Universos diferentes.

“Hay dos cosas infinitas: el Universo y la estupidez humana. Y del Universo no estoy seguro”. Albert Einstein….sobra cualquier comentario que pudiese empañar esta reflexión.

Vivimos, o tal vez nos apropiamos de la vida ajena, en el marco de un universo muy subjetivo; nuestro universo.

En nuestra relación con los animales somos muy doctos, reyes del mambo y doctores honoris causa de la etología.

Para todo tenemos una sesuda explicación, no existe comportamiento animal que no seamos capaces de diseccionar hasta la médula.

Y sin embargo llevamos siglos sin poder dar una sola explicación convincente a la maldad humana, a la crueldad más refinada, a la sistemática capacidad de destrucción del hombre por y para el hombre.

El mal es demoníaco y por lo tanto sobrenatural, resulta una recurrente explicación y sobre todo una eximente completa; pero nos precede, los hechos nos preceden.

Buscamos relacionarnos con el mundo animal, es una necesidad inherente al ser humano; quizás un reflejo inconsciente de nuestro pasado.

Y en esa relación establecemos un universo, faltaría más; a nuestra medida cual traje de sastre, sin fisuras y totalmente adaptado a nuestras modernas y chirriantes necesidades.

Hay casos en los que el asombro deja paso a la perplejidad….. y algunos terminamos con un supino cabreo digno de portada.

Llegamos a operar perros de las cuerdas bucales para que sus ladridos no molesten a los vecinos – casos extremos pero reales, en Japón se produce de un modo alarmante -, los adiestramos en obediencia cual autómatas, en ataque y defensa cual herramienta mortífera; y los convertimos en payasos a nuestra medida.

Es la evolución, son los tiempos modernos…… o es el culmen de nuestra propia incapacidad. El hombre tuvo siempre al perro a su lado, desde tiempos prehistóricos supo sumar la obediencia y lealtad de los primeros ejemplares para fines muy concretos.

Siempre hubo una tarea, una convivencia que dotaba a esa relación de un nexo, de un vínculo que armonizaba al ser humano con el animal.

Hoy ya apenas tenemos otra tarea – si examinamos la población canina en su conjunto –  que insertar al animal en nuestras vidas y en sociedad.

Y aquí llega el problema con determinadas razas, la evolución de casi todas ellas es tan dilatada en el tiempo que los ejemplares de hoy son el resultado de una selección genética y etológica a nuestra medida.

Sus instintos naturales han sido encauzados, moldeados hasta lograr lo que deseamos, lo que conviene a nuestro modo de vida.

Pero he aquí que además de ser previsores, planificadores y extremadamente certeros…en ocasiones somos muy burros.

Cuando las circunstancias, concretas y muy especiales, hacen que se genere una nueva raza heredamos las consecuencias. Heredamos lo buscado y pretendemos lo contrario.

Queremos, y nos empeñamos, en  que determinadas razas sean lo que nunca han sido y nunca debieran llegar a ser.

Somos muy nuestros y capaces de meter a una boa constrictor en un terrario de por vida, faltaría más…y si es necesario tener un león, operado de las uñas y sin colmillos dentro de una jaula en el jardín de casa, lo hacemos.

Tenemos los medios, en ocasiones el vacío legal, y siempre la autoridad moral de nuestro universo particular.

El perro lobo checoslovaco no es una excepción, muy al contrario es el resultado de lo que se planificó con esta nueva raza; es la unión de un lobo con un pastor alemán de trabajo…y no hablamos de los tiempos de Alejandro Magno.

Heredamos esta maravillosa raza y creamos un universo para ella; optamos por convivir con ellos pero en ocasiones olvidamos su naturaleza, olvidamos su esencia, olvidamos su verdadero ser.

El perro lobo checoslovaco ya no guarda fronteras ni persigue seres humanos por los montes de la Europa del Este; ya no vive aislado en una perrera con el contacto casi exclusivo de su guía y adiestrador.

Se ha realizado una ingente, admirable y perseverante, labor de trabajo en la selección y en la integración de esta raza en nuestra sociedad actual.

Hemos sabido acercar las características naturales a nuestro entorno, pero somos muy burros y de lo anterior estamos logrando poco más que anular, casi por completo, la esencia….. la naturaleza y el ser de esta raza.

Nos empeñamos en demostrar que son simples perros, que un plc puede y debe estar en un pipi – can rodeado de otros ejemplares, y además actuar como el más “equilibrado” de los canes.

Que puede y debe tolerar nuestras ausencias ….aunque para ello lo tengamos que meter en una jaula. Que debe inhibir su natural dominancia con otros ejemplares a base de palo y tente tieso o mil y una “técnicas” para inhibir su comportamiento.

En definitiva……¿qué queremos obtener de esta raza?……. ya tenemos la belleza y su lado morfológico lobuno; tenemos la parte bonita, atractiva y llamativa.

Y con el resto…. ¿qué hacemos?, doblegar sus instintos parece ser el camino; erradicar comportamientos naturales el objetivo.

Y yo, personalmente, asumo su ser, respeto sus instintos y admiro su naturaleza; convivo con ellos, con el esfuerzo necesario para que nunca, jamás, sean ni por asomo una molestia… y mucho menos un peligro para nada ni nadie.

Opté por esta raza, sabiendo que me acercaba a un animal muy diferente a cualquier perro; he comprobado – a lo largo de estos casi tres años – que soy un privilegiado que ha recibido mucho más de lo que he perdido por el camino.

Pero nunca he creado,  ni crearé,  un universo a mi medida; puede que esté equivocado y debamos quedarnos sólo con la morfología….pero personalmente lo que me llena de vida, lo que me enseña cada día, es su carácter ….sus costumbres lobunas, su desmedida astucia….su natural manera de relacionarse con el entorno.

Su infinito universo es tan real como el sol que nos alumbra, un universo muy diferente al nuestro…..sólo deseo que la estupidez no destruya todo lo real, todo lo que hace de esta raza ser lo que son…..no lo que quisiéramos que fuesen.

Para lo último tenemos dónde escoger.

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De niños y lobos.

“Las decepciones no matan, y las esperanzas hacen vivir”. La escritora francesa  George Sand – seudónimo utilizado por Amandine Aurore Lucie Dupin – reflejó de un modo tan increíblemente sencillo el ciclo perpetuo de la voluntad humana.

Y resulta tan aplastante, tan educativo,  que la propia experiencia vital nos doctora día a día en la cátedra de la esperanza.

No queda otra, nos pese… nos reviente, o nos ponga como un basilisco;  toda decepción es un mazazo a nuestro ego, una bofetada a nuestra voluntad….pero no mata.

Y sobre todo, nos ofrece la oportunidad de comprobar que nada, ni nadie, debe arrebatarnos la esperanza. Esperanza que nunca debe ser resignación o postración de rodillas a la espera de un milagro.

La esperanza debe ser vital,  activa y mover voluntades; debe renovar la voluntad para que esta ponga en marcha de nuevo nuestra capacidad de lucha.

Desde que el ser humano inició la andadura, de lo que hoy damos en llamar historia, – entendida como el estudio del pasado de la humanidad – hemos comprobado cómo un hecho (en ocasiones leyenda, en otras muchas totalmente objetivo) se repite a lo largo de los siglos.

Desde la mitología romana, atribuyendo la fundación de Roma a los gemelos Rómulo y Remo que fueron amamantados por una loba, pasando por casos reales y contrastados, podemos comprobar cómo niños y niñas de corta edad son “adoptados” en casos concretos por manadas de lobos o incluso por un sólo ejemplar.

Uno de los casos más llamativos e increíbles, emocionalmente devastador por su propio entorno, se produjo en los años 50 en España.

Marcos Rodríguez Pantoja vivió en soledad desde los siete a los diecinueve años en Sierra Morena, su único referente fue una manada de lobos y el cine llevó, en el año 2010, la historia a la gran pantalla de la mano del director Gerardo Olivares con la película “entre lobos”.

Sin entrar en polémicas – sobre si fue tanto, o fue tan poco-  puedo afirmar que Marcos es un ser humano especial, tuve el honor de conocerlo personalmente en Puebla de Sanabria.

Y les puedo asegurar que me puso la piel de gallina, lo conocí en una monográfica del perro lobo checoslovaco y pude verlo interactuar con cachorros y adultos de plc.

Un ser humano sencillo,  natural…tan absolutamente natural, un ser humano diferente; si….muy diferente a las dobleces humanas, a la hipocresía, al falsete y la impostura, al propio materialismo inherente a la condición bípeda pensante.

Un ser humano sin doctos estudios ni avalados grados, una persona que no precisa ni de “cultura” elevada, ni de serios estudios, para transmitir.

Y he aquí lo que me dejó sin habla, su timidez lo hacía ser tan “niño”….tan absolutamente natural….sus escasas palabras eran sentimientos que desbordaban vida, vida real……una vida tan dura; tan extremadamente cruel en el fondo….

Crueldad nacida de sus congéneres, de su propio padre….de aquellos que lo trataron como un verdadero esclavo a la tierna edad de siete años.

Marcos tiene algo único, incalculablemente extraordinario; tiene sinceridad en la mirada, bondad en sus gestos y sobre todo lo vi disfrutar – reconozco que casi se me saltan las lágrimas – rodeado de cachorros y adultos de perro lobo checoslovaco.

Se agachó en un momento dado, y con la boca mantuvo un enternecedor diálogo con un cachorro de unos cuatro meses…..juro que en ese momento se apreciaba un vínculo, un lenguaje común….fue un momento inolvidable.

La vida, me contó, lo ha tratado de manera muy “humana”; lo han engañado, le han robado literalmente, y en definitiva se han aprovechado de su propia naturaleza.

Marcos no tiene cabida en esta sociedad, un niño criado entre lobos no tiene futuro entre los mayores depredadores del planeta.

Somos así y nuestra dominancia se basa en una lucha a muerte por figurar, por aparentar sin ser; por la prevalencia de lo aparente y el abandono de lo real. 

Incapaces de convivir si no es compitiendo, competimos hasta la saciedad y en ese itinere humillamos, aplastamos y destrozamos todo aquello que se interponga en nuestro camino.

No hemos aprendido absolutamente nada en estos últimos siglos, nuestras universidades forman pequeños guerrilleros de la emboscada y el sálvese quién pueda, un ejército de desocupados en el que los conocimientos no son un bagaje que ayude a entender o ser…no, son municiones para perpetuar la guerra del más poderoso.

Nuestras vidas nos pertenecen por derecho propio, sin duda, el problema es cuando intentamos que ese viaje corto y pasajero se asiente en la espalda de los demás.

La decepción es evidente, sobra decir que tras ella existe la esperanza; esperanza al comprobar que un niño….puede y debe desarrollar todo lo bueno que el equilibrio en este planeta necesita.

Nuestra raza, el perro lobo checoslovaco, en estos momentos es un niño en ciernes; se encuentra en esa etapa en la que de nuestras acciones derivará su futuro.

La mayor enfermedad del plc, la más peligrosa, no es la mielopatía degenerativa, no es la displasia de codo o de cadera, ni tan siquiera el enanismo; no….la mayor enfermedad del plc somos nosotros. 

Aquellos que nos arrogamos el liderazgo cual dioses omnipotentes, capaces de convertir al plc en moneda de cambio de ambiciones y frustraciones; protagonistas del “tú más” y de mi razón es ley.

En definitiva miserables diosecillos, de lo absurdo, empeñados en ser los más doctos y sesudos organizadores del futuro del plc; y lo más grave…lo más escandaloso, olvidamos el presente de esta raza; olvidamos la necesaria e inaplazable oportunidad de difundir, defender y potenciar su existencia hoy, hoy…no mañana.

Las decepciones no matan, sin embargo si que dejan heridas profundas.

Tan profundas que toda nuestra esperanza, y nuestra capacidad de lucha, poco o nada podrá hacer por el perro lobo checoslovaco si no somos capaces, como Marcos Rodríguez Pantoja, de agacharnos frente a un cachorro y dejarnos llevar por su naturaleza.

Mostrando respeto, admiración y comprensión por esta raza puede que logremos algo; con estupidez, arrogancia, ambición y protagonismo…. lograremos ser los responsables de su indudable destrucción.

Gracias Marcos por tu vida, y sobre todo por tu inmensa sabiduría….gracias de corazón.

Que los niños y los lobos siempre guíen tu existencia.

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Maravillosa brutalidad.

“Verdaderamente el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a la de éstos”. Con estas palabras Leonardo Da Vinci definía la supremacía humana.

Existe una inmensa diferencia entre la brutalidad humana y la de cualquier animal.

Resulta evidente que la brutalidad del hombre, en multitud de ocasiones, camina de la mano de la violencia y la crueldad; bien es cierto….. en el reino animal se aprecian, bajo nuestro prisma humano, acciones no exentas de ambos comportamientos.

A todas luces innegable, la balanza se decanta –  de manera apabullante –  hacia nuestra innata capacidad para ejercer de reyes de la violencia y la crueldad.

Pero existe una brutalidad animal maravillosa, cómica en muchos casos, y que nos hace esbozar una sincera sonrisa cuando menos.

La brutalidad del exceso, de la gran cantidad de fuerza desmedida.

Una brutalidad siempre acorde a la morfología…..y que casi nunca anida en la cruel capacidad para infligir daño.

Y si de costumbres brutales hablamos, dentro del reino animal, el perro lobo checoslovaco es una enciclopedia de excesos desmedidos.

Cualquiera que conviva con un ejemplar de perro lobo checoslovaco sufre, ha sufrido, o sufrirá una maravillosa brutalidad…no exenta de daños colaterales.

Desde la separación de la camada, el cachorro nos mostrará su infinita capacidad de “vampiro” accidental; su arte desmedido para utilizar esos pequeños y afilados colmillos.

Y por mucho que nos empeñemos en aplicar técnicas etológicas, por mucho que busquemos la cuadratura del círculo, el pequeño “Nosferatu” seguirá explorando el mundo que le rodea a base de colmillo.

De manera compulsiva, continuará descubriendo cualquier objeto que despierte su interés; lo destripará literalmente hasta alcanzar su “secreto contenido”, de manera constante seguirá utilizando esa máquina de coser como sujeto activo y habitual de saludos, juegos y cualquier estado de ánimo.

Una fase en la que los daños colaterales, en bienes muebles e inmuebles – brazos y piernas por descontado – , suelen ser considerables o al menos notables…..

Los propietarios de plc solemos bromear, no olvidemos que el cachondeo minimiza la mala leche, sobre la colección de trastadas sufridas; compartimos fotografías, cual concurso gótico,  para poder comprobar qué ejemplar alcanza el “magna cum laude” de la brutalidad animal.

Etapas pasajeras si…pero que dan paso a la siguiente con un orden absolutamente prusiano.

Y es que no terminamos la anterior cuando aparece la siguiente; crecen en tamaño y sin casi darnos cuenta tenemos a un pedazo ejemplar, de entre 25 a 30 kilos en los machos, “adolescente” perdido con sus siete u ocho meses.

Y resulta muy interesante comprobar cómo esa etapa “adolescente” está plagada de sorpresas, cada ejemplar es un mundo – nunca me cansaré de repetirlo – pero existe un patrón generalizado de conducta, común a muchos de ellos y en cada etapa del desarrollo de un plc.

Entre los siete y doce meses, y hasta los dos años en muchos casos, asistiremos al máximo esplendor, a la más absoluta fuerza desmedida y  a un periodo lleno de “postureo”, chulería “poligonera” y brutalidad cómica.

El ejemplo más claro, al menos en mi experiencia con dos plcs, es cuando regresas a casa tras el trabajo – obligación lógica que te separa de ellos durante horas-.

Y aquí llega el tótum revolútum, el momento más peligroso del día….si se trata de un sólo ejemplar podremos controlar la situación con valiente gallardía; pero cuando se trata de dos ejemplares …….el campo de batalla y las fuerzas resultan poco favorables.

Ríase usted de una carga de caballería, se lanzan como posesos a buscar la cara; recibiendo un traje de saliva y mil y un mordiscos de los de te pillo el brazo entero y no lo suelto por qué te quiero con locura….así son, así se comportan.

Si observamos a una manada de lobos, en su forma de interactuar entre ellos y sobre todo con cualquier humano, que haya sido aceptado en su seno, podemos hallar similitudes muy curiosas; comportamientos atávicos que hereda el plc y que no dejan de ser muestras de brutalidad animal fruto de su propio ser.

Y resulta desbordante esa energía, esas muestras peculiares de cariño; unidas a un cuerpo en desarrollo grande y poderoso, es el lenguaje heredado y nunca aprendido.

El perro lobo checoslovaco busca el contacto físico de manera notable, es una necesidad sin duda; y lo busca con su entorno inmediato de manera apabullante.

Maravillosa brutalidad sin malicia, natural manera de comunicarse y trasladar sus emociones.

Podremos encauzar muchas conductas, probablemente incluso inhibir las mismas, podremos moldear su comportamiento pero lo que nunca lograremos será arrebatarles su energía, su fuerza bruta y el maravilloso cariño que intentan transmitir.

Cuestión de aceptarlos, un ejemplo de bruta lealtad.

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La guerra de las galaxias.

“No hay nada repartido de modo más equitativo que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente”. René Descartes filósofo y matemático francés nos dejó esta frase para la reflexión.

Esta serie de artículos pretendía en su inicio, allá por el mes de mayo de 2014, compartir una maravillosa admiración por la raza; su objetivo no fue otro que difundir experiencias personales y una visión – fruto de ellas – sobre el perro lobo checoslovaco.

Compartir y difundir experiencias y preocupaciones, plantear dudas hasta cierto punto razonables; pero sobre todo intentar un ejercicio de absoluta sinceridad en todo lo relativo al perro lobo checoslovaco.

En ese difícil camino, de la comunicación, se han ido quedando atrás esas experiencias, esas preocupaciones, esos momentos de alegría desbordante y algunos momentos de reflexión.

Llegados a este punto tengo serias dudas sobre el presente y futuro de esta raza en nuestro país, dudas que en ocasiones hacen virar el contenido de cada artículo hacia aguas propias del esperpento más absoluto; de una desgraciada comicidad y que si no fuese por sus consecuencias, podría incluso llegar a ser jocosamente divertida.

La duda razonable que me asalta es la propia virtualidad de este mundo del perro lobo checoslovaco, virtualidad que anida en las redes sociales.

Y ojo que bajo ningún concepto podré despotricar contra medios de comunicación global, gratuitos y de un inmenso alcance; NO………se trata de comprobar cómo día a día, semana a semana y mes tras mes el perro lobo checoslovaco sigue con las orejas hacía atrás; expectante, temeroso y cauto en su propia naturaleza lobuna ante la declaración universal de una guerra galáctica.

Guerra virtual, cual batalla incruenta y florida, en la que una vez más el ser humano muestra y demuestra su absoluta ineptitud, su bochornosa incapacidad para gestionar no ya su propia vida ….no….para gestionar el presente y futuro de una maravillosa y especial raza.

Y en estas estamos, moralmente obligado a constatar – por medio de este artículo – una realidad más propia de una función infantil de Navidad que de un grupo de adultos a los que …….en teoría….les mueve una misma afición, pasión y defensa.

Al parecer lo importante es montar la de Dios es padre, armarse e investirse con los laureles de la genética, la biología y la razón más sesuda….la razón divulgada con bombo y platillo y sobre todo avalada por eminencias en el campo de las enfermedades más comunes de nuestra raza.

Al parecer la clave para que esta raza perviva, en nuestro país, reside en establecer una normativa de cría y reproducción avalada por las mejores “universidades” especialistas en genética y reproducción……estudios muy muy científicos, muy muy reputados.

Tanto es así que no llego a entender cómo no han sido utilizados como proyecto de fin de carrera, o incluso como modelo europeo para las principales cátedras de genética y reproducción. Un despiste quizás.

Y loable sea cualquier impulso, proyecto o idea que pretenda erradicar enfermedades tan terribles como la mielopatía degenerativa; pero señores…señoras…seamos serios, seamos moderadamente serios.

Dejemos al zapatero que sea él quién arregle los zapatos, dejemos que los verdaderos especialistas titulados, y con experiencia probada, sean quienes determinen si es niño…niña…o nos ha salido con un sexo indefinido.

¿Acaso no es lo más sensato?…o pretendemos jugar a dioses de la genética, en base a nuestros conocimientos adquiridos en internet y nuestras partidas de monopoly en las noches invernales….seamos serios.

Cuando NO se tienen conocimientos, en uno de los campos más complejos de la ciencia, se acude a quién de verdad los tiene; se solicita ayuda y si acaso se recibiese eso sí sería algo digno de encomio y de admiración.

Pero no, somos más chulos que un ocho tumbado; somos capaces de ser seleccionadores nacionales de fútbol, petanca y encaje de bolillos…y en nuestro tiempo libre, además, formar gobierno de salvación nacional.

Pero eso si…montamos una trifulca planetaria que ríase usted  de las trilogías de la guerra de las galaxias; en eso somos únicos, actores consumados; tan patéticos como nuestra condición humana nos permite.

Y señores…..y señoras…..cómo decía la canción, harto ya de estar harto ya me cansé.

Cansado de comprobar cómo lejos de avanzar, en aunar esfuerzos para mejorar el presente y futuro de la raza, se avanza en la fractura absoluta entre criadores, dueños y aficionados.

Cansado de ver cómo cada día lo que importa no es difundir,  y procurar que la población actual de ejemplares esté en mejores condiciones, lo que importa es destruir; destruir proyectos, personas e ideas….en eso somos cual Atila convertido en elfo inmortal.

Harto al constatar que personas que llevan no más de cinco años como propietarios, de un ejemplar de plc, se arrogan la cátedra más inamovible de la sapiencia y ciencia infusa de la raza; asqueado del coro de plañideras que les doran la píldora cual gregarios sin cerebro.

En definitiva desilusionado sobre la capacidad asociativa en este país para con la raza, y absolutamente cabreado con el espectáculo patético que se muestra en cada polémica.

Seguid jugando a dioses de la genética, a científicos de Cheminova; seguid llenando páginas y páginas con vuestros argumentos y sobre todo mantened la guerra de las galaxias en píe…..no sea que se os caiga el chiringuito y se acabe vuestro momento de gloria.

El presente de la raza sigue igual, inamovible, absoluta desinformación, nula capacidad de aunar fuerzas en pos de mejorar el hoy y el ahora.

Y mientras cada plc en su rincón, con mejor o peor suerte, y con las orejas hacia atrás esperando el próximo golpe.

Cada batalla de esta virtual guerra es un golpe a la raza, cada puñetera escaramuza es una fractura más….en el edificio de la razón todos tenemos muchas habitaciones, el problema es que la mayoría están sin amueblar.

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La balanza y la montaña rusa.

“Dos cosas me admiran: la inteligencia de las bestias y la bestialidad de los hombres”. Frase atribuida a Tristan Bernard narrador y dramaturgo francés.

Hay sin duda una inteligencia atávica en el reino animal, una capacidad forzosa para extremar el pensamiento lógico en aras de la propia supervivencia.  

Y habrá quien se rasgue las vestiduras, afirmando que en el reino animal no existe el pensamiento lógico; al igual que la tierra se consideró plana y geocéntrica  hay quién aún hoy niega tal capacidad. 

Sin entrar en disquisiciones cualquier investigación parte de una base universal, la observación; observar resulta muy educativo, sorprendente para quién desee maravillarse sin buscar sesudas explicaciones sobre uno u otro comportamiento animal.

El perro lobo checoslovaco es un crisol de herencias, un almacén de sorpresas y sobre todo un ejemplo residual de la propia naturaleza. Disfrutar de todo ello conlleva aceptar la balanza.

Balanza resultante de la integración, en nuestras vidas, de ese maravilloso trozo de naturaleza; no olvidemos que nada resulta gratuito que todo – o al menos casi todo – tiene un coste.

No podemos pretender disfrutar de la convivencia con un animal como el plc sin “sufrir” determinadas consecuencias. Y es la balanza natural, el precio que el ser humano debe abonar en esta sociedad “moderna”, “avanzada” y materialista.

Se logró mezclar al lobo de los Cárpatos con el pastor alemán de trabajo de los años 50, se alcanzó el objetivo de obtener un ejemplar relativamente dócil – al trabajo con seres humanos – y con unas capacidades espectaculares en cuanto a resistencia, oído y olfato.

Con el tiempo, escaso tiempo, la raza fue abandonando las perreras militares, los bosques y montañas, pasando a manos civiles; con el tiempo estos maravillosos ejemplares han terminado en nuestras casas.

Y muy sesudos y cabezones nos empecinamos en “socializarlos” hasta lograr que asistan impasibles a la Feria de Sevilla, la Tomatina de Buñol o a una final de Champions.

Somos muy nuestros, y sobre todo muy lógicos en nuestro pensamiento.

Habrá quién con un ingente trabajo logre que su plc esté en cualquier sitio y cualquier circunstancia, loable esfuerzo y admirable resultado.

Pero la observación, de multitud de ejemplares de esta maravillosa raza,  me indica – salvo error u omisión – que estar están, si…pero muy lejos de una integración total o cuando menos indiferente.

El plc en grandes aglomeraciones casi nunca se encuentra reposado o tranquilo,  si expectante, cauto y en ocasiones molesto; he podido comprobar casos admirables de un total autismo, a todo lo que les rodea, imagino que no deja de ser un mecanismo de auto defensa.

Por supuesto que deben integrarse en nuestro entorno, sin duda deben aguantar cuando toque aguantar; pero de ahí a elevarlo en necesidad imperiosa para forzar al plc a situaciones gratuitas………..va un trecho, si lo único que se pretende  es nuestra propia elevación.

El universo de los grandes encantadores de perros está ya saturado, y nuestro planeta anda muy escaso de sentido común.

La balanza actúa de manera inexorable, y cuando dejemos sólo – en casa o en una finca o jardín – a un ejemplar, durante un  tiempo indeterminado,  obrará en consecuencia.

Su instinto gregario se activará, la ausencia de sus referentes y de su grupo lo pondrá en marcha; podrá pasar de una ansiedad moderada al aburrimiento para volver a una ansiedad más acentuada.

Le provocará que su innata curiosidad, por todo lo material que le rodea, se convierta en obsesiva y compulsiva necesidad de mover, morder, romper  e incluso intentar la fuga.

Se activarán sus “especialidades” en jardinería, fontanería, electricidad y otras artes del reciclaje.

La balanza es inexorable y nuestra mala leche infinita cuando esto sucede. Pero algo extraño acontece, cuando tras acordarnos de todos sus ancestros, de la loba Brita y del coronel Karen Hartl …..nos miran a los ojos y terminamos cediendo a esa mirada.

Y es algo recurrente, nos sucede y sabemos que un propietario de plc se dividirá siempre en dos tipos concretos: el que ha sufrido el talento de su ejemplar para “redecorar” o “reciclar lo útil” y el que lo sufrirá.

Es la balanza natural, y nos guste o no….. es lo que hay; integrar un animal tan cercano a sus ancestros en nuestras vidas conlleva multitud de satisfacciones, infinidad de momentos y desajustes con nuestra vida sedentaria y aposentada.

Si nos subimos al vagón de esta montaña rusa, nos aguardan subidas lentas….. muy lentas, bajadas de vértigo y tirabuzones de infarto.

Gritaremos cual posesos, se nos descompondrá la cara y el alma….pero al bajar, al igual que en las originales, tendremos una expresión en el rostro digna de un niño con zapatos nuevos tras haber engullido un kilo de chocolate.

El pensamiento lógico animal es intrincado, indescifrable en la mayoría de ocasiones, pero al igual que las meigas …haberlo creo sinceramente que lo hay.

Nuestra innata bestialidad tiene la oportunidad de diluirse en esta balanza,  de la que merece la pena formar parte..sin duda alguna.

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