El vínculo con un plc.

Lo que ata o une, aquello que establece una conexión duradera…….y así podríamos definir esta palabra una y otra vez, pero lo realmente sorprendente es que en si misma aúna todo un mundo; en ocasiones totalmente inexplicable.

Entre los seres humanos se consolidan vínculos de todo tipo, materiales, afectivos, viscerales y un largo etcétera. Vínculos conocidos, estudiados y tan antiguos como la propia humanidad.

Entre el ser humano y los animales resulta, en ocasiones, totalmente inexplicable cómo se llega a forjar un vínculo concreto. Me sorprendió hace pocos días ver un documental sobre una hombre, natural de Costa Rica, Gilberto alias “Chito”, y un cocodrilo de más de cuatro metros con el que mantenía una relación sin precedentes conocidos en el mundo animal.

Chito recogió al animal cuando lo encontró herido de bala, lo cuidó y alimento durante casi 20 años; nadaba y jugaba con el saurio, de casi 500 kilos de peso, mantenía un vínculo inexplicable con una especie de la que no se conocía ni un sólo caso de relación con humanos.

Biólogos de todo el mundo se interesaron por este vínculo y aunque el famoso cocodrilo “Pocho” – que así lo llamaba Gilberto – ya murió, por causas desconocidas, aún hoy sigue siendo objeto de estudio.

La comida nunca puede ser un lazo exclusivo que genere un vínculo con un animal, máxime si se trata de un animal “salvaje”, Chito hablaba con el cocodrilo, pero sobre todo le transmitía tranquilidad y confianza; nunca podremos valorar qué sucede en la mente de un animal, por lo tanto todo lo relativo a determinados vínculos son especulaciones con mayor o menor fundamento.

Un cachorro de plc nace y se desarrolla, normalmente durante sus primeras ocho  semanas de vida, con su madre y hermanos de camada; su mundo gira en torno a la manada, al grupo y a sus necesidades básicas.

Afloran de inmediato, en cuanto abre los ojos y comienza a explorar el mundo exterior, características propias del individuo; improntas genéticas sin duda ya que no han podido ser aprendidas.

El carácter se desarrolla, su posición en la manada se va definiendo; activo dominante, pasivo sumiso, y un sin fin de estadios entre ambos extremos; cuando el cachorro se encuentra relativamente cómodo, habituado a la rutina de su entorno, se produce un cambio crucial.

Un cambio muy traumático, no lo olvidemos, el vínculo con sus hermanos se ha forjado durante ocho semanas; se han establecido pautas, comportamientos y actitudes. Y de pronto ese mundo, ese entorno, desaparece por completo.

La separación del cachorro es un momento crucial, definitivo diría yo, en su futuro y su impronta con el entorno que le rodeará. Si de perros hablásemos su capacidad de adaptación, al ser humano y su entorno, resulta mucho más sencilla y natural, así lo he podido constatar durante más de 20 años y con diferentes razas.

El perro lobo checoslovaco sufre ese cambio de otro modo muy distinto, nunca generalizaré – cada cachorro es un mundo – pero he podido constatar el hecho; el cachorro de plc necesita sentirse arropado, formar parte, y seguir desarrollando su innata y desbordante personalidad.  

Este periodo comprendido entre los dos y los diez meses – aproximadamente –  resultará, y así coinciden todos los especialistas en la raza, el marco definitivo en el que se forje su forma de relacionarse con el entorno familiar y social en el que se vaya a desenvolver. Por lo tanto es muy importante cómo iniciemos la construcción de un vínculo fuerte y duradero.

Y hablo de un vínculo no de convertirnos en alimentadores, paseador y poco más; ser alimentador es sencillo – muy sencillo – ser paseador tampoco es muy difícil; crear un vínculo con nuestro plc es otra cosa muy diferente.

No puedo , ni es mi intención, dar pautas magistrales para forjar ese vínculo; sería tan pretencioso como ridículo, no hablamos del manejo de un coche, hablamos de la relación y convivencia con un perro lobo checoslovaco.

Cada persona es y transmite lo que es, entre el resto de personas y por supuesto con cualquier animal; cada uno de nosotros puede transmitir calma, nerviosismo, inseguridad, apatía, ilusión, decisión y mil y una sensaciones.

Todas ellas son captadas por el plc, y de que modo, eso al menos puedo aseverarlo con los dos ejemplares con los que convivo; el cachorro con dos meses no deja de ser – a pesar de que parezca fuerte, agresivo, o inseguro y tímido – un ser en desarrollo que necesita sentirse integrante de un modelo y asimilar pautas y conductas.

No creo existan fórmulas mágicas, sinceramente no lo creo, pero si una serie de pautas generales que nunca debemos olvidar. La primera es una paciencia infinita, no se trata de lograr un éxito en dos días o dos semanas; cualquier pauta que deseemos que asimile debe ser encauzada con paciencia…el tiempo será nuestro aliado casi siempre.

La segunda pauta es compleja pero importante bajo mi punto de vista, firmeza y cariño en toda nuestra relación con el cachorro; firmeza tozuda en transmitirle aquello que no consideramos correcto, cariño desmedido a la hora de relacionarnos con él. Firmeza que nunca debiera ir acompañada de violencia física.

La tercera pauta que considero importante es la repetición, repetición hasta la saciedad; repetición de toda rutina que consideremos importante, así si queremos que a la hora de comer, por ejemplo, no sea excesivamente ansioso o desmedido deberemos repetir, cuantas veces sea necesario, ejercicios de auto control como que espere sentado a una orden concreta para comer. La repetición ha de ser espaciada, pero indefinida hasta lograr el objetivo.

Si con paciencia, firmeza, cariño y repetición logramos establecer un marco de convivencia……..¿ dónde queda el vínculo?.

El vínculo, al menos el que tenemos forjado con nuestros dos ejemplares, nace se desarrolla y se forja cada minuto del día que pasamos junto a ellos, comunicarse, ser cómplices, ser un guía y referente, corregir, premiar e intentar comprender a nuestro plc.

No podría definir cómo o cuando se forja, quizás lo descubres cuando te miran a los ojos; cuando se aproximan a ti buscando algo más que una simple caricia, o quizás cuando en el entorno exterior notas que buscan tu aprobación o incluso tu protección.

Resulta muy complicado saber qué nos ata a ellos, pero lo que resulta muy sencillo es conocer qué nos alejará definitivamente de ese vínculo; las prisas, la violencia, la segregación de nuestro núcleo familiar…todo ello forjará una relación que nunca estará basada en ese vínculo tan maravilloso y que descubres cuando te miran a los ojos.

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Información, quizás la única vacuna para la raza.

Desde tiempos inmemoriales se acuñó la frase “la información es poder”, y sin duda lo es desde el mismo instante en el que el ser humano descubrió que era un verdadero negocio. Individual o colectivo, pero en definitiva un negocio que prostituye la verdad en aras de un interés concreto.

Vivimos en la era de la comunicación, en pleno esplendor de la denominada “aldea virtual y global”; y a pesar de todas las facilidades de acceso a la información…. esta sigue siendo un bien demasiado preciado como para que fluya veraz y al alcance de todos. Y lo es en determinados aspectos y sectores en los que prima, sobre todo, el interés mercantil.

No se trata de recalcar un fenómeno sociológico, tan sólo de profundizar en un aspecto que considero está afectando – de manera muy  preocupante – al perro lobo checoslovaco en nuestro país.

En absoluto creo sea una confabulación urdida de manera meticulosa, ni siquiera un meditado plan o una convergencia de intereses. Desde un punto de vista subjetivo, como siempre el mío propio, considero que es mucho más sencillo.

La raza resulta llamativa, atractiva por derecho propio; llegó a nuestro país de manera progresiva, con muy pocos ejemplares hasta hace escasos años.

Por supuesto que no podemos obviar un fenómeno natural, humano y repetitivo; cuando algo novedoso interesa o despierta curiosidad la consecuencia lógica es su comercialización.

Nadie regala nada o se esfuerza por nada, no es una crítica a los criadores; al menos no a todos, pero es un hecho que tras esa primera introducción de la raza se ha vivido un creciente incremento de su comercialización. Llegando actualmente a un elevado número de ejemplares en todo el país que rondaría los 750 aproximadamente.

En todo este proceso, extraordinariamente rápido en el tiempo, la inercia y la desidia han propiciado que hoy sepamos muy poco de lo que realmente es un perro lobo checoslovaco.

Y me atrevo a dicha afirmación en base al panorama actual; la inercia de su comercialización ha motivado una cadena de atractiva posesión de un ejemplar llamativo, diferente y espectacular; la desidia a la hora de informar ha propiciado desconocimiento, tópicos y verdades a medias cuando no manifiestas falsedades.

La consecuencia se está manifestando de manera evidente ……el abandono de ejemplares, en sociedades protectoras, sería el exponente más sangrante.

Hay efectos más sutiles, que aún hoy no se manifiestan – de manera impactante – pero que a corto y medio plazo son un riesgo incluso para la propia catalogación de la raza en España.

Efectos derivados de no entender, ni conocer,  las necesidades del plc;  generando conductas que no encajan en sociedad, agresivas en su máximo exponente u otras derivadas de una tenencia que no lo es para todo el mundo y que provoca incluso la muerte de ejemplares.

No se trata de analizar el por qué de toda esta situación, o quizás sea la clave…sinceramente no lo se, no trato de profundizar en los signos evidentes que anuncian un serio problema.

Intento reflexionar, en la medida de lo que percibo, y de paso procuro compartir. Nunca entenderé por qué la inmensa mayoría de aficionados desconocen o no meditan sobre el origen de la raza.

Es el punto de partida, el núcleo de toda la cuestión; un ejercito fronterizo no busca un híbrido entre un lobo y un perro de trabajo como el pastor alemán – nada que ver el de los años 50 con el actual – para otra cosa que no sea utilizarlo con una finalidad muy concreta.

Hablamos del periodo más convulso en la Europa de los bloques – nunca olvidemos este aspecto – y de la integridad territorial de un país del este del denominado “telón de acero”; la finalidad concreta era preservar la línea fronteriza no sólo de intrusiones si no de huidas. Y no hablamos de puestos fronterizos en medio de una carretera, hablamos de kilómetros y kilómetros de frontera natural y agreste.

Y el objetivo no era localizar droga, contrabando o tráfico de cualquier tipo. No……y esta es la primera verdad que se oculta, o al menos no se relata; el objetivo eran seres humanos, localizar, perseguir y atrapar o en su caso abatir a seres humanos.

Así nació la raza, nos guste o no, así se inició la selección de ejemplares; buscando resistencia, olfato, oído y obediencia.  Y esa impronta, esa genética manipulada por el hombre, creó hace escasos 60 años a los primeros perros lobos checoslovacos.

La cría y selección pasó por diversas etapas hasta que el “mundo” civil tomó las riendas. Hablamos de los años 70…no olvidemos las fechas, por supuesto que los ejemplares evolucionaron, por descontado que hasta hoy lo han hecho en pos de una mayor integración en sociedad.

Pero el tiempo es inexorable, inflexible …el escaso tiempo transcurrido……y a día de hoy la carga genética del lobo pervive de manera notable; negar este origen u ocultarlo es un flaco favor a una tenencia responsable de cualquier ejemplar de plc.

No estamos ante un perro como el resto de las razas……nos encontramos ante el producto de un proyecto, que tomó a un lobo y a un pastor alemán de trabajo como base para perseguir seres humanos en espacios naturales.

Estamos ante una raza única, con todos los valores de la naturaleza en estado puro, con todas las ventajas de un animal noble y gregario…pero también con todos los inconvenientes de una necesidad vital de pertenencia, de integración, de actividad y en definitiva de entrega y responsabilidad.

La única “vacuna” que vislumbro, contra la enfermedad de las modas, de la estupidez o del capricho pasajero es la información; cada día intento buscarla, aprender con la propia experiencia y compartir todo lo posible. Y con la finalidad de transmitir qué supone tener, y convivir, con el animal más extraordinario que jamás allá conocido.

Seguiré intentando compartir lo que considero es vital para su pervivencia y desarrollo, otra cosa muy diferente es que logre algo positivo.

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Banalidades e intereses con la raza.

Intrascendente, vulgar o de poca importancia en definitiva algo banal……la obra teatral del premio Nobel D. Jacinto Benavente “Los intereses creados” contiene en sus diálogos la siguiente frase: ” mejor que crear afectos es crear intereses“.

Creo que la anterior frase recoge en muy pocas palabras una gran verdad, alejada de cualquier banalidad, al menos me lo parece; pero no es que sea sólo mejor crear intereses que afectos, no….es que además resulta mucho más cómodo, menos comprometido y sobre todo más rentable.

Si de relaciones humanos hablásemos todos tenemos algún referente, o hemos sido protagonistas en primera persona siendo sujetos activos o pasivos del interés por encima del afecto. Condición humana, sin duda, ante la que la única vacuna posible es el alejamiento de cualquier práctica que persiga un interés material excluyendo lo afectivo.

El mundo de lo mercantil está lleno de dichas prácticas, sin embargo en las relaciones humanas resultan funestas a medio y largo plazo.

Pero he aquí que cuando el ser humano  aplica esta estrategia con los animales me resulta nauseabunda, sin exclusiones. Estoy profundamente harto, terminalmente asqueado y hasta más allá de salva sea la parte de comprobar – un día si y otro también – cómo el perro lobo checoslovaco se está convirtiendo en moneda de cambio para mercachifles de todo tipo y catadura.

No….. no generalizo, no criminalizo ni abro una caza de “brujas”; constato y compruebo como a menudo un cachorro de perro lobo checoslovaco con pocos meses, o lo que es mucho peor con algunos años, aparece en el mercado del abandono y las adopciones.

Algo muy banal probablemente, algo que no se ajustaba a los intereses del sujeto que decidió …”ya no me interesa”. Me indigna, y no desde la “moñería” o una militancia radical a favor de los animales, no…..me indigna la banalidad del ser humano para con la vida de los seres vivos; me indigna que en esta raza cada día más se creen intereses por encima de los afectos.

Quizás sea un catastrofista, puede que si, pero observo cada día como esas peligrosas “modas”, esos reiterados ciclos, convierten al plc en un objeto de deseo indefinido y de mucha actualidad.

Me resisto a creer que un cachorro con 4 meses sea rechazado, me resisto a creer que en diferentes albergues aparezcan ejemplares de plc con varios años de vida; y son realidades.

Nunca juzgaré lo desconocido, ni loco lo haría; nunca emitiré un juicio banal. Pero de aquello que conozco, de aquello de lo que en definitiva puedo hablar; si que me permito la licencia de la indignación y el asombro.

Y reconozco abiertamente que habrá casos, por desgracia los menos, en los que se den circunstancias que obliguen a dejar a su suerte a algún ejemplar.

Pero aquellos en los que se experimenta,  como el que compra un par de zapatos y posteriormente le aprietan, en los que se juega con el futuro de un ser vivo,  tras haberlo acogido….en estos casos nunca entenderé el por qué.

Información, decisión, compromiso y responsabilidad……así debieran ser las cosas con cualquier animal, y muy especialmente con esta raza; pero todo está viciado, lo creo cada día más, todo se ajusta a determinados intereses… que hacen que la proliferación de la raza no lo esté siendo de una manera racional y sobre todo con la debida información.

No seré agorero, no podría….pero si estoy profundamente preocupado; por el devenir a corto y medio plazo de esta raza, tan diferente y tan especial.

Y la única manera que encuentro de luchar contra “las modas”, las banalidades y la “producción masiva y sin control” del perro lobo checoslovaco es intentar trasladar todo lo bueno que esta raza me aporta…pero además, todo lo malo que puede conllevar; todo lo diferente que sin duda alguna es…diferencia por derecho propio.

Arrancar  –  literalmente – a un plc de su entorno es algo que puede generar graves problemas, máxime si ya arrastra algún “problema” o diferencia destacada.

Si me informo, si tomo la decisión y con el suficiente compromiso y la debida responsabilidad….nunca seré banal y no tendré otro interés con la raza que no sea el afecto y la admiración.

Lo contrario nos irá conduciendo cada día un poco más al abismo mercantil de los intereses, a una oferta y demanda indiscriminada y carente de toda información veraz.

 

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De fracasos convertidos en éxitos.

Hay que esperar cuando se está desesperado, y andar cuando se espera. Gustave Flaubert – escritor francés reconocido por su exitosa novela Madame Bovary – acuñó esta frase, que resume en muy pocas palabras una actitud ante cualquier circunstancia.

Esperar si……pero andando, poniendo los medios para alcanzar la meta que nos desespera. Esta es una historia de ilusiones, de esperanza construida sobre la suposición, en definitiva un castillo en el aire que literalmente se derrumbó. El ser humano propone y siempre, siempre….la naturaleza dispone.

Criamos a Leah – desde que llegó a casa – con un maravilloso animal, un bulldog inglés digno representante de su raza, muy británico él…..flemático, reposado, amante del buen yantar y de las siestas extremas…roncador compulsivo, luchador suicida llegado el caso…. y ante todo un espíritu libre…..muy libre, su mundo siempre fue eso….su mundo.

La llegada de Leah a casa le pilló ya con algo más de diez años, sus tiempos de fuerza y vigor eran ya pasado; estaba ya en una etapa de “jubilación”, disfrutando de sus comodidades, sus manías y un descanso permanente.

Y llegó un tsunami, una bomba de relojería con forma de plc y con dos meses. Estoico, como buen bulldog, capeó el temporal; los acosos y derribos en el jardín, los saltos con mordisco de propina, las mil y una perrerías que sufrió….y se convirtió en el “padre” adoptivo; nunca ejerció de padre, digamos que esa responsabilidad no iba con su genética, sin embargo les unió un vínculo fuerte, sólido y enternecedor.

Y así se desarrollaron los días, los meses…hasta que ese guerrero de hierro, fuerte y valiente hasta el día de su muerte, no pudo más…..luchó con fuerza hasta el último minuto, demostró su apego a la vida con ejemplar dignidad….pero el ciclo de la vida y la muerte es universal y un peaje necesario.

Anibal nos dejó, pero sobre todo dejó a Leah sola; confundida y absolutamente hundida en su actitud diaria, apática y sumida en su rincón….la mirada siempre es un espejo….y la de Leah era un cristal transparente que permitía ver el dolor. 

Decidimos que había que devolverle a la vida, a su vida normal, un compañero….un macho de plc, un cachorro. Búsqueda, mil y un avatares; y por fin la decisión…..un cachorro de una camada de Polonia. Ilusión, mil y una ideas de cómo se comportarían; construíamos castillos, en el aire.

Y llegó el día, nunca olvidaré ese viaje; más de 2.600 kilómetros por carretera hasta Parma en Italia y vuelta a casa. En dicho punto la criadora “acercaba” a tres ejemplares de la camada; una para Italia, la segunda para Francia y el tercero para nosotros.

Nuevos amigos y un viaje relámpago en dos días, con Ciro ya en nuestras manos tocaba el regreso a casa; salimos de Parma muy temprano y sin ningún tipo de contra tiempo llegamos a casa sobre la media noche.

El gran momento llegaba, por fin se conocerían…..pensando en la mejor manera de presentar al cachorro decidimos una estrategia; calculada según nuestro mejor saber y entender.

Nuestra idea era dejar en la calle a Ciro, que fuese Leah desde casa la que lo viese por primera vez en una zona “neutral”…en la calle. Subí a casa y en las escaleras, cuando Leah me vio, su reacción fue la de siempre…locura y alegría.

Y de repente, nunca lo olvidaré, su mirada se fijó en su dueña que estaba en la calle con Ciro…..su cuerpo se tensó, se erizo de la cola a la cabeza, sacó todos los dientes de forma salvaje como nunca antes habíamos visto….emitió un gruñido profundo y se dispuso  – nunca tendré dudas al respecto – se dispuso a matar al cachorro.

Su intención era destrozarlo, casi no pude controlarla; estaba totalmente poseída por un instinto salvaje, primario…..no la reconocíamos. Tuvimos que proteger al cachorro, meterlo de inmediato al trasnportín e intentar calmar a Leah.

Imposible, totalmente imposible calmarla…su única fijación era atacar a Ciro. Todo se hundió, ilusiones, decisiones; todo se convertía en una pesadilla.

Y decidimos buscar ayuda de inmediato, era necesario….nos iba mucho en ello y nosotros no eramos capaces de gestionar una situación en la que una hembra adulta de dos años pretendía matar a un cachorro de dos meses.

En Puebla de Sanabria habíamos conocido personalmente a  Yago, un criador de perro lobo checoslovaco y educador canino; me sorprendió de manera increíble su capacidad, su reposada sabiduría al respecto de la raza, la calma que transmitía y en definitiva una de esas personas que te llegan muy hondo por su manera de ser y estar.

Decidimos molestarlo, abusar de nuestra escasa confianza con él; y cuando le planteamos el problema su respuesta fue humilde y a la vez precisa…debíamos salir a la calle con los dos, pasear una y otra vez de manera intensiva, sistemática y reiterada….hasta agotarlos.

Y así empezamos, los primeros paseos eran proteger al cachorro de las acometidas de Leah; su actitud seguía siendo salvaje y agresiva hasta la saciedad….un paseo, dos, tres, cuatro…todo en un corto espacio de tiempo…sin dormir apenas.

Pero en cada salida a la calle observábamos un cierto grado de tolerancia, mínimo pero palpable; una y otra vez seguimos con el método y cada vez la tolerancia era mayor.

Pero la vuelta a casa era un desastre, en cuanto Leah observaba por detrás que Ciro entraba en casa…..se giraba erizada y gruñendo como una bestia con todos los dientes fuera….los tuvimos en espacios separados. Pero cada hora que pasaba era un logro, pequeño pero un logro. Las salidas a la calle eran ya más tranquilas y apenas hacía por ir contra él, veíamos un poco de luz en todo esa oscura pesadilla.

Un buen día, este si quedará grabado en mi memoria, decidí que era el momento de que Leah estuviese al lado de Ciro y dentro de casa; la subí al espacio en el que el pobre cachorro se encontraba, dentro de su transportín, y dejé que se acercase….gruñía, olía e intentaba morder…pero estaba a su lado.

A las pocas horas repetí, pero esta vez lo dejé suelto sujetando a Leah del collar……me quedé impresionado, llegó a acercarse y olerlo, intentaba morderle pero ya no era la actitud salvaje y primaria, algo había cambiado.

Y sin saber por qué, ni cómo…..mire a Leah a los ojos y la solté, fue el momento más tenso de mi vida. Se acercó al cachorro, lo olio por todo el cuerpo y en ese momento se inició un vínculo que a día de hoy es irrompible e inseparable.

Desde estas líneas mi inmenso agradecimiento a Yago, a su sabiduría y sobre todo a su humanidad; gracias una y mil veces Yago…….un rotundo fracaso se convirtió en un tremendo éxito.

Esperamos si….pero andando, y en ese camino encontramos a quien desde la humildad ostenta por derecho propio el calificativo de experto no sólo en la raza, no de salón o de pandereta; un ser humano extraordinario y admirable. 

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Una lección permanente.

Puedo estar equivocado,  pero siempre he creído firmemente que para poder trasmitir, enseñar, mostrar o compartir es necesario que confluyan diversos factores.

Haber vivido la experiencia de la que se habla es el pilar que sustenta el proceso, ser un apasionado de lo que se desea transmitir y por último nunca ser excluyente con nada ni nadie.

Por supuesto que además de todo lo anterior es necesario poseer unas mínimas dotes de comunicador, nada sencillo por cierto; todo lo anterior se ciñe al ámbito del ser humano en sus diferentes facetas.

La naturaleza sin embargo transmite mostrando y comparte con aquel que quiera ver y entender. Ver resulta demasiado obvio, en todos los casos, entender es harina de otro costal.

Como siempre el ser humano, con los animales,  pretende enseñar, educar – socializar, enclaustrar e incluso etiquetar; para algo somos los reyes de este planeta….pretendemos – me atrevo a afirmar – ya que otra cosa muy diferente es que el logro alcanzado sea lo que pensamos que es.

Podemos lograr que un elefante se siente y levante ambas patas, que un tigre abra sus fauces y meter la cabeza dentro …podemos lograr que un perro se siente , nos de la pata, se haga el muerto y a una orden concreta frene cualquier instinto. Loables logros sin duda, pero siempre me surge una duda razonable……¿ es realmente un vínculo entre el hombre y el animal el que propicia estos comportamientos?.

Sin duda, habrá muchas ocasiones en que efectivamente exista un vínculo; un lazo entre hombre y animal que los lleva de la mano, una maravillosa reciprocidad en la que se unen factores positivos como la convivencia, la complicidad y la reciprocidad.

En otras ocasiones somos muy pragmáticos, utilizamos elementos de motivación como el juego o la comida (y en ocasiones el miedo al castigo) como único referente; una especie de “entrenamiento” profesional que busca la repetición y el hábito olvidando el vínculo.

Sea como fuere, que de todo hay en esta vida, nunca me he parado a pensar y hoy lo hago…..pretendemos enseñar para nuestro propio interés – o en ocasiones muy dignas para lograr una vida mucho más fácil del animal – pero………¿ realmente intentamos entender al animal?…es decir, somos capaces de valorar sus diferencias, sus necesidades, su propia impronta que los convierte en seres vivos diferenciados.

Para enseñar, y lo creo firmemente, lo esencial es aprender; y en el mundo de las relaciones animal – ser humano poco o muy poco hemos aprendido.

En ocasiones la aparición de fenómenos mediáticos genera un gran revuelo y casi una nueva “religión”……el encantador de perros, por ejemplo. “Religiones” que propician admiración ante una muy cuidada puesta en escena y una escogida actuación.

Pero siempre, en estas ocasiones, he percibido que no se habla de lo que se ha obtenido; del aprendizaje previo, del valor de todo aquello que se ha percibido y que ha motivado a actuar de una u otra manera.

Quizás sea un valor a preservar, algo que no se debe compartir…..el santo grial de los educadores de fama. O quizás, sólo quizás, es que no exista más aprendizaje que la aplicación de técnicas basadas en el ensayo – acierto /ensayo – error.

En que pocas ocasiones alguien transmite qué aprendió de los animales, qué pudo comprobar con ellos, cómo entendió su comportamiento…..sería muy interesante esa modalidad de etología práctica y al alcance de todos.

Cada raza es un mundo, creo que es razonable afirmarlo, y el perro lobo checoslovaco un verdadero universo. Su instinto lo convierte en proclive a la actividad, al reto, a la curiosidad.

Y sabremos, sin lugar a dudas, si esas inclinaciones lo hacen disfrutar; es decir….si con un acertado vínculo, y una determinada actividad, el plc potencia todo aquello que es.

Observar es algo obligado con un plc, mirar no siempre es ver…….hay que intentar ver, entender – en la medida de lo humanamente posible – por qué, cuando y cómo actúan.

Tras más de dos años reconozco que, he aprendido – muy lentamente – algunas cuestiones al respecto de dos ejemplares en exclusiva. No sirve de nada si no lo hacemos extensivo a un número significativo…por descontado.

He intentado ver, y creo haber visto, una entrega desmedida; una necesidad prioritaria de sentirse parte de su entorno directo, una natural desconfianza hacia el resto de seres humanos, una astucia natural para la supervivencia, una curiosidad suprema por todo lo nuevo, un modo de relacionarse con sus congéneres y con otras razas muy particular.

Mis experiencias no son nada, poco más que la observación y el intento de entender a dos ejemplares de esta raza; aunar estas experiencias, propiciar que las conductas comunes y generalizadas se identifiquen, e intentemos entender por qué y para qué, podría ser un paso adelante hacia el conocimiento más profundo sobre el plc.

Conocimiento necesario, así lo creo….y que nos permita aprender desde los vínculos, entender desde la convivencia, compartir desde la experiencia y por último aplicar lo aprendido en nuestro día a día.

Si de lecciones permanentes está llena la vida, un perro lobo checoslovaco es una verdadera enciclopedia……echo de menos una gran “biblioteca” que reúna cada volumen de esta apasionante historia.

Entre todos, y sin desconfianzas o intereses ocultos, podemos avanzar; conocer en profundidad al plc permitirá no sólo entenderlo, logrará que los demás lleguen a comprender por qué son diferentes ….valoro mucho esa lección permanente que nos dan cada día.

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