Ser gregario no implica ser sumiso con relación al grupo al que se pertenece. Del ser humano se suele afirmar que no es absolutamente gregario ni totalmente solitario.
En el mundo animal el gregarismo – o tendencia natural a agruparse en manadas – busca un claro objetivo…..la supervivencia aunando esfuerzos, capacidades y fortalezas. La supervivencia, es decir la lucha diaria en el entorno para sobrevivir al mismo. Ni pretendo – ni puedo – establecer un tratado de etología animal; tan sólo recordar cuestiones muy básicas, y que considero de relevante importancia para comprender al perro lobo checoslovaco.
El perro lobo checoslovaco es altamente gregario, a extremos que personalmente nunca he observado en otras razas. Precisa y necesita de una “manada” en la que integrarse, ocupar un sitio y asumir un papel dentro de ella. Y la propia naturaleza del cachorro le hace comportarse según su instinto y carácter, se comporta y observa la reacción de su entorno.
En absoluto estamos descubriendo algo que no se de en otras razas, pero en el plc creo que resulta mucho más acentuado. Es importante indicar que el cachorro se comporta, actúa… es sujeto activo de sus actos y estos pueden estar condicionados por otras circunstancias.
El vínculo, con cualquier animal que conviva con el hombre, se establece en primer lugar cubriendo sus necesidades básicas (alimentación y paseos diarios en el caso de los perros); una fase más avanzada – y que genera un vínculo mucho más fuerte – sería cualquier actividad constante, regular y que motive al animal a un trabajo gratificante acorde con sus capacidades.
Como animal de trabajo, activo e incansable, el perro lobo checoslovaco es muy proclive a generar vínculos muy fuertes; actividades que van desde las largas caminatas por el monte o el campo – explorando y descubriendo – pasando por actividades disciplinadas como el canicross o la búsqueda, e incluso el agility, generan un sólido vínculo que sumado al básico pueden aportar una muy estrecha relación con el animal.
Pero lo más habitual, en la gran mayoría de los casos, es que nuestro vínculo se establezca con las necesidades básicas; el cachorro de plc -siempre por regla general – buscará desde el primer momento su lugar y rol en su nuevo entorno.
Entendiendo que su experiencia en el ámbito de la camada – y en sus primeras 8 semanas de vida – ha podido forjar, y de hecho forja, su papel en función de muchos aspectos que aunque externos condicionan y potencian su rol.
La experiencia personal me demuestra que, un cachorro que ha tenido que “pelear” por la comida (camadas muy numerosas dónde los criadores establecen la alimentación sólida como un sistema colectivo y no individualizado) desarrolla muy tempranamente actitudes dominantes o sumisas. Ansiedad a la hora de comer, defensa a ultranza del plato con gruñidos; son características propias de estos casos.
Si un animal ha tenido que “pelear” por la comida, y como consecuencia su fuerza y alarde le han dado resultados……llegará a casa con el mismo criterio. Su rol será dominante no sólo con la comida, lo será en casi todos los aspectos …… juguetes y actitudes; “defenderá” lo que considera “suyo” con su instinto sumado al aprendizaje obtenido.
Nuestra labor en estos casos debe ser muy paciente, nada alarmista y sobre todo muy metódica. El objetivo no es otro que mostrarle que somos nosotros los que le proveemos de comida, que no debe competir por ella y mucho menos con nosotros, en cada toma debemos intentar que sea paciente, que aprenda a esperar – la orden de sentado resulta muy sencilla y da buenos resultados – el trabajo es diario y metódico, la meta que sea capaz de esperar sentado frente al plato hasta nuestra orden.
Logrado el objetivo, el siguiente paso es poder manipularle a él y a la comida sin que se produzcan gruñidos o reacciones de “defensa”; para ello retiraremos la comida las veces que sean necesarias hasta observar señales progresivas de calma. Lo anterior no se logra en un día ni en dos….pero puedo asegurar que se consigue.
Ni soy adiestrador, ni puedo aportar un método distinto al que me ha dado buenos resultados; paciencia, estado anímico de calma, repetición y repetir el ciclo.
Con los “juguetes” sucede algo muy parecido – en aquellos ejemplares con tendencia a tener fijación con determinados objetos – nuestro objetivo es mostrarle que la posesión no se le admite, que es mucho mejor “compartir” y jugar con nosotros que “acaparar” de manera individual en un rincón gruñendo cuando nos acercamos.
El “método” será muy similar, debemos poder manipularle a él y al objeto sin que se produzcan reacciones “defensivas”. Retirarle el objeto ante cualquier gruñido o señal de “defensa”, calmarlo y repetir el ciclo……por supuesto todo ello con mucha calma y firmeza.
En ambos supuestos, comida y objetos, estamos estableciendo nuestro rol con respecto al cachorro; le estamos dando su “lugar” y estamos forjando nuestro necesario liderazgo. No le estamos condicionando a ser un animal sumiso, o al menos así lo considero, simplemente le acotamos su sitio dentro del grupo familiar.
Por supuesto que existen muchísimas más circunstancias, en las etapas de desarrollo del plc, que condicionan su lugar en nuestro entorno; pero he querido simplemente puntualizar dos aspectos, muy básicos , que se pueden presentar con un cachorro dominante y fuerte.
Un buen vínculo, sumado a un buen liderazgo por nuestra parte, establece el punto de partida de un trabajo regular; cada etapa en la vida de un plc nos descubrirá que si la base establecida fue al menos adecuada…el resto será cuestión de paciencia, paciencia…..y mucha dedicación.
P.S.
Gracias de nuevo a Andoni, el dueño de Akru y hermano de Leah, por la fotografía que encabeza este artículo en la que aparecen ambos hermanos en la localidad cántabra de Mioño.
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