Tener un perro lobo checoslovaco.

“Buscando las cosas inciertas, perdemos las ciertas”. Pensamiento atribuido a Plauto, comediógrafo romano.

Lo incierto realmente es casi todo en esta vida, por no afirmar rotundamente que salvo la muerte el resto es incertidumbre.

En multitud de ocasiones, cada vez con más frecuencia, se acercan personas interesadas en esta raza a quienes somos ya relativamente “veteranos”. La pregunta lógica y recurrente es siempre la misma, ¿cómo es tener un plc?.

Y resulta admirable, sensato y un ejemplo, ese interés por conocer qué supone tener un plc en nuestras vidas.

Para intentar dibujar una respuesta coherente, alejada de cualquier ostracismo o interés, es necesario plantear la pregunta de un modo mucho más cerrado.

¿Tener o convivir?….he ahí la cuestión. No olvidemos que existe una gran diferencia entre tener cualquier animal o convivir con él.

Somos libres y soberanos para escoger cualquiera de ambas opciones, es un hecho que ambas coexisten en las relaciones hombre – animales.

De tal modo hay personas que tienen un animal guardando una finca, trabajando en ella, o directamente trabajan con él.

Hay personas que circunscriben el espacio del animal a una zona acotada conviviendo con él únicamente en los paseos diarios. Y por último hay personas que conviven con el animal compartiendo en mayor o menor medida el espacio familiar.

Existe una gran diferencia, bajo mi punto de vista, entre tener o convivir con un plc.

La raza tiene y mantiene sus peculiaridades, entre ellas la más destacada la necesidad de fijar en toda su etapa de crecimiento y consolidación – hasta los dos años aproximadamente – la impronta de su integración en el entorno familiar y exterior.

Impronta o impregnación de su “sitio” en el entorno familiar, impregnación inicial que permitirá su adaptación al entorno exterior con la suficiente confianza en el referente del dueño.

Distinta sería la situación de un ejemplar que desde su llegada a ese entorno ve acotado su tiempo y espacio físico de convivencia; distinta en cuanto a que, por regla general, el tiempo y espacio físico – del que disfrute con nosotros –  será en ocasiones insuficiente para fijar esa fase de impregnación.

La raza precisa de una gran dedicación en los primeros meses de vida, necesita encontrar su espacio dentro del núcleo familiar; trabajar con una sublime paciencia aspectos como las tomas de alimento diarias y los juegos con objetos que despierten su instinto posesivo.

Trabajo que implica mostrarle al cachorro, que ya no es necesario que compita ni por la comida ni por los juguetes…. cómo así lo hacía en su camada.

Aspectos recurrentes, en muchos ejemplares, en los que se da una dominancia extrema con la comida y los juguetes en los primeros meses de vida.

Tan sólo lo anterior, requiere de mucha dedicación; de un entorno común en el que el ejemplar se sienta integrado, tenga un referente y finalice generando un vínculo y su propio espacio.

Por otra parte, difícilmente podremos trabajar la impregnación de estímulos exteriores – coches, bicicletas, ruidos etc. – así cómo su relación con otras personas y animales si no logramos esa fase previa; todo es una pirámide progresiva cuyo objetivo es integrar al perro lobo checoslovaco primeramente en nuestra vida diaria y simultáneamente en nuestro propio entorno exterior.

¿ Se puede lograr sin convivir compartiendo espacio y tiempo?…Probablemente, y dependiendo del ejemplar se podrá; me resulta incierto y por lo tanto con mi escasa experiencia con estos animales no puedo aventurarme a una respuesta rotunda y basada en datos concretos.

Puedo afirmar que durante casi 3 años he comprobado qué,  por su carácter gregario, por su absoluta necesidad obsesiva de compartir tiempo con nosotros, resulta mucho más factible para las fases de impregnación compartir espacio y tiempo.

El manejo de esta raza no es sencillo, y cada etapa de sus vidas muestra un rosario de peculiaridades, un largo camino de trabajo y un resultado de satisfacciones único e impresionante.

Nunca perderé de vista lo que a todas luces resulta cierto, aquello que debemos siempre tener presente; no son ejemplares de cadena y patio, no son ejemplares de caseta y guarda…al menos no lo son, si queremos compartir con ellos satisfacciones y no problemas.

Qué duda cabe que cada ejemplar es un mundo diferente, y por ello mismo puede romper la norma general en uno u otro sentido; no es una garantía esa convivencia en espacio y tiempo para estar exentos de problemas, pero sí lo es para poder afrontarlos con una base sólida.

A todas luces resulta cierto que la raza es heredera de un alto sentido gregario, exacerbado me atrevería a afirmar, si las circunstancias colocan al ejemplar fuera de ese entramado “social” seguramente los problemas se agudizarán.

Pero repito, no puedo elucubrar sobre la incertidumbre; tan sólo puedo compartir la experiencia en un sentido y dibujar un panorama incierto en el otro.

Cada propietario ha vivido y vive una experiencia única e irrepetible, ha forjado en mayor o menor medida un vínculo concreto; y en consecuencia toda experiencia es admirable cuando el resultado alcanza la meta.

Personalmente, en nuestro caso, optamos por convivir; optamos por integrar a nuestros ejemplares en el espacio y tiempo de nuestras vidas, hemos tenido muchos problemas, hemos tenido muchas más satisfacciones.

Convivir con un plc es una experiencia única, cercana a la naturaleza ancestral de la raza, aceptar a un plc conlleva el peaje de sus peculiaridades; todo ello es una especie de montaña rusa…..un viaje en el que nunca estaremos exentos de emociones.

Tener un plc es algo muy diferente que me resulta incierto.

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De caperucitas, lobos y leñadores.

La tradición oral en la vieja Europa difundió un cuento en el que la moraleja versaba sobre la seguridad del poblado frente a los peligros del bosque.

Los protagonistas del mismo fueron recogidos por diversos autores siendo Charles Perraut quien en el año 1697 escribió una versión cruel, aunque suprimía algunos aspectos desagradables,  e incidía en la moraleja de evitar los encuentros de niñas con desconocidos. Todo un hito en su época.

Posteriormente, el cuento se asentó y difundió universalmente con la versión de los hermanos Grimm en el año 1812; dicha versión metió en escena la figura del leñador y un final feliz.

Hasta nuestros días ha pervivido dicho cuento, inmortal e intocable. Pero sinceramente no me resigno a perpetuar una tradición, oral y medieval, que en su momento tuvo una finalidad educativa y que hoy resulta una verdadera gilipollez.

Y lo es cómo para llenar una enciclopedia, en primer lugar la figura de la niña con la caperuza roja y su cestita de comida; para empezar a la madre que la parió, según consta en la tradición oral y posteriores escritos, habría que meterla entre rejas de por vida por abandono infantil….manda bemoles que cargue a la niña con una cesta de comida y la mande al bosque cómo si se tratase de un parque temático en domingo.

Pero además la figura de la niña es harto repelente, mona hasta la extenuación, obediente hasta el sacrificio y tonta del bote cum laudem; un verdadero mito de la bisoñez y el estereotipo más aberrante de la niña obediente.

Qué decir de la figura de la abuelita, tierna y dulce….simple y rematadamente sin sangre, cual pato de escayola en el quicio de una ventana; un nuevo mito de la aparente estupidez senil…..pues me perdonarán pero mi abuela, que los dioses tengan en su seno, era de armas tomar y muy alejada de la supina estupidez del mito.

Y aparece en escena el leñador vengador, un currito del bosque; que bastante tiene con sobrevivir a hachazo limpio y que al parecer entre tronco y tronco se dedica a salvar doncellas rajando lobos…..amos, amos…..aquí si que ya se desbarra de lleno.

Elevar la figura masculina, al altar de una ruda profesión, ponerle un hacha en las manos y una víctima propiciatoria para que en el sumo sacrificio más sangriento…. libere a la doncella e incluso a la abuelita; las doncellas ya no precisan de héroes, ni de camisa a cuadros, ni bicéps de hierro y barba de diez días.

Pero el summum llega con la víctima propiciatoria del cuento, como no…….había que escoger un monstruo; un diabólico animal que justificase la gilipollez y la posterior carnicería….y le tocó al lobo.

Por tradición y por qué sí, qué mejor manera de mantener demonizado –  y a raya en la memoria infantil – a semejante bicho maléfico, astuto, cruel, traidor y devorador de seres humanos….una joya de la tradición europea.

Sería para echarse a reír, hasta escojonarnos, si no fuese por la triste realidad de ayer y hoy; en efecto el lobo es astuto hasta extremos increíbles….y lo es para salvar su vida del bicho más cruel que habita el planeta…las caperucitas inocentes…las madres impolutas…las abuelitas sin sangre y los leñadores de camisa a cuadros y mala leche acumulada.

Este mundo ficticio, estas tradiciones orales, reflejan la psiquis …el alma…del ser humano de ayer y hoy; retorcidamente calculadores, extremadamente insensibles, meditadamente crueles.

Pero el mundo de la tradición oral y de los cuentos es un claustro monacal al lado de la realidad actual; y si de la raza hablamos – que ese y no otro es mi propósito – esto ya es el Circo del Sol en versión cani.

Abundan las caperucitas con aura bondadosa, extremadamente sutiles y mortalmente dañinas; crecen como hongos en otoño y abanderan la más absoluta estupidez para con la raza.

Pululan los leñadores, sin camisa a cuadros, capaces de cortar a su mismísima madre en aras de sus principios fundamentales; un alarde de supina ignorancia revestida y camuflada con una mala leche digna de un parado a fin de mes.

Y por último la víctima de este cuento real – como la vida misma – no es otra que el perro lobo checoslovaco; impasible, impertérrito ante la proliferación de caperucitas y leñadores y con las orejas hacia atrás esperando el próximo hachazo.

Pero no…..estos no son los únicos actores de esta tragedia griega, los verdaderos responsables…ad perpetuam…..son los autores, los novelistas que desde la triste soledad de un teclado, elaboran y estructuran la división basada en el egolatrismo más perverso y estúpido.

Todos aquellos que en lugar de sumar esfuerzos, suman destrucción y arrancan buenas intenciones. Y no estamos para ponernos medallas, ni estamos para tirar cohetes; la raza, al igual que el lobo de caperucita, exige de manera alarmante una rectificación inmediata…en manos de todos está seguir con el cuento o bajar a la arena de la cruda realidad.

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Ancestros y costumbres.

“Ni el pasado ha muerto ni está el mañana, ni el ayer escrito”…..”caminante no hay camino, se hace camino al andar”……grande Antonio Machado, inmenso representante de la llamada generación del 98.

Y todo aquel que se empeñe en enterrar, esconder o ignorar el pasado perderá cuando menos la única perspectiva realmente objetiva.

La perspectiva de qué sucedió, por qué y sobre todo qué motivó el hecho.

Pero seguimos siendo los más chulos del barrio, pinceles de verbena que se adornan en la suerte de la autosuficiencia más sublime. Sumidos en ocasiones en un  futuro incierto y olvidando por completo el pasado.

Allá por el año 1958 el ejercito de la antigua República Checoslovaca culminó un proyecto sorprendente,  el cruce entre un pastor alemán de trabajo “Cesar z Brizoveho haje” y una loba de los Cárpatos de nombre “Brita”.

La camada resultante dio lugar a la primera línea de sangre,  los primeros híbridos (F1) acababan de nacer; se siguieron realizando cruces diluyendo esa primera camada hasta alcanzar el F4 o cuarta generación.

Hasta el año 1983 se continuaron realizando cruces, para ello se utilizaron nuevos ejemplares de lobos y lobas que aportaron cinco líneas de sangre que hoy son la base de la raza.

Hasta aquí una breve pincelada de un pasado tan reciente, tan infinitamente reciente en al evolución de las especies, que resulta increíble que lleguemos a olvidar lo que ello conlleva.

Y es que estos ancestros del perro lobo checoslovaco transmitieron morfología, genética y comportamiento.

Resulta divertido, en ocasiones incluso hilarante, ver cómo en muy pocas ocasiones nos centramos en la herencia transmitida; aceptamos la morfología por aquello de “es muy lobuno”….pero apenas si valoramos la transmisión genética y su derivado…el comportamiento.

Al parecer la raza tiene un pasado “oscuro”, muy de nuestra España profunda; es cómo si tuviésemos la necesidad de ocultar esos ancestros, de ignorar cuando cómo y por qué se tomó la decisión de mezclar un lobo salvaje con un pastor alemán de trabajo de los años 50.

Y omitimos valorar cuestiones tan cruciales como la herencia genética en las hembras de la raza, su ciclo fértil es el mismo de las lobas; y este sí es un hecho objetivo que nos muestra la supremacía genética de aquella loba Brita.

Omitimos valorar cómo hoy, cualquier ejemplar de plc, tiene y mantiene comportamientos similares a sus ancestros de los Cárpatos.

Por supuesto que nunca se debe generalizar, y habrá ejemplares que muestren más o menos dichas peculiaridades; pero por norma general un plc es sutilmente silencioso en su vida diaria, apenas ladran, tienden a gruñir y a transformar un ladrido inicial en una aullido profundo y prolongado.

Son animales absolutamente gregarios, necesitan cómo el respirar sentirse parte del grupo; acusan de un modo espectacular las separaciones prolongadas de su entorno – el denominado síndrome por separación –  y necesitan encontrar su lugar en la jerarquía.

Existen costumbres comunes a casi todos los ejemplares que encuentran su origen en las del lobo, todo cachorro de plc se comerá sus heces. Primigenia costumbre de sus ancestros, para erradicar su rastro, protegiendo a la camada de depredadores y que hoy pervive en nuestros ejemplares.

Casi todos los ejemplares se relacionarán entre ellos,  así como con su entorno humano y con otros animales, utilizando la boca los dientes y la lengua; buscarán siempre nuestra cabeza y extremidades, nuestra boca para fijar un ritual de “mordiscos” y lametones. Observen a una manada de lobos en su relación entre ejemplares…. y podrán comprobar cómo se reproduce dicha conducta.

El lenguaje corporal en el plc es , en mayor o menor medida,  similar al del lobo; desde la posición de la cola en cualquier estado anímico, pasando por el erizamiento de todas las capas del pelo – lo cual les confiere un aspecto impresionante – hasta la elevación del hocico mostrando sus imponentes caninos.

El plc se caracteriza por una astucia sin igual, una capacidad de observación y digamos por qué no de “pensamiento lógico” que apabulla; de este modo cualquier propietario ha vivido y vive la capacidad innata del plc para abrir puertas, armarios, grifos, frigoríficos y un sin fin de habilidades. Capacidades heredadas de la incontestable supervivencia del lobo.

Y cómo omitir, en la lista de comportamientos, su capacidad natural para la caza; la mayoría de plcs disfrutan de un modo extraordinario cuando encuentran un rastro en el medio natural, despliegan capacidades sorprendentes en la persecución de animales que consideren piezas de caza. Y si tenemos la oportunidad de asistir, a dicha circunstancia, con un grupo de plcs…. nos dejará pasmados por su similitud con una manada de lobos.

La lista es interminable y sobre todo no debe ser una vergüenza, un peligro o algo que se deba ocultar; es el pasado presente, es la herencia de sus ancestros suavizada generación tras generación hasta lograr que esta única raza conviva con el ser humano y su entorno.

Ocultar ese pasado reciente, ignorar este presente cierto, nos conduce a la más estúpida de las realidades…….inventar la cuadratura del círculo intentando dibujar a un perro lobo checoslovaco cómo si de un golden con apariencia de lobo se tratase.

Seamos serios y sobre todo orgullosos en lo tocante a esa herencia integrada en nuestro entorno…..todo un lujo increíble.

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El valor del deseo.

“El deseo florece; la posesión lo marchita todo”.  Frase atribuida al novelista, ensayista y crítico Marcel Proust.

Desear resulta humano, es parte de nuestra condición, enaltece nuestra capacidad resolutiva aunque puede llegar a convertirse en obsesión.

En las etapas del desarrollo humano el deseo estará siempre presente, inamovible, incondicional compañero de viaje y lastre universal. 

En la infancia, adolescencia y juventud el deseo es el motor; mueve voluntades modela comportamientos y se trastoca en moneda de cambio.

En la etapa de la madurez resulta mucho más comedido, ajustado al equilibrio de las posibilidades, cautos con las consecuencias; por último en la vejez el deseo se establece como vago recuerdo, reflejo de innecesarias voluntades y poco perturbador.

Somos así, trazamos camino en cada etapa de nuestras vidas y lo hacemos movidos por hilos invisibles insertados en nuestros genes.

Pero el deseo es peligroso, cuidado con lo que se desea no vaya a ser que lo tengamos; y resulta muy peligroso cuando su finalidad no es otra que la mera posesión, el uso y disfrute.

Esta raza podrá etiquetarse de mil maneras, el perro lobo checoslovaco será para unos azul, para otros verde y para algunos a cuadros…..habrá quién incluso decida subir al Olimpo de los dioses y disertar sobre el sexo de los ángeles.

Pero lo innegable, incontestable y cierto, es que esta raza atrae; llama la atención y gira cabezas allá dónde un ejemplar se vea, no digamos si son varios y juntos.

Ese, y no otro, es el mayor peligro que acecha al perro lobo checoslovaco en estos momentos, el deseo a primera vista, la belleza llamativa, su similitud con el lobo y en definitiva su apariencia.

Y en este punto todos, aquellos que de un modo u otro estamos relacionados con la raza, tenemos la obligación  –  cuando menos moral – de equilibrar el deseo evitando que pueda convertirse en moda peligrosa.

Resulta paradójico que no se repare en el auge actual de camadas, resulta sospechosamente peligroso que no se trabaje en la información básica sobre esta raza; y es un hecho que, de manera colectiva,  a nadie parece preocupar esta situación.

La fábrica de deseos está en plena producción, y somos espectadores…los daños colaterales poco importan; abandonos, ventas urgentes de ejemplares adultos y un largo etc.

Seamos serios, cuando menos no seamos patéticos, el deseo primario………el básico y visceral…… tiene por objeto la mera posesión, su finalidad no es otra que alcanzar el objeto de deseo, usarlo y desvelar el resultado.

Un perro lobo checoslovaco no es un peluche, ni un mono de feria, un plc no es un capricho y sobre todo nada tiene que ver con otros perros.

Lo se, me repito de manera insufrible; no me cansaré de hacerlo, y plantear los riesgos no es una impostura banal, presentar el problema sin una alternativa es tanto como decir que cada día amanece.

La alternativa a esta situación pasa de manera incondicional por la voluntad, sin ella nada se podrá hacer; voluntad por parte de criadores y propietarios.

Querer, y por lo tanto tener la voluntad de solucionar al menos los problemas más acuciantes; complicado pero no imposible.

Podemos aunar esfuerzos, agrupar todas y cada una de las publicaciones relacionadas con el plc, ofrecer información al alcance de todos, generar un único enlace que – en la globalización de las nuevas tecnologías –  derive a cualquier profano hacia toda la oferta informativa que pueda generarse en este país.

Una plataforma común en la que todos tengan cabida y sea una ventana transparente para cualquier aficionado que quiera conocer, de primera mano, a esta maravillosa raza.

De sobra se que resulta muy fácil exponerlo, y casi misión imposible llevarlo a buen término. Por lo tanto, si todos nos llenamos el pecho insuflados por nuestro amor a la raza, si todos tenemos el mismo objetivo, si todos queremos en definitiva lo mejor para el plc…..debiéramos dar algún paso.

Si acaso nuestra propia necedad nos impide dar un sólo paso empecemos por gatear….y si ni siquiera sabemos gatear …nos tendremos que arrastrar.

Lo que ya resulta patético es que con una población de menos de mil ejemplares – en todo el país –  y un censo de criadores con afijo que no supera la veintena, tengamos diseminadas fuerzas y voluntades; tengamos una imagen en las redes sociales penosa, enfrentada y polémica, y lo más grave…en todos estos años la Real Sociedad Canina Española no ha reconocido a ningún Club de raza de los que han existido o actualmente existen.

Y este es el panorama actual y no otro, si somos capaces de reconocer nuestra drogodependencia al protagonismo exacerbado, nuestra enferma y compulsiva capacidad para destruir, el perro lobo checoslovaco tendrá futuro.

Somos muy nuestros,  muy guerrilleros de salón y portátil, muy científicos del Facebook, muy biólogos de seminario de dos horas, muy etólogos de cursillo de fin de semana….en definitiva somos como el perro del hortelano.

Abramos las puertas a la información, ofrezcamos una visión real y completa sobre esta raza…quizás sea el primer paso para aunar un esfuerzo imprescindible en estos momentos….el deseo puede florecer, pero no seamos tan necios como para marchitar una raza a costa de nuestra ineptitud.

O la raza – si acaso pudiese – acabará con la cara de Ciro en la fotografía que encabeza este artículo….huyendo despavorida.

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Lo que realmente importa.

Afirmaba Jean Paul Sartre que la felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace, y sin lugar a dudas así es.

Saltamos al vacío de la complejidad en todo lo que rodea nuestras vidas, incluso probamos el vuelo sin motor y en consecuencia solemos ganarnos las alas…de pollo maltrecho en su primer vuelo desde el nido.

Ley de vida por otra parte, pero lo realmente asombroso….lo que me provoca un pasmo absoluto…..es que convirtamos aficiones y pasiones en foros de debate, ateneos libertarios de salón y verdaderos frentes de batallas epistolares.

Somos muy, muy cabezones; somos realmente esperpénticos y lo peor…. nunca aprendemos.

Y lo somos por la sencilla razón de buscar con ansia la polémica, los bandos enfrentados y la sangre a raudales si se tercia: lo que nos motiva, nos gusta o con lo que disfrutamos, se convierte en el Afganistán más recrudecido.

No contentos con tener lo deseado además queremos ser….. los poseedores de la verdad absoluta, los representantes de la inmaculada biblia personal de cada uno.

Y mire usted, cada cual con sus manías….pero de ahí a convertir una afición en una guerra sin cuartel pues no, rotundamente no.

Tener y convivir con un perro lobo checoslovaco en este país lleva aparejado un peaje añadido.

Un peaje que en ocasiones viene de serie con el cachorro, una regla de oro no escrita; por la que cada nuevo propietario debe retratarse en alguno de los bandos en liza en este circo bochornoso.

Carácter mediterráneo quizás, o ganas de quijotismo de mercadillo…quién sabe; lo realmente asombroso es asistir, participar y dejarse llevar por la corriente de la beligerancia.

Y sucede, y acontece que no contentos con la odisea de convivir y disfrutar con un plc, además nos embutimos el traje de camuflaje; desempolvamos el armamento y nos lanzamos a por todo aquel que no comulgue con la santa madre iglesia pelecera.

Grupos, criadores, clubs y un largo rosario de sujetos protagonizan esta comedia Cervantina; y ya resulta espeluznante, empieza a provocar adicción…..y las adicciones acaban como el rosario de la aurora.

Todos de algún modo, y en algún momento, hemos participado en escaramuzas cuando no en batallas campales; y se han producido bajas temporales e incluso definitivas.

Así son las hostilidades, nunca conducen a nada positivo y por el camino destruyen lo construido; y surge la gran pregunta ¿Por qué hacemos de una afición sana y reconfortante un vergonzoso circo? ….. no tengo una sola respuesta.

Intereses, envidias injustificadas, mal entendidos anclados como cuchillos en le tiempo; pero sobre todo una nula y absoluta incapacidad, para buscar aquello que nos une.

Personalmente esta raza me maravilla, me aporta tanto que no sabría definir el cambio vivido; considero que todo aquel que ha optado por esta experiencia debe vivir algo similar.

Y lo respeto, cuando merece ese respeto, y debiera ser suficiente para que todos los propietarios de un plc tuviésemos esta afición en su justo altar; el de lo positivo, de los malos y buenos momentos, de experiencias únicas y de complicidad.

Debiera ser nuestra única razón común, nuestro nexo de unión; en definitiva un motivo agradable para conocer nueva gente y compartir devoción.

Pero no es así, y no lo es por el empecinamiento –  absolutamente sospechoso  – de personas y grupos en dividir y fomentar bandas ( que no bandos) enfrentados.

Cada día, asistimos a una escaramuza diferente o recurrente; cada pastelero día protagonizamos, por activa o pasiva, una polémica en la que  las partes se regodean en filosofías de rastro dominguero.

Y mientras, la raza anclada en sus problemas endémicos; en su incomprensión y desconocimiento arrastrando la pesada losa de nuestra ineptitud.

Parece ser lo importante, al parecer es lo realmente importante, y me declaro tan bochornosamente culpable como el que más.

Vamos de culo y sin frenos, el bosque no nos deja ver los árboles; y lo peor es que estamos convirtiendo algo tan importante cómo una satisfacción personal en repelente.

En este punto merece la pena frenar, aunque sea con salva sea la parte, reflexionar e intentar reconducir aquello que no haya sido ya destrozado.

Por qué lo que realmente importa, al menos al que suscribe, es descubrir a esta maravillosa raza, convivir con ellos y aprender día a día, disfrutar y en ocasiones sufrir, conocer a gente maravillosa que comparte devoción….compartir experiencias.

Sin duda que debemos incluir la preocupación activa por su pervivencia, por su correcta selección y cría, por su adecuada inserción en el entorno….por supuesto….pero en estos momentos, en los que la raza está creciendo, las prioridades debieran ser aunar esfuerzos, sumar voluntades y restar personalismos e intereses.

De lo contrario abonamos el campo a cuatro iluminados, desocupados integrales, que en este mundillo han encontrado un hueco para su ambición; que viven y perviven por y para su mayor gloría erigiéndose en talibanes del plc.

Si no somos capaces de sumar esfuerzos y voluntades, en algo que nos satisface, si no somos capaces de ver lo que realmente importa……..siempre nos quedará echarnos al monte con nuestros plcs y disfrutar de una puesta de sol……. en ocasiones ayuda y mucho a entender lo estúpidos que podemos llegar a ser.

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