“Nunca pensé que en la felicidad hubiera tanta tristeza.” Mario Orlando Hardy Hamlet Brenno Benedetti Farrugia, escritor, poeta y dramaturgo uruguayo, más conocido como Mario Benedetti; fallecido en el año 2009.
No resulta sencillo encontrar palabras que reflejen sentimientos, y se convierte en una verdadera osadía cuando nos referimos a otros seres humanos.
Nos une el amor a la naturaleza, el respeto a nuestro entorno y la admiración por el equilibrio natural; no hemos podido conocernos en persona… y sin embargo te admiro sinceramente.
En ocasiones, las menos quizás, no es necesario compartir mesa y mantel para descubrir a un ser humano diferente, llamativo y firme en sus convicciones.
En ocasiones algo inmaterial nos une, nos acerca al otro, y nos proporciona el retorno a sentimientos considerados obsoletos y manidos por una sociedad que modifica, destruye y ridiculiza el respeto, la nobleza y la libertad individual.
Admiro la valentía, me pasma la diferencia, y doblego mi natural cerviz neandhertal ante las personas que caminan con la cabeza erguida; en nuestra sociedad, y entre tanta hipocresía, es muy difícil hallar sencillez.
Lo sencillo es rotundo, resulta inmenso en contraposición a lo rebuscado y torticero; y cada ser humano vive como puede, le dejan, o se empecina en lograr.
Y tú, apreciado Nando, mereces toda mi admiración.
No dispongo de bálsamos curativos, no soy especialmente sensible, pero cuando el dolor y la tristeza muerden a la felicidad eso me trastorna por completo.
Y pienso, con la distancia personal y emocional, que nadie puede arrogarse ni los sentimientos ni el dolor de otro ser humano; que nadie puede sentir lo que tú hoy estás sintiendo….y sin embargo me atrevo a escribir.
Y resulta un atrevimiento perturbar, tan siquiera un minuto, el dolor que por derecho te corresponde; es tuyo y forma parte de la felicidad, de años luminosos y otros nublados por esa parte que siempre acompaña a toda felicidad…..la tristeza latente.
Te pido disculpas por esta licencia, pero mi natural cabezonería me impide el silencio respetuoso que te debo.
El aire Cántabro, el cielo que cubre sus valles y montañas, se llena hoy del aroma, del recuerdo, y dibuja una estela; no me cabe duda, y vuestros animales, compañeros de viaje, sienten la marcha de Merche en lo más profundo de su ser, en lo más recóndito de su libertad.
Las palabras nunca llenan espacios, las palabras pueden herir, pueden hacernos esbozar media sonrisa, y en ocasiones pueden empañar nuestros ojos…pero no dejan de ser retazos incompletos de nuestro ser.
Por ello me considero muy pequeño a la hora de rendir homenaje, e intento trasladarme a los ojos de tus lobos….en un ejercicio estúpido pero no exento de emociones.
Su mirada es sin duda el mejor espejo, obsérvalos Nando…..fija tus ojos en ellos y sonríe…..Merche está, con su bella sonrisa, en su interior, ella vive en cada uno de ellos.
Disculpa de nuevo mi atrevimiento, perdona mi osadía y mantén la cabeza erguida ante todo y todos …..y cuando el viento Cántabro azote tu rostro no cierres los ojos…..abre tu corazón, y sonríe por una vida plena; observa cómo tus lobos corren entre la nieve y ante todo busca en su mirada esa sonrisa que siempre te acompañará como lección de vida.
In memoriam Merche.