“¡Oh, libertad gran tesoro! porque no hay buena prisión, aunque fuese en grillos de oro”. Félix Lope de Vega y Carpio, poeta y dramaturgo del denominado Siglo de Oro y maestro indiscutible de la literatura universal.
Si se me permite, como si no, hoy me subleva la estulticia mercantil de quienes usan, utilizan y sacan provecho económico de la naturaleza salvaje.
Y todos somos cooperadores necesarios, en ese circo cruel en el que los animales son expuestos cual mono de feria.
La libertad natural nunca es un derecho, simplemente es un hecho palmario cual sol que de momento nos alumbra; somos obsesivos compulsivos a la hora de tocar los bemoles a la propia naturaleza.
En aras del estudio científico acosamos, marcamos y colocamos collares electrónicos a cualquier animal que se nos escape al control exhaustivo de nuestro omnipresente poderío, encerramos en zoológicos a cualquier especie llamativa, acotamos extensiones de terreno y las denominamos “reservas” naturales….. y ya el colmo de la hipocresía, la mala leche y el más puro negocio es cuando se crean los llamados “Parques de la naturaleza“.
Parques de la vergüenza más bien, monumentos vivos del confinamiento de oro en campos de concentración; especies que ni son de la zona ni pintan más en el lugar que un Cristo con dos pistolas en una barra americana.
Y no, no estoy siendo extremista ni tan siquiera alarmista; somos así de cachondos y magnánimos, si los elefantes están a miles de kilómetros de nuestra tierra pues nos traemos unos cuantos y los ponemos a pastar cual rebaño de ovejas lachas, si los leones nos pillan lejos pues nada hombre …se traen hacia el norte, se encierran en una parcelita y ya tenemos el negocio montado.
Qué más da que nunca se puedan aclimatar, que diablos nos importa si de ese confinamiento nacen conductas autodestructivas…lo que importa es el tirón comercial, lo que importa es arrebatar a la madre naturaleza un trozo y ponerlo a producir.
Dejad que los niños se acerquen a mi……reclamo inmoral de este tipo de campos de concentración, en los que el argumento es acercar la naturaleza a la tierna infancia; pues verán ustedes si quieren crear conciencia en las nuevas generaciones, si lo que desean es fomentar que un niño de hoy sepa que una gallina no viene de la bandeja del supermercado…..sean ustedes un poco más sensatos, un pelín más conscientes.
Porque ustedes, los magnates de ese turismo ecológico modernista y socialmente aceptado, son capaces de enjaular al mismísimo Yeti si se confirmase su existencia, de pasear en un circo ambulante a Belcebú y de meter en un zoo al vecino del quinto si diese juego.
Señores, si quieren educar en valores…si lo que realmente desean es fomentar el respeto hacia la naturaleza….no hace falta meter a una orca en una piscina, no es necesario sacar a un oso polar del hemisferio norte y meterlo en un frigorífico en Tanzania.
No será mucho más educativo, me pregunto, fomentar el respeto cercano, educar en el conocimiento de las propias especies autóctonas y globalizar el conocimiento sin tener que cortar los continentes y sus especies para llevar trocitos a cada pueblo y rincón del planeta.
Pero el negocio mercantilista sigue siendo el brebaje que envenena cualquier deseo humano, y somos tan estúpidos y engreídos que, además, cuando nuestro proceder genera conflictos, en los ejemplares que enjaulamos, hemos inventado la palabra mágica……SACRIFICIO.
Metemos a una manada de lobos en un campito extenso, que nadie lo dude ya que 5230 metros cuadrados son una jaula de oro, y cuando la naturaleza impone sus reglas…..cuando de ese confinamiento nacen los problemas…entonces tiro en la nuca y a seguir con la juerga.
Pero no se pasmen ustedes, no…..encima cuando la indignación general vierte críticas, sobre esa masacre, esta banda de mercachifles saca una nota de prensa justificando lo que han dado en llamar SACRIFICO en pos de la viabilidad de la especie.
Y qué quieren que les diga, tras leerme detenidamente el comunicado mi capacidad de asombro ya es ilimitada; resulta que metemos en un cercado a una manada de lobos, dejamos que la naturaleza obre y se reproduzcan, cuando nacen los conflictos por ese espacio reducido, les metemos cuatro tiros… a una parte de la manada…. y paz y gloria…..viabilidad de la especie.
La única viabilidad de la especie, de nuestra especie humana, pasaría por destinar, a ese grupo sesudo de seudocientíficos y mercachifles, a roturar campos en barbecho con un yugo y su propio esfuerzo….probablemente el daño sería mucho menor.
Pero la cuestión no es el hecho deleznable del exterminio de ese grupo de lobos, la cuestión real es cómo permitimos que en nombre de falsas intenciones educativas se siga comerciando con la naturaleza, sigamos poniendo puertas al campo y cobrando hasta por respirar.
Los circos son penosamente crueles, al menos con los animales, las jaulas son la vergüenza de nuestra especie, y aunque las disfracemos de 5000 metros cuadrados las reservas para turistas son lo que son….una vergüenza mantenida por nuestro propio dinero.
Si destinásemos ese dinero a planes sensatos de protección otro gallo nos cantaría, pero esta es la realidad; este es nuestro país y estas nuestras leyes.
Desde estas líneas, mi más absoluta repulsa al exterminio de ese grupo de lobos adultos; mi más triste compasión por nuestra especie que una vez más demuestra merecer el título “honoris causa” ……al mayor depredador del planeta.
Es un gran tesoro la libertad, sin duda, y como sentenció Lope de Vega…..grillos ni de oro.
Una vez más nuestros lobos, esa increíble especie, se convierten en un capricho, un negocio y a la postre, y por desgracia, en el blanco de nuestra propia incompetencia……sobran jaulas de oro, o “parches” de la naturaleza, y falta mucho sentido común.
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