Siempre resulta importante conocer las diferencias entre un macho y una hembra. La elección de uno u otro sexo siempre es una cuestión que obedece a criterios muy diversos, criterios que pueden ser muy claros o estereotipados por corrientes de opinión. Existe la creencia muy extendida sobre el carácter más proclive a los dueños en las hembras de plc, del mismo modo que los machos son más conflictivos y con menos apego al dueño.
Todo lo anterior es muy relativo, tanto como el proceso previo de selección (progenitores) y posterior socialización que haya vivido el cachorro…sea macho o hembra. Por lo tanto partimos de un premisa que ciertamente resultará inmutable en todos los casos, se trate de una hembra o de un macho; dependerá en una parte importante de la selección que haya realizado el criador, fase inicial en la que partirá normalmente de una hembra reproductora con una carácter determinado y de un macho con unas características concretas.
El criador puede buscar un determinado estándar de belleza, puede buscar además un equilibrio entre dicho estándar y el carácter de ambos reproductores o por el contrario puede quedarse simplemente en uno de ambos casos. Pero lo cierto es que el resultado final, en una camada, no es una ciencia exacta en la que tras un adecuado proceso de selección, todos los cachorros tendrán características similares de carácter y conducta. Hay que ser muy claros en cuanto a que la propia naturaleza, al margen de la intervención del criador, modela a los individuos en ocasiones de manera muy distinta.
Visto lo anterior existen diferencias notables, que se suman a todo el proceso señalado, entre machos y hembras de plc; las hembras tendrán un celo que resulta, en ocasiones, muy duradero (en el caso de nuestra hembra 32 días) pueden entrar en celo en los primeros meses antes del año o incluso inhibir el celo (por muy diversas razones) hasta los dos años o más.
Por norma general tendrán un celo al año, al igual que las hembras de lobo, aunque cada ejemplar sigue siendo un mundo y el propio celo dependerá de multitud de estímulos externos. De nuevo nos encontramos ante similitudes con el mundo del lobo, si la hembra convive con otros ejemplares el celo dependerá de su posición en la “manada” o de su voluntad de elección. Por lo tanto no existe una regla general que se cumpla de manera mecánica. Pero el celo sí es un condicionante que transforma el carácter de la hembra antes, durante y después del mismo.
Esta será una diferencia objetiva, que cada hembra desarrollará de una manera concreta; pero en todo caso viviremos estas etapas con todo lo que conllevan. Sin entrar en detalles supone una diferencia notable. El celo será por lo tanto la primera diferencia objetiva. La madurez de un ejemplar de plc se puede dar, aproximadamente, en torno a los dos años; en el caso de las hembras tras pasar el primer celo. La transformación que se produce en el comportamiento de la hembra, tras pasar su primer celo, resulta sorprendente (al menos en el caso de nuestra hembra) su carácter se asienta, resulta mucho más tranquila despareciendo incluso su pertinaz voracidad con cualquier objeto de la casa, su seguridad y fortaleza le hacen “medirse” con otros ejemplares en lo que considero la etapa de la “provocación adolescente”. En definitiva aspectos positivos y aspectos negativos que no pueden generalizarse.
Por otro lado, la propia naturaleza ha dotado a las hembras de un claro instinto de supervivencia y continuación de la especie; este aspecto genético las convierte en observadoras, muy inteligentes y sobre todo algo que en mi caso personal me ha sorprendido desde los primeros meses de vida….la astucia….entendida cómo la capacidad de planificar cualquier acción de manera muy detallada, desde abrir una simple puerta, pasando por estudiar un elemento extraño como un grifo y lograr abrirlo, continuando por ser capaz de acceder a cualquier punto de la casa tras estudiar cómo hacerlo. Pequeños detalles que denotan una extremada capacidad reflexiva.
El apego de la hembra a sus dueños lo considero un mito relativo, en el caso de los plcs y por su carácter gregario se puede dar el mismo apego en una hembra que en un macho hacia el o los dominantes de su entorno. Por lo tanto destacaría en las hembra el periodo del celo y su acusada astucia como elementos diferenciadores. Su tamaño y peso, por regla general, puede rondar entorno a los 62/65 centímetros en la cruz y un peso aproximado de unos 25/30 kilos.
El macho, siempre por norma general y sin estereotipos, resulta mucho más primario e instintivo; desde cachorro sus juegos y acciones irán encaminadas a buscar una “posición” en su entorno. Del mismo modo, en su relación exterior con otros animales destacará un aspecto crucial…la dominancia….sin obviar que puede darse sin duda en las hembras….pero en todo caso es una característica común sobre todo en ejemplares maduros y adultos.
La dominancia es además un ritual muy marcado en el plc, ritual de pelo erizado desde la cola a la cabeza, hocico levantado de manera exagerada mostrando incisivos y un repertorio de gruñidos y sonidos guturales. Ritual que, en la mayoría de los casos, no llega a ser un enfrentamiento directo pero que impresiona de manera impactante cuando se observa por primera vez.
De todos los machos que conozco, y son muy diversos y diferentes, el único denominador común que he podido encontrar es la referida dominancia o continuo intento de buscar un “sitio” en relación a otros ejemplares o animales.
En el periodo de la madurez del macho, entre los dos años aproximadamente, se puede producir la “provocación adolescente” al igual que en las hembras; se sienten fuertes y seguros y buscan “medirse” con otros animales. A esta diferencia, relativamente objetiva, hay que añadir su mayor tamaño que implica por supuesto un mayor esfuerzo a la hora de encontrarnos con ejemplares que sean proclives a “tirar” mucho de la correa. Los machos, por regla general, pueden alcanzar y llegar a superar los 70 centímetros en la cruz llegando a los 35/40 kilos de peso o más.
En definitiva, e intentando alejarnos de cualquier mito, la raza del plc es por si misma una raza fuerte, de trabajo, con necesidades especiales de atención y ejercicio y con las características propias que perviven desde su creación; machos y hembras son diferentes en función de su propia naturaleza y el rol con que la misma los ha dotado.
Optar por uno u otro dependerá de qué queramos experimentar y vivir con ellos…..las hembras nos aportarán una astucia desmedida y una gran capacidad de observación, el inconveniente del celo y una gran lealtad. Los machos son “brutos” muy nobles y proclives a la dominancia. No existe el blanco o negro en la elección….la gama de colores es tan amplia como todos los factores indicados que nos pueden dar un ejemplar con características muy diferentes y desde luego no en función del sexo escogido. Son mundos diferentes, desde luego, y no ceñidos a ningún mito …..en todo caso ceñidos a esa parte del mundo natural del que provienen.
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