Un ejemplo imborrable.

“Todo acto de bondad es una demostración de poderío.”. D. Miguel de Unamuno y Jugo, escritor, ensayista, filósofo, político y figura destacada de la llamada generación del 98 fallecido en 1936.

La bondad escasea en nuestros días, resulta huidiza y precaria; no renta mucho y en ocasiones resulta casi un estigma por el que se nos puede tachar de ridículos.

El ser humano es dual por naturaleza, anida en él el ying y el yang del taoísmo; somos parte del universo y por ende reflejo de todo lo que representa.

Cada día nos despertamos con alguna noticia impactante, con algún ejemplo del nivel de crueldad, sadismo o simple brutalidad del hombre para con el hombre.

Del mismo modo, noticias puntuales nos abofetean el alma con ensañamientos y torturas del hombre para con los animales; es así de sencillo y así de habitual……somos capaces de todo lo inimaginable.

Y en esa vorágine del despropósito, en ese carrusel diabólico, a veces perdemos la capacidad de sentir; perdemos esa parte noble que anida en nosotros y olvidamos que también somos capaces de ejemplos increíbles.

Nuestro lado criminal se eclipsa con actos de bondad, con pequeñas muestras de un gran universo; ni todos somos santos angelicales ni diablos retorcidos.

El ángel caído realiza su trabajo en la minería de los sentimientos humanos, pero en dicha mina a cielo abierto también trabaja en precario una pequeña legión de sublimes seres.

Se cosecha lo que se siembra y no hay más bemoles, es así de sencillo; nadie nace cruel ni angelical, nadie lleva en su trasero la marca del innombrable, ni abre los ojos con un aura celestial.

Somos lo que recibimos tras haber escogido, y cada cual es muy libre de ejercer el derecho a ser un soberano hijo de las tinieblas, un gran santurrón o simplemente un ser humano; he ahí el dilema……… y no es fácil ser humano.

Existen profesiones denostadas, estigmatizadas por los tópicos y arruinadas por su incomprensión;  doy fe de ello.

Pero siempre he reivindicado que al margen de clichés, y  estereotipos bastardos, hay una máxima…. el hábito no hace al monje.

Recientemente, en la ciudad de Alicante, se ha producido un hecho que pasará desapercibido; no llenará titulares de prensa ni moverá masivas emociones.

Varios agentes de la Policía Nacional acudieron a un aviso por maltrato animal en dicha ciudad, ya desde la calle observaron como un sujeto, por no decir un hideputa cum laudem, retiraba los cristales rotos de una ventana.

Al llegar al domicilio encontraron un cahorrín de 9 meses, temblando en un rincón y con la pata colgando; el sujeto responsable de su vida y calvario afirmó que se había roto la pata al ponerse contento y golpearse contra la ventana. El animal tenía fracturado el cúbito y radio.

Me permitirán que haga un inciso, un ejercicio de respiración para no estallar en una vorágine de exabruptos incontrolados, no es fácil controlar las emociones; y mucho menos las ganas de mentar al referido espécimen y a toda su puñetera ralea.

Al final se pudo comprobar que el pobre animal había recibido una paliza brutal, una salvaje paliza por parte de su “dueño”.

Además, posteriormente, se comprobó que también tenía fracturadas todas las falanges de una pata, así como sangre residual en los pulmones y el estómago…….. posiblemente por patadas.

El animal fue llevado por los agentes a un centro veterinario, allí les indicaron que si no era operado de inmediato quedaría cojo y tullido de por vida.

Ante la disyuntiva ambos agentes acordaron pagar el coste de la intervención, y un tercero se hizo cargo del cachorro que no tenía ni vacunas ni micro chip alguno.

Los gastos de la operación y el tratamiento han sido elevados, y debe ser sometido a otra intervención con el mismo coste (unos 700 euros cada intervención).

Me impresiona esta muestra de humanidad, me emociona ver a estos compañeros – que día a día viven el lado menos gratificante de nuestra sociedad – hacer un hueco a la bondad.

Me hace sentir bien, me hace mirar a los ojos a mis perros lobos checoslovacos y ser un poco mejor persona.

Estas pequeñas muestras de humanidad dicen mucho de sus autores, estas pequeñas gestas no se cantarán por bardos al calor de la hoguera ni serán motivo de recuerdo.

En muy poco tiempo olvidaremos a Óscar (que es el nuevo nombre del animal), olvidaremos a Pedro a Enrique y a Francés ( los agentes protagonistas de esta historia )…..olvidaremos que en Alicante se produjo un pequeño gesto y un ejemplo imborrable.

Los que convivimos con esta nuestra raza, en ocasiones, somos egocéntricos…. nos centramos en, por, y para el perro lobo checoslovaco; pero todos nosotros somos capaces de sentir el aliento de la bondad.

Hoy, y desde estas líneas, un gran acto de poderío se reconoce; un inmenso poderío de seres humanos que sirviendo a la sociedad no olvidaron a ese pequeño animal herido y apaleado.

Mis respetos compañeros, mi admiración y mi más profunda emoción.

Inmortales.

“Lo que se mueve por sí mismo es inmortal”. Platón filósofo griego, seguidor de Sócrates y maestro del gran Aristóteles; fallecido el año 347 a.C.

La inmortalidad requiere un requisito sine qua non, todo inmortal a de atravesar el umbral de la muerte.

La muerte es vida y forma parte de la magia de la existencia, asusta y horroriza, duele y es odiada….pero sin ella la vida no existiría.

El ciclo vital culmina igualando a todo ser vivo, finaliza cual interruptor que apaga una luz; y da igual todo aquello material que el ser vivo haya poseído, poco importa, y sin embargo hay algo que puede perpetuar su vida en la memoria colectiva.

Desconocemos que nos aguarda en el Hades, en el infierno o en el cielo, tan siquiera sabemos con certeza si el barquero Caronte existe o es un mito.

Creemos y vivimos pegados a la esperanza de la vida tras la muerte, en todas las culturas es una constante….la obsesión  no deja de ser curiosa.

Vivimos como si jamás fuésemos a morir y morimos sin haber vivido, así de crudo y así de ridículo; nos preocupa sobremanera la inmortalidad olvidando que reside en nuestros actos.

La inmortalidad no es perpetuar la vida de forma indefinida cual elfos de orejas puntiagudas, la inmortalidad no es vivir condenado a no morir. 

La inmortalidad es… quizás……algo mucho más sencillo e infinitamente más complejo.

Hoy, en el siglo XXI,  podemos afirmar que conocemos a seres inmortales, seguimos reconociendo su nombre, su obra, sus enseñanzas y admirando u odiando su pensamiento. He ahí la verdadera inmortalidad.

En el mundo animal sucede algo asimilado, sin parangón con el ser humano pero admitido como tal, la memoria individual y colectiva recuerda, y en algunos casos ensalza, a determinadas especies animales.

Animales totémicos, que perduran en nuestra memoria milenios después de su desaparición.

Atracción curiosa y desmedida en algunos casos, simple chafardeo histórico en otros; el caso es sangrante cuando es el propio ser humano el responsable del exterminio de una especie.

Así el tigre de Tasmania, o lobo marsupial, se extinguió de modo  natural en Australia (miles de años antes de la llegada de colonos europeos) para sobrevivir en la isla de Tasmania.

Sin embargo el afán destructivo del hombre, la caza intensiva y las recompensas, acabaron con un animal increíblemente bello y extraño a nuestros ojos.

Incluso los diferentes gobiernos pagaban  por cabeza de animal abatido, y llegó el desastre…..en 1933 se capturó al que parecía ser el último ejemplar de la especie, se le trasladó al zoológico de Hobart  y vivió 3 años en cautividad muriendo de manera negligente y asquerosamente culpable.

Existen imágenes, del animal enjaulado y nervioso, que muestran la supina estupidez del ser humano; testimonio gráfico para vergüenza de nuestra especie.

Y al lobo marsupial le llegó la inmortalidad, la pertinaz hipocresía del hombre lo alzó a los altares de lo “raro”, convirtiendo las imágenes y fotografías en espectáculo bochornoso.

Hoy seguimos recordando que una vez, hace ya muchos años, en las tierras de Australia y Tasmania el lobo marsupial vivió en libertad formando parte del ecosistema. Inmortalidad odiosa y no deseada.

En aquellos años (desde 1830 hasta 1909) se le acusó de amenazar al ganado, de ser un peligro para la subsistencia del hombre…..pasen y vean similitudes con nuestros días…..pasen y vean.

Y hoy nos declaramos adalides de la modernidad, abanderados de la progresía más sesuda… a pesar de  seguir siendo cazurros descerebrados con aires celestiales.

El lobo vive, más bien sobrevive, amenazado por el hombre; y seguimos con el afán de exterminarlo y convertirlo en inmortal….muy a su pesar….muy al pesar de muchos de nosotros.

Quienes tenemos la inmensa fortuna, de compartir vida con un perro lobo checoslovaco,  sabemos que….. tras esa mirada profunda y limpia se ocultan años de persecución, siglos y milenios de cautela para con nuestra especie.

Quienes convivimos con ellos, y nos esforzamos por entenderlos, somos testigos de un silencio doloroso….de un SER especial y moldeado por su acertada herencia genética; una cautela natural, hacia el ser humano desconocido, les mueve y acompaña.

Y no dejaré de poner el acento en este aspecto, esa parte heredada….guste o no, e incluso le repatee los hígados a algún gurú de la raza…..esta presente en multitud de ejemplares.

Tan presente como su imponente belleza, como su inmaculada ansía de libertad, tan clara como su natural disposición a la naturaleza.

Y en mi caso, me merece un gran respeto.

Que nuestra inmortalidad sea igual a la de aquellos hombres que lejos de destruir, basaron su existencia en el trabajo para sentar los fundamentos de la razón…..una mínima razón para vivir con cordura.

La inmortalidad basada en el exterminio, en la crueldad o en el fanatismo más estúpido, la podemos dejar para los anales de la historia negra….para la lección básica que todo alumno debiera aprender en primaria……NO somos dioses, NO somos dueños de este planeta y mucho menos señores feudales.

La inmortalidad del lobo de Tasmania acecha a nuestros lobos……mientras, nuestros perros lobos checoslovacos, nos recordarán con machacona insistencia que SÍ hay motivos para la preocupación.

De nosotros depende ese movimiento del que, acertadamente, hablaba Platón.

El crimen de Sierra Culebra.

“El mayor crimen está ahora, no en los que matan, sino en los que no matan pero dejan matar”. José Ortega y Gasset, filósofo y ensayista español fallecido en 1955

La pertinaz estupidez de algunos humanos raya el absurdo, estupidez producto de una sequía emocional e intelectual…sin duda.

Pero la estulticia no se queda en una impostura de salón, acompaña al sujeto hasta callejones oscuros.

La estupidez es la puerta para la crueldad, y la crueldad es el marchamo indeleble de aquellos que ejercitan con esmero el “arte” del crimen.

Y no hablamos de un crimen “valeroso”, a pecho descubierto y midiendo la fuerza del atacante a las capacidades del agredido… con aviso previo…..no….hablamos de cobardía.

Y me perdonarán el tono, la forma y el fondo; pero uno no aguanta respirar el mismo aire que sujetos como los protagonistas de esta nuestra triste y real historia.

Un crimen se puede perpetrar contra un ser humano, pero también puede consistir en una acción de gran maldad cuyo objetivo sea un animal.

Y el mal anida en la ignorancia, crece con la estupidez y se gradúa con los cobardes.

Como siempre vaya por delante que, cualquier comparación que pueda entreverse en este artículo, y entre especies, es pura imaginación del lector; o simple minería sentimental del autor.

Sierra de la Culebra , provincia de Zamora, un paraje natural extraordinario y vergonzosamente protegido.

Una reserva regional de caza de la Junta de Castilla y León que ofrece entre sus especies cinegéticas al lobo……mal empezamos.

Pero el hombre en su continua dualidad reservó un espacio protegido, un santuario en la referida Sierra de la Culebra.

El santuario se encuentra en El Casal, en Tábara, y en dicho emplazamiento la guardería de medio ambiente de la reserva introdujo a dos ejemplares de lobo ibérico.

El destino de ambos era el Centro de interpretación del lobo que el ayuntamiento de Puebla de Sanabria, y la Junta de Castilla y León, tienen proyectado construir en Robledo.

Al parecer el macho es y sigue siendo un lobo pleno, un grito de libertad, un ahogado grito de pura libertad…..un escarnio para esclavistas, zoológicos y demás ralea exterminadora.

Ella ….esa pequeña loba es otro cantar, me asaltan las lágrimas en un rostro curtido por mil batallas y con cicatrices de muchas guerras…no puedo evitarlo.

Ella tuvo una vida desgraciada, absolutamente desgraciada; procedía del desaparecido centro de Matapozuelos en Valladolid.

Llevó una vida aprisionada entre rejas, privada del principal motivo para vivir…la libertad.

A tal extremo su estado físico era penoso, que cuando fue recuperada por medio ambiente – para su traslado a la Sierra de la Culebra – la opinión generalizada es que moriría.

Pero esa hembra, heredera de valles y ríos, de cascadas y bosques, de aire limpio y viento recio…..esa hembra comenzó a mejorar en semilibertad.

Ganó peso y su salud mejoró, la naturaleza insufló en ella su magia y la colocó en un rinconcito pequeño pero gratificante para quién había vivido en jaulas.

Ella además contó con un compañero, con un macho…..una pareja probable, un futuro incierto pero esperanzador.

Ella tuvo otra oportunidad, el hombre le arrebató la primera y se la devolvía a plazos esta segunda vez.

Pero el mal anida por doquier, y la cobardía es el deporte de los débiles de corazón y raquíticos de mente.

Y la localizaron, estudiaron sus movimientos y costumbres y descubrieron que incluso se acercaba a la mano de los seres humanos……el macho, solemne heredero de atávicas costumbres, huía del hombre…pero ella….nuestra loba, no.

Y esa confianza, esa deformación conductual, sirvió para pergeñar y urdir un plan macabro, cobarde y criminal.

Nuestra loba se aproximó a la cerca perimetral, con confianza y curiosidad, imagino que esperando comida, una caricia o simplemente compartir un momento.

El macho observó, con la ancestral sabiduría de su especie, y se alejó del alcance del hombre.

En dicho instante sonó un disparo, certero y cobarde, y nuestra loba acarició la hierba con su cuerpo, notó su fresco olor una vez más….. mientras su sangre abandonaba un cuerpo que empezaba a vivir.

Sus ojos puede que mirasen por última vez al hombre, asombrados…..prefiero pensar que se alzaron al cielo de Zamora, captando por última vez una bella imagen.

Muchas veces denostamos en nuestros perros lobos checoslovacos su extrema cautela, su natural desconfianza hacia los seres humanos.

Hoy, tras revivir emocionalmente la historia que acabo de relatarles, me rindo a la evidencia.

Si un resto genético del lobo pervive en nuestros ejemplares, si un solo resto permanece en ellos…ha de ser la natural desconfianza hacia una especie en la que abunda la estupidez, el crimen y la cobardía.

Pero tal y como dejó reflejado el gran Ortega y Gasset, el mayor crimen no está hoy en los que matan….reside en aquellos que aunque no matan dejan matar.

Y dejar matar es guardar silencio, o mirar hacia otro lado con sucesos como el crimen de la Sierra de la Culebra.

Pido a todos los dioses que acojan en su seno a esa loba nuestra, tuya y mía, y que los bosques del cielo acaricien su mirada….nosotros sólo supimos darle muerte.

P.S.

Los hechos narrados sucedieron en el año 2009, aunque rescatados hoy del olvido creo merecen recordarse. Por desgracia el macho corrió la misma suerte 3 años después.

Gracias Felipe por tus aclaraciones.

 

El respeto y la colonización.

“He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro”José de Sousa Saramago, periodista , escritor y dramaturgo portugués Premio Nobel de literatura en 1998, fallecido en 2010.

La línea roja entre la libertad del ser y la esclavitud del parecer resulta extremadamente delgada.

Vivimos en esa cuerda floja, en lo personal y en lo colectivo, en definitiva en todo lo que implica vivir en sociedad; nadie puede permitirse ser otra cosa que aquello que las circunstancias que le rodean le permiten.

Y resulta sospechoso e inquietante cuando alguien se sale de los cánones establecidos.

Todos mantenemos nuestra identidad, única e individual, en la medida que se nos permite; cargados de razones, de argumentos o sentimientos…..o simplemente arrastrados por la marea de la más absoluta idiotez colectiva.

Corren malos tiempos para la lírica, y el poema de Bertolt Brech cobra rabiosa actualidad; resulta complicado ser y mucho más en una sociedad en la que absolutamente todo se basa en el parecer.

Las tendencias son gilipolleces colectivas, las modas elecciones sutilmente forzadas y la costumbre se vuelve tradición envenenado su contenido.

Cualquier elección personal, que rompa esos moldes, es una herejía; los mecanismos sociales son tan absolutamente torticeros que fagocitan libertades convirtiéndolas en payasos de circo.

Siempre queda la elección personal, la reivindicación de una vida distinta en lo esencial, pero resulta complicado ser cuando nada favorece el desarrollo humano.

El respeto debe ser bidireccional, quid pro quo…algo por algo que dirían los antiguos romanos….nunca podremos respetar aquello que nos aplasta, ni a las personas que nos menosprecian.

Y ante todo me declaro absolutamente beligerante con quién pretende colonizar las ideas, nos queda muy poco de valor en esta sociedad.

El poco o mucho valor de nuestra libertad personal debiera ser un fortín, el miedo a la diferencia nos ata; tenemos miedo a resultar diferentes o distintos al común de los mortales. Y de este modo, propiciamos la colonización hasta de la lista de la compra.

Cada día me sorprende más comprobar como el perro lobo checoslovaco es un hereje, un apóstata biológico; ellos no escogieron ser, y sin embargo lo son por derecho propio.

Se nos fue de las manos , no me cabe la menor duda, hibridar es lo que tiene…..un resultado incierto.

Quisimos un animal resistente, astuto, capaz de perseguir un rastro durante kilómetros, fiero y a la vez leal con su guía, gregario y jerarquizado.

Y obtuvimos la descendencia de Brita, esa loba desaliñada y portadora de un “virus” letal para esta sociedad…….el “virus” de la libertad.

Hoy perdura, en mayor o menor medida, ese estigma social en cada ejemplar de plc; en ellos anida esa libertad primigenia, basada en el aprendizaje durante milenios.

Y por muy burros que nos pongamos, por mucho malabarismo intelectual que pretendamos esgrimir, esa semilla existe.

No gusta, no es políticamente correcta y no tiene cabida en esta sociedad, cada ejemplar es un universo con mil mundos al menos.

Pero cada pequeño mundo, cada rincón de esa vida, mantiene el rescoldo de esa libertad primigenia; podemos respetarla, podemos intentar arrasar con ella…pero lo que nunca podremos es ignorarla.

Como Saramago nunca pretenderé convencer a nadie, resultaría una falta de respeto y una invasión de la inteligencia; pero reivindicaré siempre el derecho a mi propia libertad.

Y en ese derecho observo, convivo con ellos y admiro la suerte de mi elección; me asombra la diferencia de esta raza y me pasma sobremanera su conducta para con el entorno.

Me esfuerzo a diario, doy fe de ello, en limitar las consecuencias de esa libertad primigenia; en intentar adaptar su ser a la gente, a la ciudad, y al día a día.

Y pasan los años y compruebo que, todo nuestro esfuerzo….toda nuestra obsesión, por encajar una pieza redonda en un hueco cuadrado, resulta minúscula al lado de la pertinaz constancia en su ser.

Y he aprendido a respetar algunos comportamientos, aunque la tendencia general sea corregirlos, a intentar diluirlos de la mejor manera en el entorno social.

Encaje de bolillos sin duda, horas de esfuerzo por nuestra parte, pero siempre respetando lo fundamental. 

Aún hoy, tras años conviviendo con ellos, si se encuentran comiendo algo que les apasione…que despierte su instinto….puedo meter la mano en su comida, y lo hago sin problemas, pero lo que sería ridículo es evitar un reflejo condicionado en ambos ejemplares…..siguen gruñendo ligeramente.

Es un pequeño ejemplo, es su manera de comunicar….no es un peligro, no es una amenaza…simplemente son señales y hay que saber leerlas.

Podríamos empecinarnos en erradicar ese comportamiento,  pero por qué voy a intentarlo si ellos respetan mi intrusión y tan sólo emiten un sonido reflejo.

Todo en su justa medida, al menos así lo creo, ni todo es blanco ni tan negro…..y en el plc su ser está lleno de matices.

La identidad de un ser vivo es inherente a su entorno, la identidad de un plc a cómo su dueño sepa convivir con él….. dirigiendo su vida en uno u otro sentido.

Seamos  libres a la hora de escoger, razonablemente libres, pero seamos consecuentes con nuestra elección; nunca olvidemos aquel viejo dicho…”ten cuidado con lo que deseas porque podría hacerse realidad“.

Y la realidad del plc no es otra que la de un animal extraordinario, diferente y ante todo merecedor de respeto.

Colonicemos la estupidez con ideas plagadas de sentimientos…..algún día florecerán.

La absurda etiqueta.

“Los dictadores pueden reformar las leyes; pero no las costumbres”Don Jacinto Benavente y Martínez, premio Nobel de literatura de 1922, escritor, dramaturgo y guionista fallecido en 1954 .

Me pasma sobremanera la actitud dictatorial en cualquier ámbito, me provoca  sencillamente un cabreo supino; la grandeza de nuestra especie, de momento, puede cimentarse en nuestra camaleónica capacidad para convertir lo negro en blanco……y de paso jurar, por la madre que nos parió, que aunque blanco sigue siendo negro.

En esta sociedad, y desde la noche de los tiempos, el derecho consuetudinario ha sido fuente de leyes; es decir….el uso de la costumbre ha forjado las normas de convivencia, siendo que aún hoy en multitud de sociedades prevalece dicha fuente normativa.

Y sin embargo, la costumbre y su propio origen son grandes desconocidas; y oiga no es asunto menor, la costumbre y desde los tiempos de Matusalén ha sido una forma de comportamiento particular, y específico de una comunidad; una seña de identidad nacida de la comunión con el entorno y las influencias adquiridas.

La costumbre nunca fue una etiqueta, o una absurda seña de identidad, y con el paso de los siglos se convirtió en tradición. De algún modo una rémora del pasado y además una reflexión para el presente.

Pero…..ni todas las costumbres son maravillosas, ni toda tradición es encomiable…..vaya por delante.

Un hecho indiscutible es que forjan la memoria colectiva y resultan una seña de identidad.

Y en estas, cual elefante en cacharrería, amanece una costumbre …..convertida en tradición…..que resulta ser la más absurda de las gilipolleces humanas.

La costumbre de etiquetar, sí……la tradición consolidada de etiquetar todo y a todos; de este modo, y en función del siglo y sociedad imperante, personas, animales y cosas han de contar con una etiqueta que los consolide en su entorno……el resto son simplemente parias, en el caso de los seres vivos, o inservibles en el supuesto de las cosas…..todos ellos alejados del bien social imperante.

Somos muy macarras cuando nos lo proponemos, pero sobre todo somos capaces de transformar la naturaleza a nuestra imagen y semejanza; todo ello con una peineta, adornando el hecho, y media sonrisa maléfica.

Y además sin acritud, con un halo de absoluto orden prusiano, etiquetamos bendiciendo y condenando al sujeto pasivo para los restos.

Veamos uno de los ejemplos que más me provoca gastritis crónica, el perro lobo checoslovaco (al igual que las razas reconocidas por la Federación Cinológica Internacional) está sujeto a un estándar….a una etiqueta en definitiva.

Y ojo…..el estándar puede ser muchas cosas, tantas como queramos ver.

Puede ser un documento escrito, y desarrollado durante años, por un grupo de sabios criadores que han cimentado la evolución de una raza; marcando detalladamente morfología y carácter del animal y al objeto de fomentar una raza de trabajo o de “belleza”.

El estándar puede ser por lo tanto el celo más absoluto en criar ejemplares verdes, de no más de 8 kilos de peso, que graznen en lugar de ladrar y que además sólo puedan ser llevados en brazos….¿o no?…..podría ser.

De este modo, el ser humano ha creado verdaderas monstruosidades contra natura; y los ha dotado de un estándar…..

El bulldog inglés es una triste realidad (por poner un ejemplo) y hablo con conocimiento de causa, he convivido 13 años con un maravilloso ejemplar, los cruces y la obsesión por ese estándar han provocado en la raza mil y un problemas de salud, hasta el extremo de que el propio nacimiento de ejemplares resulta complicado si no es con cesárea.

Pero el hombre quiere animales graciosos, llamativos y espléndidamente utilizables…he ahí la clave, he ahí la absurda etiqueta.

Y el estándar se consolida, refuerza y proyecta, en los concursos y exposiciones de “belleza”. Y me perdonarán pero hasta aquí hemos llegado.

Reconozco la necesidad de poder diferenciar lo negro de lo blanco, admito que un galgo no es un mastín y que un podenco no es un ratonero……pero me indigna que, intentemos santificar los cánones de “belleza” por medio de concursos y exposiciones.

Admito la mayor, cada raza es producto de la voluntad del hombre; y como tal queremos que se diferencie del resto de razas, hasta aquí hechos y voluntades….pero plantearé un simple pregunta a los amantes de nuestra raza, una sencilla y simple pregunta.

Todos, en mayor o menor medida, admiramos al lobo…..nos fascina y lo respetamos; si esto es así …¿imaginan ustedes un ring en el que, por ejemplo, sacásemos a concurso a ejemplares de lobo ibérico, de los Cárpatos o de Alaska?…imaginemos que no cuesta dinero, y ahora veamos la realidad de la madre naturaleza.

¿Creen ustedes que un lobo tiene un estándar medible al milímetro? acaso no hay ejemplares negros como el tizón, con orejas cual antenas mientras otros son completamente blancos (viviendo en el mismo entorno) y con pabellones auditivos más pequeños.

Hay lobos ibéricos de un determinado tamaño y morfología, y existen otros distintos en función de su hábitat y desarrollo; la naturaleza no etiqueta…la naturaleza otorga el ser en función del entorno, no de la voluntad caprichosa de perico el de los palotes.

Empeñarnos en reducir las razas a parámetros medibles, de manera milimétrica, puede ser positivo; no lo pondré en duda….ni lo defenderé, ya que habría que cuestionar el juego de dioses que nos ha llevado a la situación actual.

Pero lo que sí pongo, y pondré, en duda es la validez de un ring; determinar si un ejemplar es o no merecedor de reconocimiento o de ostracismo es muy subjetivo.

Tan subjetivo que en multitud de exposiciones he presenciado hechos, refrendados por los asistentes, como  para pedir la baja por enfermedad de dicho “mundillo”.

Eso sí….un EXC 1º CAC CACIB vende mucho, vende demasiado si me lo permiten; refuerza la cadena comercial y consolida la ignorancia del propio SER de la raza.

El tiempo me ha demostrado que quitando la convivencia de dichos eventos, cada vez más problemática por guerras infantiles, el resto no merece la pena.

Estaré equivocado, seguramente, ofenderé a los defensores del sistema…con toda seguridad….pero no pretendo ofender les doy mi palabra; no pretendo otra cosa que defender que 3 horas en el monte, con nuestros ejemplares, valen mucho más que un EXC 1º CAC CACIB en la mejor Expo del mundo.

Y no les pregunten a ellos…..no contestarán, pero si miran a los ejemplares de plc en cualquier concurso….verán que estar están, pero poco más.

En definitiva las etiquetas son el espejo de nuestras voluntades, y la mía nunca será la de medirle el rabo o las orejas a mi plc…en todo caso, disfruto viendo como se agita en medio de un bosque mientras persigue sombras.

Dejaré que los dictadores reformen y hagan sus leyes relativas al plc, me quedo con la costumbre de disfrutar conviviendo con ellos.