lo duda.

Esta extraordinaria raza te dirige sutilmente hacia espacios naturales, convierte tu tiempo en un paréntesis de la vorágine diaria; y con el paso del mismo observas, te maravillas con la comunión del animal y el entorno.

Cerca, muy cerca de nuestra casa hay un pequeño bosque; al que nunca antes había prestado atención, siempre estuvo ahí, era una silueta recortada contra el cielo de manera permanente.

Un espacio más, un lugar sin mayor interés; y llegaron Leah y Ciro a nuestras vidas, y ese bosque poco a poco se convirtió en un destino diario….en un lugar importante, para ellos y para nosotros.

Un lugar lleno de vida, increíble explosión en cada estación del año; he descubierto desde pequeñas flores de montaña, pasando por impresionantes rapaces y culminando con zorros y corzos…..nunca hubiese imaginado que, a escasos mil metros de casa, la naturaleza reinase de ese modo.

Y han sido ellos, ese par de locos con aspecto de lobos, y su innata tendencia a la exploración, los que me han proporcionado momentos increíbles y sobre todo inquietantes.

He vivido y vivo cada estación del año como una maravillosa forma de observar la vida real, esa que a todos se nos escapa y a la que debemos nuestra existencia; observo y me maravillo con una simple puesta de sol, mientras las rapaces se recortan en el cielo en su habitual ronda.

Observo y me pasmo viendo como este par de locos persiguen a un corzo entre la densidad del bosque de robles; como vuelven jadeantes a darme “novedades” sobre su infructuosa aventura…pero con un brillo especial en los ojos y una desbordante satisfacción.

He aprendido a sentirme bien en ese entorno, me aporta algo que no sabría definir….quizás una paz necesaria; tal vez un equilibrio perdido.

Y ese bosque, ese pequeño retazo de naturaleza, es nuestro bosque animado; es un universo de vida, un cosmos de sensaciones y ante todo un misterio.

He vivido momentos inexplicables, he visto como ante un espacio concreto de nuestro bosque animado Ciro se frenaba de golpe; se pegaba a mí y evitaba pasar por un pequeño grupo de árboles y matorral bajo…me he internado buscando mientras él permanecía fuera del lugar, lo he “peinado” al milímetro sin encontrar nada que hubiese perturbado de esa forma al animal.

Incluso me he detenido a escuchar..y juro que he sentido una extraña sensación,  no desagradable pero si distinta; inexplicable pero cierta, y la realidad es que esa tarde Ciro evitó el lugar como nunca antes lo había hecho.

Naturaleza viva, bosque animado al fin y al cabo; nuestro hogar ancestral y parte de nuestra existencia.

Observar es bueno, sentir es necesario, pero lo que realmente importa es comprobar que formamos parte de algo demasiado vital, demasiado importante, y que estos dos animales me han enseñado a respetar.

Cuanto más vivo más valoro estos momentos, y doy gracias por compartirlos con ellos…simplemente.

 

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¿Pasión y locura?

“Si la pasión, si la locura no pasaran alguna vez por las almas… ¿Qué valdría la vida?”. Don Jacinto Benavente, dramaturgo español y premio Nobel de literatura en 1922.

Efectivamente el alma, la esencia de la vida misma, vive de pasión y locura.

Y no es una necesidad, ni tan siquiera el aderezo vital que nos aportará el éxtasis; no…sin duda forma parte del ser humano, de un modo maravilloso y admirable o de manera cruel y denigrante.

Dualidad propia de nuestra especie, blanco y negro lleno de matices pero paleta de colores al fin y a la postre.

Y sin ser muy conscientes del proceso….. la pasión nos inunda poco a poco, cual gotera imparable. La pasión puede mover voluntades más allá de lo posible, puede alcanzar metas inimaginables y ante todo puede aportar una sana locura.

Por supuesto que existe el lado opuesto, negativo, criminal incluso….pero no es mi intención dedicarle ni una sola línea.

Cuando tomamos decisiones responsables, o incluso alocadas por una pasión irrefrenable, nuestra vida cambia; evoluciona y se transforma. 

Decidir convivir con un perro lobo checoslovaco es un hito en nuestras vidas, sin duda lo es; todo cambia de un modo paulatino, te envuelve de manera sutil y progresiva.

Y seamos sinceros, convivir con un plc no tiene absolutamente nada que ver con compartir nuestras vidas con otras razas; seamos honestos, dejemos las ñoñeces para mejores ocasiones.

Somos demasiado arrogantes, excesivamente ególatras y desmedidamente torticeros para reconocer la diferencia.

Cada uno vive su experiencia bajo el prisma de su intelecto, de su educación…en definitiva de sus fortalezas, sus debilidades sus filias y fobias.

Y nunca entenderé por qué en multitud de ocasiones ocultamos, cual vergüenza heredada, una realidad tan evidente como el sol que nos alumbra. Esta raza no es fácil,  nos obliga a determinados hábitos, nos condiciona en mayor o menor medida la vida.

Un plc, por regla general, nunca será el perro del hortelano que como mucho ni come ni deja comer; nunca será el modélico chucho que camina suelto a nuestro lado…. atento únicamente a nuestra santa voluntad y sobre todo, nunca será un ser vivo abducido por nuestro poderío  humano.

Un plc es otra cosa, heredero de una genética admirable, superviviente nato y por ende astuto e independiente en su justa medida; su fuerza no reside tanto en su poderío físico, no reside en su morfología.

La verdadera fuerza del plc reside en su ser, en su carácter innato; en su instinto de supervivencia me atrevería a decir.

Comportamientos  dominantes, alocados e incluso “desobedientes”, necesidad de sentirse pegado a nosotros…literalmente en algunos casos. Astucia inimaginable, aburrimiento notable…y un largo etcétera de diferencias que los hacen únicos.

Y sin embargo, a pesar de todo ello…..nos mueve una extraña necesidad de compartir nuestras vidas con ellos; de explorar un mundo tan lejano como diferente..de vivir con un pedazo de naturaleza junto a nosotros.

Desconozco, por completo, qué motiva a otras personas para cambiar su vida de este modo…..sólo se que nuestras vidas cambian. Y lo hacen más allá de tener un perro, es decir……mucho más allá de la normal rutina de los paseos y cuidados.

Un plc obliga a mantener los sentidos alerta, educa en la santa paciencia y la absoluta resignación, forja un carácter acorde a su propio ser; ello cuando caminamos juntos, cuando respetamos su ser sin que ello conlleve más tolerancia que la línea de lo permisible en nuestro entorno.

Sus etapas de desarrollo, tanto físicas como conductuales, nos irán mostrando su verdadero ser; descubriremos momentos únicos, divertidos y desternillantes, viviremos momentos amargos pero con un bálsamo misterioso……ya que duran un corto espacio de tiempo.

No es fácil, nada fácil…todo lo que vale cuesta y todo lo que cuesta vale; no hablamos de valor material no….hablamos de valor vital, hablamos de un ser vivo.

Tal vez nos mueve, al menos en mi caso, una atávica necesidad de reencontrar un modo de vida ya olvidado; de asumir que la compañía de esta raza es un constante descubrimiento, una forzosa obligación de compartir espacios y naturaleza.

Pero sin duda, en esta paleta de colores existen los grises e incluso los negros; momentos en los que el entorno exterior no es el adecuado para ellos, en los que su propio carácter les hace comportarse de un modo incompatible con la convivencia al uso.

Y luchamos por reconducir conductas, luchamos por insertarlos en todo momento y lugar; el resultado es variable, una de cal y otra de arena.

Un macho adulto, por regla general, tendrá una absoluta tendencia a la territorialidad y la dominación con otros perros, una hembra adulta será obsesivamente dominante, por regla general, con otras hembras y esto no nos va a provocar precisamente momentos de relax paseando plácidamente.

Asumimos el hecho, practicamos hasta la extenuación métodos y rutinas y concluimos, al menos en mi caso, que lo posible es un reto pero lo imposible una quimera.

Y adaptamos nuestra vida a las “peculiaridades” de nuestro plc, pero sinceramente cuando miramos al interior de esos ojos…verdaderos cristales transparentes….algo se remueve en nuestro interior, algo toca nuestro ser; nunca me cansaré de repetir que esa mirada, esa profunda mirada, tiene un magnetismo envolvente, la capacidad de trasladarnos a un estado de admiración inexplicable.

¿Pasión o locura?….no puedo optar por una u otra, pero si se que ambas forman parte de nuestras vidas; y a quienes hemos optado por convivir con ellos, nos mantiene vivos más allá de la rutina diaria, de las responsabilidades , del trabajo y del vacío ocio vegetativo.

Compartir  esta fuerza vital es la clave para entenderla, desconozco qué nos mueve pero sí conozco esa mirada y doy gracias por compartirla.

 

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La compleja sencillez de la raza.

“Todo es muy difícil antes de ser sencillo”. Thomas Fuller clérigo y escritor británico.

Nos empeñamos en descuartizar, minuciosamente, todo comportamiento animal; nos sobran bemoles para ello, la sinfonía de nuestra sesuda capacidad armoniza nuestras elucubraciones.

Eso sí, no pidamos peras al olmo ni razonamientos más allá de lo evidente. Y es que la complejidad en esta vida se encuentra salpicada de sencillez.

Sencillez en todo aquello que es natural, nunca en lo artificial o protagonizado por el ser humano.

Nunca dejaremos de constatar lo compleja que resulta esta raza, el perro lobo checoslovaco podrá ser todo lo que ustedes quieran, podrá ser incluso lo que no quieran; pero su complejidad llega a extremos confusos y enmarañados.

Y todos, unos y otros, defensores de su exclusivo ser y detractores del mismo, constatan su complejidad.

Y de un modo automático, casi imperativo, se aconsejan medidas, se incide en métodos, se llega casi a la tesis doctoral sobre qué hay que hacer para evitar ejemplares tímidos, ariscos, destructivos o simplemente asociales.

Loables respuestas, bienintencionada reacción en la mayoría de los casos; pero verán ustedes, uno que es más sencillo que el mecanismo de un chupete – lo confieso sin rubor – observa cada día a los dos ejemplares con los que convive……… y se asombra por la duda razonable.

La duda razonable sobre si acaso los árboles no nos dejan ver el bosque, y es que no me cansaré de repetir que cada ejemplar es un mundo.

Podemos encontrar criadores con un alto nivel de trabajo, con la progenitora y con la fase de selección del macho, con una entrega encomiable en la fase de impregnación de los cachorros dirigida hacia el entorno físico y etológico futuro.

Podemos comprobar cómo, esos excelentes criadores, se han desvivido en aportar todo lo inimaginable en esa fase crucial.

Y señores….aquí viene la caprichosa decisión de la naturaleza, la impronta sublime que la propia vida otorga a cada ser; de una camada con idéntica dedicación surgen ejemplares tan dispares como la noche y el día.

Y es lo habitual, la norma general y cuasi el marchamo de la raza; al menos en todas aquellas camadas que conozco.

La duda razonable que me asalta, cada día que observo ejemplares y comportamientos, tiene que ver no con el cómo afrontar la complejidad de la raza – capítulo aparte sin duda – si no con las razones que motivan su especial forma de estar y de ser.

Y sobre todo su especial modo de relacionarse con el entorno exterior y con nosotros mismos.

Cómo podremos plantear soluciones, con qué autoridad podremos elevar métodos y pautas de conducta, si no alcanzamos a entender con qué tipo de animal nos encontramos.

En ocasiones retroceder ayuda a avanzar de un modo notable.

Hemos comprobado – por activa y por pasiva –  que en una misma camada el carácter de cada ejemplar puede ser diametralmente opuesto, y ello no sólo recibiendo idéntico trato por parte del criador…..no, además con el mismo esfuerzo en el trabajo de cada propietario.

Por lo tanto existe un componente genético, una herencia recibida, que marca si un ejemplar será más, menos, o nada sociable con su entorno exterior.

Ojo, lo anterior nunca – al menos en aquellos ejemplares con los que he tratado – incluirá ejemplares agresivos para con el ser humano..en absoluto, incluso aquellos mas dominantes o aparentemente “salvajes” rehuirán al ser humano, ajeno a su entorno inmediato, cual lobo al hombre.

Conductas innatas en ocasiones y nunca aprendidas, conductas innatas y nunca el resultado de una mala praxis por parte del dueño…por regla general.

Si esa carga genética dota de un marchamo tan fuerte ……..probablemente haya razones científicas que despejen nuestras dudas, al menos durante casi tres años las he buscado.

Explicaciones sencillas y comprensibles, argumentos claros y diáfanos, desde luego no he logrado encontrar.

Nunca podré aportar nada nuevo a este santo grial del perro lobo checoslovaco, resultaría ridículo; tan sólo la observación, la comparación y la propia historia reciente de la raza nos ofrece hechos objetivos….cada cual deberá extraer sus propias conclusiones.

Pero en el empeño de razonar sobre la diversidad de comportamientos, en la constatación de patrones idénticos de conducta; en ello reside la clave.

Bajo mi personal punto de vista, simple y alimentado por la convivencia y la observación, la complejidad de la raza reside en su origen tan reciente cómo cercano.

Y es que a menudo olvidamos lo crucial, los árboles no sólo nos tapan el bosque ……además hacemos leña con ellos.

Hacemos leña con todo ejemplar distinto, rebelde a nuestro entorno, inconformista con nuestras normas y diferente a lo que queremos. O lo que es peor…hay quién disfruta del deporte nacional, crucificando a criadores y dueños cual Santa Inquisición renovada.

Y señores…..si alguien se molesta en mirar el pedigree de su ejemplar, de retroceder en ese árbol genealógico, puede que sin mucho trabajo encuentre a Rep a Bikar o a Bessy, ejemplares todos ellos F1; es decir, resultado del cruce con un lobo puro de los Cárpatos.

Y ese hallazgo nos llevará, aproximadamente, al año 1980.

34 años de evolución, 34 años de historia; un pequeño periodo de tiempo para que se diluyan instintos y comportamientos. Un espacio tan corto de tiempo como las mangas de un chaleco.

Y hoy, treinta y cuatro años después, tenemos ejemplares evolucionados; tenemos ejemplares domesticados, tenemos ejemplares menos adaptados.

Pero tenemos el resultado de lo que el hombre quiso, y en todos los casos hemos de alabar un hecho….sublimarlo de modo notable; el perro lobo checoslovaco será lo que ustedes quieran, pero lo que resulta un hecho es que este maravilloso animal adora a su dueño, vive por y para él sin dejar de ser él mismo.

La compleja sencillez de la raza reside en aceptar su ser, en reconocer la fuerza del instinto y en trabajar su adaptación….nunca en ocultar o intentar eliminar lo que le convierte en único y diferente.

Todo es muy difícil antes de ser sencillo, y realmente creo que admiramos esa compleja sencillez; de un vestigio natural,  inmerso en un mundo artificial.

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Ocho meses con Ciro.

“La peor decisión es la indecisión”. Benjamín Franklin estadista y científico estadounidense.

Las decisiones marcan siempre el futuro, inmediato, mediato o venidero; cuesta asumir que la peor decisión, en cualquier caso, siempre es la indecisión.

Es por naturaleza una de las opciones que nos invade, la encrucijada de las decisiones está llena de dudas.

Esta maravillosa raza entró en nuestras vidas de golpe y porrazo, mismamente…..y lo hizo con tal autoridad, y derecho propio, que uno acaba creyendo a píes juntillas en el destino.

Un destino abocado a descubrir, conocer, sufrir y amar de un modo tan especial a nuestros animales.

Los dioses sabrán por qué, nosotros nos limitamos a seguir creyendo que determinadas decisiones no son casuales y marcan el futuro de un modo indeleble.

Tras convivir dos años con Leah, tiempo intenso y lleno de altibajos; tras aprender a entenderla y lograr un equilibrio entre su ser y nuestro entorno…..siempre me quedó una imperiosa necesidad.

Una especie de adicción permanente, un deseo tan fuerte que la razón nunca pudo mermarlo.

Quizás fuese la necesidad de darle a Leah un compañero, quizás mi propio deseo de seguir descubriendo la raza; lo que se, de manera indudable, es que la decisión estaba tomada mucho antes de plantearnos la posibilidad de un segundo plc.

Y así son las cosas importantes,  demencialmente casuales, ilógicas ….y si me apuran hasta descabelladas.

La razón, asentada en su trono, reina sobre los sentimientos; sobre el deseo y sobre los impulsos…sucede que, en ocasiones, su majestuoso poder nada puede contra una fuerza que nace  y se consolida en nuestro ser.

Convivir con un plc es de por si agotador, llena tu vida en todos los aspectos, te reprograma hábitos y costumbres, te cierra puertas y te abre portalones.

El sano juicio, ese que nos hace ser tan sensatos y tan políticamente correctos, te indica que una y no más…….pero aunque sano y juicio, por suerte hay maravillosas enfermedades, con un punto de locura canalla, que arrollan su majestuosa razón.

Y quería, con verdadera pasión, poder descubrir y convivir con un macho de plc; quería saber si los miedos a su notable dominancia, si el estereotipo de su complejidad estaba por encima de una fuerte necesidad…..

Toda duda dejó paso a una decisión firme, esa decisión firme nos condujo hasta Ciro; y de qué modo…..más de 3000 kilómetros por carretera para poder recogerlo y llevarlo a casa.

La llegada de Ciro casi destroza ilusiones, esperanzas y la propia decisión…Leah lejos de aceptarlo quería acabar con él. Todo un periplo, no exento de ayuda exterior, nos llevó a normalizar la situación y empezamos a descubrir a Ciro.

Desde el primer día que lo tuve en mis brazos me impacto su independencia, huía de ese abrazo humano pero no de un modo temeroso o despectivo, no…lo hacía de un modo natural y seguro de si mismo.

Todo un personaje en un cuerpecillo de cachorro, siempre pensé – y lo sigo pensando – que su precocidad en todos los aspectos se debía a que Ciro desde muy pequeño mantuvo y mantiene un ser gigante en un cuerpo en desarrollo…una especie de complejo de mastín Terranova, todo un personaje el sujeto.

Pasando los días, las semanas y los meses, fuimos descubriendo comportamientos increíblemente curiosos; desde el primer día podías llevarlo de paseo suelto…… siempre ha mantenido una fijación por ir pegado a nosotros.

Buscarte con la mirada para saber el camino a seguir, no abandonar ese lugar ni cuando la “loca” de Leah realiza sus escapadas montañeras, su prioridad hemos sido nosotros.

Curioso apego y obediencia cuando su naturaleza nunca ha sido dependiente. Un carácter bruto, muy bruto…pero noble hasta la extenuación, poderoso en su corpulencia, obsesivo en el contacto físico y los juegos más salvajes….pero un verdadero noble bruto.

Cautivador hasta extremos increíbles, capaz de convertir cualquier situación en cómica; aullador nato se comunica aullando, cuando está contento, cuando está mosqueado y cuando quiere entablar relación con cualquier animal o persona.

Obsesionado por la comida, capaz de firmar ante notario una hipoteca por un plato de lo que sea….comedor de todo, fruta, verdura y tu fecha de nacimiento si se pone a tiro.

Obediente de un modo sublime, y ante todo ha sabido encontrar su sitio, su espacio dentro de su manada; es diametralmente opuesto a Leah, y sin embargo se complementan de un modo maravilloso.

Sociable sin perder ese punto natural de desconfianza, simple en ocasiones si lo comparamos con la astucia desmedida de Leah; pero una simpleza divertida, entrañable y envuelta en una corpachón tremendo.

Hemos generado un vínculo muy fuerte, fortísimo; un vínculo que me hace sentirlo cercano, entregado y emocionado cada día por vivir, jugar, correr saltar y descubrir la naturaleza compartiendo con nosotros cada payasada, cada gesto y cada estado de ánimo.

Mis miedos se han trocado en asombro, es un macho si….y lo es al uso hasta extremos cómicos; es precoz en todo lo que hace, se enfrenta desde los dos meses a perros del tamaño de un mastín colocándose delante, sin dar un paso atrás, y aullando como un poseso…..un personaje .

Levanta la pata para mear desde los siete meses, por lo visto sigue creyendo que es la reencarnación de su padre…..tiene mucho de cómico.

Nos ha llegado al corazón de un modo especial, ese enano pretencioso ha sido capaz de arrancarnos lágrimas por ataques de risa, su aparente poderío es mera impostura, su espectacular comportamiento, ante otros perros, es una increíble interpretación teatral….. en definitiva él prueba sus armas..y si acaso le sale el tiro por la culata no se preocupen…..se tumbará boca arriba sumiso cual cordero……. no tiene malicia.

Ocho meses de vida, seis de convivir con él…..me afirman en la decisión tomada, doy gracias a esa fuerza interior que nos empujó a esta nueva locura.

Sana locura que recomiendo….aunque creo, firmemente, que no deja de ser la imposición de la naturaleza en nuestras medidas y calculadas vidas…..maravillosa supremacía. 

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Universos diferentes.

“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. Albert Einstein….sobra cualquier comentario que pudiese empañar esta reflexión.

Vivimos, o tal vez nos apropiamos de la vida ajena, en el marco de un universo muy subjetivo; nuestro universo.

En nuestra relación con los animales somos muy doctos, reyes del mambo y doctores honoris causa de la etología.

Para todo tenemos una sesuda explicación, no existe comportamiento animal que no seamos capaces de diseccionar hasta la médula.

Y sin embargo llevamos siglos sin poder dar una sola explicación convincente a la maldad humana, a la crueldad más refinada, a la sistemática capacidad de destrucción del hombre por y para el hombre.

El mal es demoníaco y por lo tanto sobrenatural, resulta una recurrente explicación y sobre todo una eximente completa; pero nos precede, los hechos nos preceden.

Buscamos relacionarnos con el mundo animal, es una necesidad inherente al ser humano; quizás un reflejo inconsciente de nuestro pasado.

Y en esa relación establecemos un universo, faltaría más; a nuestra medida cual traje de sastre, sin fisuras y totalmente adaptado a nuestras modernas y chirriantes necesidades.

Hay casos en los que el asombro deja paso a la perplejidad….. y algunos terminamos con un supino cabreo digno de portada.

Llegamos a operar perros de las cuerdas bucales para que sus ladridos no molesten a los vecinos – casos extremos pero reales, en Japón se produce de un modo alarmante -, los adiestramos en obediencia cual autómatas, en ataque y defensa cual herramienta mortífera; y los convertimos en payasos a nuestra medida.

Es la evolución, son los tiempos modernos…… o es el culmen de nuestra propia incapacidad. El hombre tuvo siempre al perro a su lado, desde tiempos prehistóricos supo sumar la obediencia y lealtad de los primeros ejemplares para fines muy concretos.

Siempre hubo una tarea, una convivencia que dotaba a esa relación de un nexo, de un vínculo que armonizaba al ser humano con el animal.

Hoy ya apenas tenemos otra tarea – si examinamos la población canina en su conjunto –  que insertar al animal en nuestras vidas y en sociedad.

Y aquí llega el problema con determinadas razas, la evolución de casi todas ellas es tan dilatada en el tiempo que los ejemplares de hoy son el resultado de una selección genética y etológica a nuestra medida.

Sus instintos naturales han sido encauzados, moldeados hasta lograr lo que deseamos, lo que conviene a nuestro modo de vida.

Pero he aquí que además de ser previsores, planificadores y extremadamente certeros…en ocasiones somos muy burros.

Cuando las circunstancias, concretas y muy especiales, hacen que se genere una nueva raza heredamos las consecuencias. Heredamos lo buscado y pretendemos lo contrario.

Queremos, y nos empeñamos, en  que determinadas razas sean lo que nunca han sido y nunca debieran llegar a ser.

Somos muy nuestros y capaces de meter a una boa constrictor en un terrario de por vida, faltaría más…y si es necesario tener un león, operado de las uñas y sin colmillos dentro de una jaula en el jardín de casa, lo hacemos.

Tenemos los medios, en ocasiones el vacío legal, y siempre la autoridad moral de nuestro universo particular.

El perro lobo checoslovaco no es una excepción, muy al contrario es el resultado de lo que se planificó con esta nueva raza; es la unión de un lobo con un pastor alemán de trabajo…y no hablamos de los tiempos de Alejandro Magno.

Heredamos esta maravillosa raza y creamos un universo para ella; optamos por convivir con ellos pero en ocasiones olvidamos su naturaleza, olvidamos su esencia, olvidamos su verdadero ser.

El perro lobo checoslovaco ya no guarda fronteras ni persigue seres humanos por los montes de la Europa del Este; ya no vive aislado en una perrera con el contacto casi exclusivo de su guía y adiestrador.

Se ha realizado una ingente, admirable y perseverante, labor de trabajo en la selección y en la integración de esta raza en nuestra sociedad actual.

Hemos sabido acercar las características naturales a nuestro entorno, pero somos muy burros y de lo anterior estamos logrando poco más que anular, casi por completo, la esencia….. la naturaleza y el ser de esta raza.

Nos empeñamos en demostrar que son simples perros, que un plc puede y debe estar en un pipi – can rodeado de otros ejemplares, y además actuar como el más “equilibrado” de los canes.

Que puede y debe tolerar nuestras ausencias ….aunque para ello lo tengamos que meter en una jaula. Que debe inhibir su natural dominancia con otros ejemplares a base de palo y tente tieso o mil y una “técnicas” para inhibir su comportamiento.

En definitiva……¿qué queremos obtener de esta raza?……. ya tenemos la belleza y su lado morfológico lobuno; tenemos la parte bonita, atractiva y llamativa.

Y con el resto…. ¿qué hacemos?, doblegar sus instintos parece ser el camino; erradicar comportamientos naturales el objetivo.

Y yo, personalmente, asumo su ser, respeto sus instintos y admiro su naturaleza; convivo con ellos, con el esfuerzo necesario para que nunca, jamás, sean ni por asomo una molestia… y mucho menos un peligro para nada ni nadie.

Opté por esta raza, sabiendo que me acercaba a un animal muy diferente a cualquier perro; he comprobado – a lo largo de estos casi tres años – que soy un privilegiado que ha recibido mucho más de lo que he perdido por el camino.

Pero nunca he creado,  ni crearé,  un universo a mi medida; puede que esté equivocado y debamos quedarnos sólo con la morfología….pero personalmente lo que me llena de vida, lo que me enseña cada día, es su carácter ….sus costumbres lobunas, su desmedida astucia….su natural manera de relacionarse con el entorno.

Su infinito universo es tan real como el sol que nos alumbra, un universo muy diferente al nuestro…..sólo deseo que la estupidez no destruya todo lo real, todo lo que hace de esta raza ser lo que son…..no lo que quisiéramos que fuesen.

Para lo último tenemos dónde escoger.

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