“He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro”. José de Sousa Saramago, periodista , escritor y dramaturgo portugués Premio Nobel de literatura en 1998, fallecido en 2010.
La línea roja entre la libertad del ser y la esclavitud del parecer resulta extremadamente delgada.
Vivimos en esa cuerda floja, en lo personal y en lo colectivo, en definitiva en todo lo que implica vivir en sociedad; nadie puede permitirse ser otra cosa que aquello que las circunstancias que le rodean le permiten.
Y resulta sospechoso e inquietante cuando alguien se sale de los cánones establecidos.
Todos mantenemos nuestra identidad, única e individual, en la medida que se nos permite; cargados de razones, de argumentos o sentimientos…..o simplemente arrastrados por la marea de la más absoluta idiotez colectiva.
Corren malos tiempos para la lírica, y el poema de Bertolt Brech cobra rabiosa actualidad; resulta complicado ser y mucho más en una sociedad en la que absolutamente todo se basa en el parecer.
Las tendencias son gilipolleces colectivas, las modas elecciones sutilmente forzadas y la costumbre se vuelve tradición envenenado su contenido.
Cualquier elección personal, que rompa esos moldes, es una herejía; los mecanismos sociales son tan absolutamente torticeros que fagocitan libertades convirtiéndolas en payasos de circo.
Siempre queda la elección personal, la reivindicación de una vida distinta en lo esencial, pero resulta complicado ser cuando nada favorece el desarrollo humano.
El respeto debe ser bidireccional, quid pro quo…algo por algo que dirían los antiguos romanos….nunca podremos respetar aquello que nos aplasta, ni a las personas que nos menosprecian.
Y ante todo me declaro absolutamente beligerante con quién pretende colonizar las ideas, nos queda muy poco de valor en esta sociedad.
El poco o mucho valor de nuestra libertad personal debiera ser un fortín, el miedo a la diferencia nos ata; tenemos miedo a resultar diferentes o distintos al común de los mortales. Y de este modo, propiciamos la colonización hasta de la lista de la compra.
Cada día me sorprende más comprobar como el perro lobo checoslovaco es un hereje, un apóstata biológico; ellos no escogieron ser, y sin embargo lo son por derecho propio.
Se nos fue de las manos , no me cabe la menor duda, hibridar es lo que tiene…..un resultado incierto.
Quisimos un animal resistente, astuto, capaz de perseguir un rastro durante kilómetros, fiero y a la vez leal con su guía, gregario y jerarquizado.
Y obtuvimos la descendencia de Brita, esa loba desaliñada y portadora de un “virus” letal para esta sociedad…….el “virus” de la libertad.
Hoy perdura, en mayor o menor medida, ese estigma social en cada ejemplar de plc; en ellos anida esa libertad primigenia, basada en el aprendizaje durante milenios.
Y por muy burros que nos pongamos, por mucho malabarismo intelectual que pretendamos esgrimir, esa semilla existe.
No gusta, no es políticamente correcta y no tiene cabida en esta sociedad, cada ejemplar es un universo con mil mundos al menos.
Pero cada pequeño mundo, cada rincón de esa vida, mantiene el rescoldo de esa libertad primigenia; podemos respetarla, podemos intentar arrasar con ella…pero lo que nunca podremos es ignorarla.
Como Saramago nunca pretenderé convencer a nadie, resultaría una falta de respeto y una invasión de la inteligencia; pero reivindicaré siempre el derecho a mi propia libertad.
Y en ese derecho observo, convivo con ellos y admiro la suerte de mi elección; me asombra la diferencia de esta raza y me pasma sobremanera su conducta para con el entorno.
Me esfuerzo a diario, doy fe de ello, en limitar las consecuencias de esa libertad primigenia; en intentar adaptar su ser a la gente, a la ciudad, y al día a día.
Y pasan los años y compruebo que, todo nuestro esfuerzo….toda nuestra obsesión, por encajar una pieza redonda en un hueco cuadrado, resulta minúscula al lado de la pertinaz constancia en su ser.
Y he aprendido a respetar algunos comportamientos, aunque la tendencia general sea corregirlos, a intentar diluirlos de la mejor manera en el entorno social.
Encaje de bolillos sin duda, horas de esfuerzo por nuestra parte, pero siempre respetando lo fundamental.
Aún hoy, tras años conviviendo con ellos, si se encuentran comiendo algo que les apasione…que despierte su instinto….puedo meter la mano en su comida, y lo hago sin problemas, pero lo que sería ridículo es evitar un reflejo condicionado en ambos ejemplares…..siguen gruñendo ligeramente.
Es un pequeño ejemplo, es su manera de comunicar….no es un peligro, no es una amenaza…simplemente son señales y hay que saber leerlas.
Podríamos empecinarnos en erradicar ese comportamiento, pero por qué voy a intentarlo si ellos respetan mi intrusión y tan sólo emiten un sonido reflejo.
Todo en su justa medida, al menos así lo creo, ni todo es blanco ni tan negro…..y en el plc su ser está lleno de matices.
La identidad de un ser vivo es inherente a su entorno, la identidad de un plc a cómo su dueño sepa convivir con él….. dirigiendo su vida en uno u otro sentido.
Seamos libres a la hora de escoger, razonablemente libres, pero seamos consecuentes con nuestra elección; nunca olvidemos aquel viejo dicho…”ten cuidado con lo que deseas porque podría hacerse realidad“.
Y la realidad del plc no es otra que la de un animal extraordinario, diferente y ante todo merecedor de respeto.
Colonicemos la estupidez con ideas plagadas de sentimientos…..algún día florecerán.