“Hay tres clases de mentiras: La mentira, la maldita mentira y las estadísticas.” Samuel Langhorne Clemens, más conocido por el seudónimo de “Mark Twain”, escritor, orador y humorista norteamericano fallecido en 1910.
El periodismo es una noble profesión, lo ha sido desde antaño; incluso muchos seres humanos han dado su vida por defender la libertad de expresión, uno de los derechos fundamentales perseguido ayer por la censura y edulcorado hoy con la manipulación.
El periodista es un ser especial, en ocasiones complaciente con el poder imperante, en muchos casos enfrentado a las “verdades” oficiales y en otros muchos al servicio de la demagogia y la pluma rentable. Como en botica hay para escoger.
Pero no se trata de la profesión, encomiable y admirable dónde las haya, se trata de las personas y de su poder para difundir noticias que generan asombro, tristeza, repugnancia, temor, admiración, o en definitiva cualquier sentimiento fugaz y provocado al ver, oír o leer una noticia concreta.
Y este país nuestro es diferente, o quizás no tanto cómo podamos pensar, pero uno no sale de su pasmo y se amosca cual personaje de la España profunda de D. Benito Pérez Galdos.
Verán ustedes uno, una y la santísima compaña, puede escribir lo que le plazca….faltaría más….pero cuando un sujeto se encuentra prestando sus servicios epistolares en una gran cadena mediática – de esas con gran audiencia televisiva, con página web y articulistas en nómina – al menos debemos exigir un poco de sentido común a la hora de informar sobre determinados sucesos.
Y hete aquí que hace escasos días nos desayunamos con un artículo sobre el perro lobo checoslovaco, en un medio de los “grandes”.
Y no se pierdan ustedes el elaborado titular……. ” Protagonista de diversos ataques, el perro lobo checoslovaco más lobo que perro“……vamos que el autor se disponía a parir una joya del periodismo de investigación.
Y parió, sin duda parió, un engendro de mil demonios adornado con cuatro troles y un ramillete de orcos. Pero contendré mi natural disposición al supino cabreo, intentando ser lo más objetivo posible.
Cuando uno escribe debe al menos documentarse, informarse y contrastar, debe realizar un serio ejercicio de responsabilidad y cuando menos de honestidad. Debe en definitiva ser veraz.
Y el artículo de marras es de todo menos documentado, elaborado y contrastado; nos da una pincelada sobre el origen de la raza, nos destaca la morfología de la wikipedia, incide sobre su dificultad de manejo con algunas afirmaciones curiosas y prepara el disparadero para el gran notición.
Y no es otro que afirmar que se han dado casos de indisciplina y agresiones a personas.
Bien, entramos en harina que diría el castizo; destaca dos sucesos……si, dos, no diez ni veinte, en los que los protagonistas han sido dos perros lobos checoslovacos y las víctimas una joven y dos niños.
Continúa el articulista con un somero repaso a la normativa sobre perros potencialmente peligrosos, para afirmar que el plc no se encuentra entre ellos y prosigue la joya epistolar tildando de ambigua la ley, revisando de nuevo la morfología del plc con algún error de bulto.
Pero la traca final es curiosa, indica que frente a estas agresiones del plc expertos y cuidadores se plantean la necesidad de revisión de la norma.
Uno termina de leer el artículo y se pregunta si esto es una república bananera, un mal sueño, o simplemente ganas de escribir a medias y destrozar por completo a una raza y a sus propietarios.
Por supuesto que el Real Decreto 287/2002 de 22 de marzo es infumable, y lo es en su propia esencia; todos aquellos que amamos a los animales y tenemos un mínimo de experiencia con canes sabemos una verdad inmutable, un principio inamovible e universal.
NO EXISTEN RAZAS POTENCIALMENTE PELIGROSAS, existen personas potencialmente peligrosas.
Si señores, así de crudo y así de claro. Conozco perros catalogados como potencialmente peligrosos que son un ejemplo de socialización, de convivencia e incluso de ternura desmedida, conozco canes no catalogados que ríase usted de una bomba de relojería mal montada.
Ergo la norma es diametralmente opuesta a la razón, y centrada exclusivamente en datos morfológicos que para nada contemplan el verdadero quid de la cuestión.
Y no es otro que a quién se le permite convivir con animales, a quién se le autoriza a vejarlos, maltratarlos e incluso torturarlos hasta la muerte, a quién por omisión o comisión se le permite introducir en su vida un animal.
Y hay, al menos, dos tipos de personas funestas para el caso, los que suplen sus miserias y carencias emocionales con la utilización de un animal poderoso cómo símbolo de fuerza, y los que se fuman un puro cuando el cachorro deja de ser gracioso y pasa a ser un estorbo.
Pero dejemos la ley y pasemos al caso que nos ocupa, ¿ustedes creen o imaginan que dos sucesos aislados, que habría que analizar detalladamente, son suficientes para criminalizar a los perros?.
Creo que cuando menos las estadísticas (una de las tres mentiras según Mark Twain) no reflejan nada que no se haya dado con caniches, labradores, rateros, mastines etc.
Por supuesto que es absolutamente intolerable que un animal agreda a un ser humano, pero seamos sensatos……un animal de compañía está condicionado a su proceso de convivencia con su dueño, a su educación, a su integración y sobre todo a la responsabilidad del mismo.
Un animal de compañía no tiene vida propia más allá de lo que sus dueños le aporten, le nieguen o le potencien; un ser humano sí tiene capacidades y voluntad, un ser humano sí tiene responsabilidad.
El perro lobo checoslovaco es absolutamente proclive, por naturaleza y en muchos ejemplares, a evitar el contacto con desconocidos y en todo caso, al menos en la mayoría, huye evitando el enfrentamiento.
Pero como cualquier otro animal está condicionado por las circunstancias, y es en ese punto en el que la figura del ser humano alcanza su papel protagonista; es el dueño el responsable del animal, es el dueño el que debe introducir costumbres y modos compatibles con su entorno, es el dueño el que debe poner los medios ante conductas indeseadas y en última instancia el que debe adoptar medidas preventivas.
No y mil veces no, no existen razas peligrosas…existen modas peligrosas y personas incapaces, estúpidas o dementes que nunca debieran tener a su cargo otra cosa que un muñeco de peluche.
Pero la alarma social vende, genera polémica y crea confusión; y esta vez le ha tocado al perro lobo checoslovaco.
Desde su rincón, con las cuatro patas al aire, Ciro se me queda mirando…..nunca sabrá lo estúpidos que podemos llegar a ser, tal vez porque en sus genes sabe que somos potencialmente peligrosos…….muy peligrosos.