“Todos los cerebros del mundo son impotentes contra cualquier estupidez que esté de moda”. Jean de la Fontaine, fabulista y contemporáneo de Molière.
En ocasiones la estupidez pone de moda una tendencia, un capricho banal o cualquier otra ridícula apetencia. Podremos mirar de reojo la irrisoria ocurrencia, o ponernos de medio lado ante la puñetera tontería.
Pero en ocasiones, en largos periodos de la historia de la humanidad, es la propia estupidez la que está de moda; ciclo mecánico y repetitivo de nuestras más profundas capacidades para convertir todo aquello que abarcamos en un mar de lágrimas.
Que esta sociedad se encuentra enferma es un hecho, quizás estemos agotando un ciclo y toque cambiar de tercio por bemoles; nadie es profeta ni en su tierra ni en casa del vecino del cuarto.
Pero la estupidez colectiva es un motor, que mueve voluntades y aplana traseros en cómodos sillones; y para detectar lo anterior no hace falta ni ser profeta ni estar iluminado por la sabiduría más sesuda.
En muchos ámbitos resulta tan evidente que ya es insoportable tanta gilipollez, y perdonen el tono y la estridencia, pero cuando de un comportamiento arraigado nace un daño de los llamados “colaterales” se me enciende hasta la fecha de nacimiento.
Recientemente he leído un anuncio, en una página de las más solicitadas en internet, cuyo encabezamiento y contenido es para enmarcar; el anuncio reza así “Cambio loba checa por Iphone”…….y no queda ahí la cosa, el sujeto o sujeta continúa explicando que lo hará siempre que el dispositivo de marras sea el 6 plus 32 gb…vamos que cuidadín con ofertas de menor rango.
Con todos mis respetos al autor o autora, considerando que cada uno es libre de ejercer sus capacidades y de exhibirlas en plaza pública, no entraré ni a juzgar ni a denostar o alabar la acción.
Simplemente intentaré contar hasta cien, cuando menos, antes de pensar si esto es una moda estúpida o la estupidez está de moda; tras respirar profundamente me asalta una duda, ¿qué estamos haciendo tan mal con esta raza para que sigamos jugando al escondite y a las medias verdades?.
No lo se, realmente mi capacidad de asombro es ilimitada; sin embargo sí conozco carencias y necesidades evidentes.
Todos, y cuando digo todos me refiero a criadores, propietarios y sus respectivas asociaciones, somos responsables del momento que está viviendo el perro lobo checoslovaco en nuestro país.
Sin duda tenemos una responsabilidad, y no es la de vivir aislados con nuestros ejemplares – sin importarnos un pimiento lo que suceda más allá de nuestro entorno – tenemos la responsabilidad de velar por ellos.
Velar y no poner cirios a la Virgen de los desamparados o enzarzarnos en luchas intestinas del tú más y yo menos, velar implica informar, mostrar la realidad, enseñar el lado bueno y el menos agradable de la convivencia con un plc; velar significa proteger de las gilipolleces, prevenir los desastres y ahuyentar las modas y estupideces.
Y soy consciente de la utopía, faltaría más, soy consciente de los intereses bastardos que en ocasiones dirigen la proliferación de esta raza.
Por supuesto nos queda el derecho al pataleo, el noble ejercicio de mentar a la madre de to quisqui…para seguir igual, para continuar en un bucle dramático que nos lleva irremediablemente al desastre.
Personalmente no alcanzo a entender por qué extraña razón no somos capaces de aunar fuerzas, qué diablos impide de una vez por todas dar un puñetazo, encima de esta mesa de carnicero, y poner un poco de cordura; tan sólo un poco.
Mientras tanto seguimos disertando sobre el sexo de los ángeles, jugamos a mostrar nuestros ingentes conocimientos sobre la raza, sobre genética, etología y si me apuran sobre la madre que parió a la loba Brita.
Mientras tanto miren el panorama, observen detenidamente la ingente cantidad de “fracasos” con propietarios que se deshacen de un plc cual si fuese un pato de escayola y reflexionemos todos sin excepción.
Repetiré hasta la extenuación que no es fácil, pero me niego a creer que sea imposible…y en todo caso es nuestra obligación.
Predicar si es necesario en el desierto del egocentrismo y los intereses materiales, algo quedará, algo removeremos en la conciencia individual y colectiva de todos aquellos que nos llenamos la boca con el “amor hacia la raza”.
Hechos, y no palabras, son tan necesarios hoy y aquí que, en caso contrario, estamos condenando a esta raza a servir de capricho pasajero a las modas petulantes e irresponsables; hechos aunando esfuerzos, conocimientos, capacidades y voluntad.
Si las modas estúpidas nos asolan no se trata de un fenómeno pasajero, es un claro reflejo de que la propia estupidez impera cual caballo desbocado; o ponemos remedio, o esta raza saldrá por patas….no me cabe la menor duda.
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