La ilusión puede ser entusiasmo o alegría, pero por desgracia en multitud de ocasiones no deja de ser una esperanza que carece de fundamento en la realidad.
Todos sin excepción hemos estado ilusionados con algo o alguien, todos sin duda nos hemos dado de bruces con la realidad. Somos humanos y nunca perfectos, somos en demasiadas ocasiones caprichosos.
Y no pasa nada, el aprendizaje de la vida nos obliga a pagar el peaje de los errores; sufrir las consecuencias es el resultado, cuando las sufrimos en carne propia resulta duro pero necesario.
El problema es distinto cuando las consecuencias alcanzan a otros o a un ser vivo. Podemos ilusionarnos con todo, es necesario el entusiasmo y la alegría, pero no debiéramos dejar de lado la realidad cuando esa ilusión alcanza o implica a un ser vivo.
Hablamos de animales, no de personas que al fin y al cabo pueden reaccionar, tomar decisiones y ser libres en cada momento; la ilusión con un animal debiera incorporar al menos compromiso.
Y no pretendo poner siquiera en un plano de igualdad las desigualdades humanas, las injusticias y el horror…eso es tan evidente que sería estúpido compararlo….hablamos de algo diferente pero también repugnante.
Y el compromiso debe contemplar realidades, esas que en ocasiones olvidamos; la parte menos agradable del deseo.
En esta época vacacional, por desgracia, aparecen en diversos medios de comunicación noticias que me enervan; me sublevan desde lo más hondo, me provocan hastío y vergüenza.
Recientemente se han difundido dos hechos denigrantes relacionados con caballos, abandono hasta la muerte y los supervivientes comiendo tierra.
No lo entiendo, no alcanzo a comprender cómo alguien puede llegar al extremo del abandono; y no dudo que esas personas, en algún momento, tuvieron ilusión.
No es mi intención analizar dichos casos, ni por supuesto juzgar a nadie; mi intención es reflexionar sobre la realidad que acompaña a las ilusiones con los animales.
En concreto extenderla a esta raza, y comprendo perfectamente que nos ilusione; entiendo que es llamativa y bella… provocando atracción a simple vista.
Todo ello son realidades, sin duda, pero creo además firmemente en la obligación de informar ….informar y seguir informando a toda aquella persona que se interese por el perro lobo checoslovaco. Y no desde la sabiduría docta, nunca desde un plano de aparente superioridad o impostura elevada.
Inicié esta serie de artículos precisamente con el único objetivo de poder compartir, experiencias y hechos….mi propia realidad con dos ejemplares de la raza.
Y por ello , aunque sea machaconamente reiterativo, me preocupa que una imagen distorsionada, de esa primera impresión…genere ilusiones carentes de la realidad que conllevan.
El perro lobo checoslovaco no es igual a otras razas, creo que la afirmación es correcta, y las diferencias son tan abrumadoras que pueden provocar verdaderos quebraderos de cabeza, momentos muy complicados y en ocasiones el paso de la ilusión a la desesperación y el rechazo.
No es fácil criarlos, requieren de mucha entrega; precisan de una dedicación, en sus primeros meses de vida, casi total; aportan muchísimo sin duda…. pero también consumen una parte importante de nuestro tiempo, de nuestra paciencia y de nuestra ilusión.
Y esto es necesario explicarlo detalladamente, a todo aquel que se interese por la raza, es una obligación…..lo debiera ser casi por contrato – aunque resulte utópico el mencionarlo – y por el bien común del futuro propietario de su familia y del propio animal.
Las etapas del plc, desde la llegada a casa, son muy marcadas y llenas de altibajos; son de un carácter innato dominante, buscan desde cachorros su “sitio” en el entorno familiar, ponen a prueba nuestras expectativas y nuestros deseos.
Por regla general necesitan una constante repetición de hábitos y conductas, con mucha firmeza pero siempre desde un inmenso cariño….generando un vínculo que les haga sentir parte del entorno al que han llegado.
De manera muy habitual precisan de un proceso cuidadoso con el entorno exterior, integrarse en el mismo no es difícil pero sí requiere de mucha paciencia, repetición y trabajo.
Las relaciones con otros perros son así mismo una parte complicada, el plc aunque sea un cachorro es bruto en su forma de relacionarse, bestia dónde los haya y además dominante.
Los aciertos en la convivencia con un plc son para toda la vida, por desgracia los errores también. Si no estamos preparados, informados al menos, podemos caer en la desesperación y lo que resulta más grave…en el rechazo.
Informarse, contactar con grupos de propietarios, preguntar hasta la saciedad….son herramientas que nos ayudarán a dibujar esa ilusión con el debido marco de su diferente realidad.
Lo contrario…… la precipitación, la auto suficiencia, en definitiva la ignorancia……pueden provocar situaciones que nos lleven a callejones sin otra salida que deshacernos del cachorro.
Hagamos entre todos, propietarios y amantes de la raza, un esfuerzo por informar de manera real, por compartir la grandeza de esta raza no exenta de muchas dificultades.
Que nadie nos quite la ilusión, si somos dueños de la realidad.
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