“La creencia en algún tipo de maldad sobrenatural no es necesaria. Los hombres por sí solos ya son capaces de cualquier maldad.”. Józef Teodor Konrad Korzeniowski, conocido como Joseph Conrad, extraordinario novelista de origen polaco que adoptó el inglés como lengua literaria; fallecido en 1924.
Hay tragedias inexplicables, hechos insólitos y de una repercusión mundial; dolorosas situaciones con la pérdida de vidas humanas, por razones aún inexplicables, como el caso del avión estrellado en Francia.
Mazazos a la conciencia colectiva, vidas truncadas y el dolor más punzante como única compañía de familiares y allegados de las víctimas; triste y profundamente doloroso.
Lo absurdo se convierte en certeza, y la repercusión mundial del hecho se convierte en debate diario; vaya mi más profundo y sentido pésame, desde estas líneas, a todas esas familias y allegados que están pasando por los peores momentos que nadie pueda imaginar…mis respetos a ese profundo dolor.
Dentro de la actualidad lo impactante, por derecho propio, eclipsa a lo aparentemente nimio; pero hechos que parecen no tener importancia suceden.
Y este, nuestro país, es productor apocalíptico de sucesos que, en su pequeña repercusión, muestran mucho más de lo que aparentan.
Mi escasa capacidad de asombro hoy esta anulada por completo, mi escasa paciencia agotada y mi natural disposición a la mala leche sin envasar desbordada.
Y me permito este ejercicio, compartiendo estas líneas, como un saludable proceso de terapia personal; necesario para no renegar definitivamente de mi condición de ser humano, imprescindible para no acabar militando en las filas de los anacoretas, apátridas o vagabundos sin patria, hogar ni perro que les ladre.
En definitiva, tras pasar por la ya manida fase de negación me encuentro en la de la ira…..desconozco si llegará la de la aceptación.
Ira absoluta, cabreo supino y una extraña mezcla de vergüenza y dolor profundo; y lo peor del caso no es mi natural disposición al cabreo…lo peor es el hecho objetivo de que esto no lo arregla ni la madre que lo pario.
Municipio asturiano de Tiós, zona sur del Principado de Asturias colindante con la zona norte de Castilla y León, aproximadamente unos 71 habitantes censados, un lugar precioso….un rincón natural de nuestra geografía.
Día 25 de marzo de 2015, en torno a las ocho de la mañana, en la señal de tráfico que anuncia la distancia de 2 kilómetros, para llegar a esa pequeña población, aparece colgado el cadáver de un lobo con una oreja amputada y un disparo en el cuello.
Les pido humildemente que observen la imagen, que durante unos segundos no piensen en nada, no intenten analizar el hecho…simplemente observen.
Sientan la misma vergüenza que yo he sentido, la misma indignación, la misma sensación de derrota; y si acaso no alcanzan a sentir nada parecido….. al menos no miren hacia otro lado.
El ser humano es complejo, no cabe duda, complejo y a la par sencillo…en ocasiones sencillamente estúpido, en otras palmariamente descerebrado.
No se quién o quienes han ejecutado este acto, y no me preocupa lo más mínimo; pero entiendo el sangriento y abominable mensaje que a todos nos comunican.
Y uno no está para chantajes ni para amenazas, uno a estas alturas ya no está para mirar hacia otro lado; el estilo Ku Klus Klan es evidente, la puesta en escena impecable…el resultado un vomitivo escupitajo al ser humano y a nuestra existencia.
Tal vez el autor o autores de semejante emulación hoy se estén regodeando de su “hazaña”, de la repercusión mediática (que aunque escasa ha sido efectiva) en definitiva de la difusión de su valiente acto de supremacía.
Quién sabe si tras un vaso de sidra, o tras un copioso almuerzo, entre bocanada y bocanada de su pestilente aliento suenen risas y chanzas. Quién sabe……
Pero sí sé lo básico, lo imprescindible, lo evidente; esta sociedad está enferma, mortalmente enferma y absolutamente terminal.
Si no somos capaces de valorar hechos, como el crimen de Tiós, estamos incubando a la España más profunda; aquella que anida en la ignorancia, en la envidia, en la soledad…en la maldad más primigenia.
Si no somos capaces de mostrar nuestra repugnancia…. estamos asistiendo al parto de la bestia, si no somos capaces de verter una lágrima…. estaremos cortando su cordón umbilical.
No apelaré a la víctima de este brutal suceso, los lobos no necesitan de nuestra compasión, nunca apelaré a gilipolleces insulsas; es tal el respeto y admiración que me merecen que no precisan limosnas ni llantos.
Apelaré al sentido colectivo, a la propia sociedad en la que sobrevivimos; acaso podemos permanecer impasibles cuando hechos como el presente nos muestran el lado más vomitivo de nuestra cultura…..¿podemos sentirnos orgullosos al formar parte de ella ?.
El cadáver de este ejemplar, su mutilación, la puesta en escena al colgarlo de una señal…..es un síntoma, un claro síntoma de la metástasis moral de esta sociedad…y se preguntarán por qué hacer extensivo el suceso a toda una sociedad.
Por una sencilla razón…..los actos violentos, los actos deleznables como el presente, se producen por qué quienes lo ejecutan cuentan de antemano con un resultado comprobado…..el silencio y la indiferencia.
Y este país ha sido y es docto en silencios y en indiferencias, cum laude en estulticia social y adelantado en mirar hacia otro lado.
Siento una profunda tristeza, un extraño sentimiento de indignación, pero mi pesar más profundo es saber a ciencia cierta que mañana nadie recordará el crimen de Tiós.
En pleno bosque asturiano, entre la tupida maleza de su maravilloso paisaje, esta noche la manada silenciará sus aullidos; permanecerán atentos a los sonidos del bosque…atisbando el horizonte e intentando localizar esa maldad sobrenatural que tan sólo el hombre es capaz de materializar.
In memoriam